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COLUMNISTAS


Migración, capacitación laboral y desarrollo

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 08 mayo, 2023


Incluyendo la llegada de nuestros antepasados indígenas nuestra geografía ha sido tierra de migrantes. Ha sido lugar de encuentro de culturas donde se dieron la mano las costumbres mayas y aztecas con las tradiciones de los pobladores de Suramérica.

En la vida republicana nos han enriquecido las migraciones de europeos, asiáticos, caribe-africanos, estadounidenses y hermanos latinoamericanos.

En las últimas décadas somos más país de inmigrantes que país de emigrantes, somos un caso extraño en nuestra Mesoamérica.

Por eso nos debe interesar de manera especial el tema migratorio. Además, porque vivimos importantes flujos migratorios y porque con la bajísima tasa de fertilidad que ya tenemos, en el futuro será aún más importante beneficiarnos con la entrada de migrantes.

Los Informes sobre Desarrollo Mundial son elaboración de conocimientos y datos básicos para el desarrollo que el Banco Mundial produce cada año sobre un tema al que da especial importancia. Este año lo dedicó a “Migrantes, refugiados, sociedades”.

Se basa en comparar la idea de trabajos que se emparejan mucho o poco tomados de la economía del trabajo, y la condición legal de los migrantes en cuanto a la libertad de los países de aceptarlos o no, determinada por el derecho internacional.

Se da mucho emparejamiento cuando la capacidad laboral de los migrantes tiene fuerte demanda en el país receptor. Esto determina clara situación de ganar ganar para país de origen y para país receptor.

No hay derecho a negar el ingreso a los refugiados, y a personas en condiciones similares.

El Informe analiza la situación actual de los movimientos migratorios de acuerdo con las cuatro combinaciones de buen y pobre emparejamiento con libertad y obligación de recibo, y hace recomendaciones para cada una a países de origen y a los receptores. Su principal conclusión es que las políticas migratorias mejoradas pueden ayudar a impulsar la prosperidad en todos los países.

Costa Rica tiene inmigración de personas que calzan en las cuatro categorías. Refugiados que tienen capacidades laborales que son apetecidas por el mercado local, y otros que no los tienen. Migrantes por razones económicas que por su capacitación laboral compiten con trabajadores costarricenses en las categorías de oferta laboral donde hay mayor desempleo (mal emparejamiento) y otros que son altamente demandados por la demanda local de empleo.

Con respecto a la inmigración de refugiados perseguidos por razones políticas en sus países, lo que nos corresponde es pedir el apoyo financiero de la comunidad internacional para procesar sus solicitudes. Para las personas que ingresan en esa condición y tienen un buen emparejamiento con el mercado laboral costarricense lo urgente es que se incorporen al trabajo. Para quienes tienen un mal emparejamiento lo que deberíamos solicitar es financiamiento concesional y de muy largo plazo para programas que los capaciten para mejorar ese emparejamiento. Esto es conveniente para los migrantes refugiados en esas condiciones, y para los trabajadores locales para quienes también se deben ofrecer estos programas de recapacitación laboral. De lo contrario ese ingreso de migrantes deprimirá sus salarios.

En cuanto a la migración por razones económicas se debe facilitar el ingreso de quienes hagan un buen emparejamiento con el mercado laboral local. Rápidamente podemos concluir que nos beneficia el ingreso de personas con habilidades en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y con habilidades blandas favorables al desarrollo de servicios con alta demanda.

¿Cómo afirmo eso si en los tres años que van del último mes antes de la covid-19 (febrero de 2020) al pasado mes de febrero se ha perdido más de 84.000 puestos de trabajo? Si la relación de empleo con la población se hubiera mantenido, la cantidad de puestos perdidos dado el crecimiento poblacional es de más de 173.000.

Lo afirmo porque si tenemos más personas con esas condiciones de buen emparejamiento laboral trabajando, se generaría más empleos para mujeres, jóvenes, personas con menos educación que son los sectores en que se han perdido la mayor parte de esas ocupaciones. Lo razono.

En los últimos años el dinamismo de la economía ha estado muy sesgado en favor de los regímenes comerciales especiales, como las zonas francas. De febrero de 2020 a febrero de 2023 el IMAE de estos regímenes ha crecido a una tasa promedio anual de 17,2% mientras el del régimen definitivo solo ha aumentado un 1,1% anual. Esto determina un cambio significativo en la estructura productiva del país, donde el PIB generado en los regímenes especiales puede haber pasado de ser del orden del 10% del total, a significar un 15%.

Este sector de la economía podría crecer aún más si tuviera el personal requerido.

En la producción no todos los recursos productivos compiten entre sí para ver cual se emplea. NO. Hay recursos que son complementarios. Recuerdo el ejemplo de Douglas Irwin sobre la diferencia de ingresos de un cirujano en Nueva York y en una aldea en India. El de Nueva york podía trabajar con asistentes y equipos que hacían que el valor de su trabajo fuera mucho mayor. Recuerdo también la participación en Costa Rica de Ricardo Hausmann sobre los problemas para el crecimiento de algunas empresas en México por falta de personal calificado. El resultado es que si pudiéramos contar con más personas con las condiciones requeridas por las empresas en zonas francas podríamos aprovechar aún más el “nearshoring” o sea nuestra cercanía a los EEUU para atraer más empresas. Eso generaría directamente otros puestos de trabajo para personas con menos calificaciones laborales, que son demandadas porque se han podido establecer las empresas adicionales gracias a que se tornan factibles por la mano de obra calificada que ha inmigrado. Además, se originarían trabajos indirectos por el aumento en el consumo generado por los nuevos empleos, así como por el aumento de producción de los suplidores locales.

Tenemos tres décadas de discurrir y tomar algunas medidas para expandir el conocimiento del inglés por el beneficio que eso genera a la empleabilidad y a los salarios de las personas que lo hablan. Pero el progreso es muy lento porque carecemos de los maestros. ¡Cuánto más rápido podríamos beneficiar a los estudiantes si facilitásemos la migración de maestros retirados del Caribe que hablan inglés!

Una política migratoria que alentara esos cambios tendría importante impacto en apoyo a los hogares pobres, disminuiría la desigualdad y daría impulso a nuestro crecimiento.

Claro está, como decimos los economistas, ceteris paribus. O sea, siempre que el resto de las cosas sean iguales.

Con los acontecimientos de la semana pasada eso quiere decir que los buenos resultados de una política migratoria de este tipo se darían siempre que la capacidad de atraer inversiones no se vea afectada por la ruptura del triángulo COMEX-CINDE-PROCOMER que tanto bien le ha hecho al país.

Por eso me hago las siguientes preguntas: ¿Cómo será la relación de COMEX-PROCOMER con CINDE? ¿Cómo se coordinarán las acciones? ¿Se va a perder un 27% de los recursos que hoy se dedican a la atracción de inversión externa y que provienen de los fondos de CINDE? ¿Qué va a pasar con el personal y los conocimientos desarrollados por CINDE en estas tareas en que ha sido catalogada como la mejor del mundo?

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