Mercado eléctrico: Cómo conseguir las mejores tarifas al menor impacto ambiental posible
Edgardo Araya [email protected] | Lunes 05 junio, 2017
Nuestro país tiene características que han moldeado la forma en que se desarrolla el mercado eléctrico, que siempre ha venido acompañado por un sentimiento nacional de proteger aquellos recursos que nos hacen únicos en el concierto de las naciones.
A mediados de la década de 1990, un grupo de empresarios cercanos a José María Figueres quería hacer negocios con la cogeneración eléctrica. Esa experiencia ha sido bastante desastrosa, primero porque estos proyectos se construyen a filo de agua, por ende, resuelven algo en la época lluviosa, pero nada en el verano, a costa de un impacto ambiental sumamente negativo en nuestros ríos, además el ICE debe comprarles la energía obligatoriamente aunque no la necesite, encareciendo las tarifas.
Es claro que un pequeño grupo de empresarios quiere hacer negocio con la generación de electricidad, pero lo cierto es que lo mejor para el empresariado nacional es que una empresa estatal eficiente, les venda la energía a precio costo. El empresariado nacional que ganó la guerra civil en 1948 lo tenía claro y por eso impulsó la creación del ICE.
Lo que sí debe garantizar el gobierno, es que el ICE se maneje de forma eficiente, que la corrupción no se traslade a las tarifas de energía. En ese sentido y desde la Comisión de Control de Ingreso y Gasto, el Frente Amplio ha impulsado la búsqueda de créditos internacionales que liquiden los fideicomisos y que pasen a manos del ICE. Según la Intendencia de Energía de la ARESEP, esta medida podría rebajar el precio de la energía hasta en un 14%, una acción sumamente necesaria tanto para el usuario residencial como para el sector productivo.
Es cierto que otros países centroamericanos tienen precios más bajos, eso es producto de subsidios al combustible, ya que su matriz energética tiene una importante cuota de producción de energía por la quema de combustibles fósiles, algo que se aleja de las energías limpias a las cuales le ha apostado nuestro país y por lo cual goza de un gran prestigio internacional.
No caigamos más en el error de enfocar el tema energético únicamente desde la satisfacción de una demanda creciente. Eso es insostenible. Debemos apostar por la ecoeficiencia y el ahorro energético; si no, no haremos la diferencia real.
Finalmente, el ICE junto con RECOPE, MICITT y CONARE se tienen que convertir en nuestras puntas de lanza en investigación y desarrollo en energías renovables no convencionales, creando un fondo con recursos accesibles al sector público y privado.
Esa es la ruta que debemos seguir si queremos realmente garantizar que nuestra Casa Común, Nuestra Madre Tierra, siga existiendo para las generaciones que aún no han nacido.