Megan Rapinoe, la jugadora que confrontó a Trump y defiende al colectivo LGBTI
Walter Herrera [email protected] | Miércoles 03 julio, 2019
Megan Rapinoe, de 33 años, se convirtió en una figura del Mundial de Fútbol Femenino en Francia por su accionar dentro y fuera de las canchas.
En este Mundial de las reivindicaciones, Estados Unidos fue el único equipo no europeo que logró meterse en las semifinales.
Se trata de un país donde la historia grande del fútbol la escriben las mujeres.
Megan Rapinoe es una de las rebeldes de una selección que propone un fútbol subverso afuera de la cancha; un juego lleno de compromiso y de defensa de derechos, en el que la pelota aparece como un elemento más para una transformación social más grande que las tres Copas del Mundo que esta selección ya ganó.
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En el Parque de los Príncipes, con un calor que azota a Europa y que genera incomodidad en cada una de las 45.700 personas que estuvieron allí, Rapinoe jugó ante Francia su propio partido, donde anotó los dos goles que dejaron sin copa a las locales.
En la semana ha dicho una frase que recorrió el mundo.
Cuando le preguntaron si iría a la Casa Blanca a visitar al presidente Donald Trump en caso de ganar la Copa, respondió: “No voy a ir a la maldita Casa Blanca”.
También dijo en los micrófonos de medios ingleses que “un equipo no puede ganar sin homosexuales, es ciencia”.
La futbolista constituye un símbolo que trasciende el deporte.
“Soy una protesta andante”, dijo en una entrevista anteriormente.
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Lesbiana, defensora de los derechos de la comunidad LGBT, la delantera no entona el himno de su país.
En sus vitrinas figuran trofeos tan importantes como el Mundial de 2015, una medalla de oro olímpica en 2012 y varios títulos ligueros, entre ellos uno con el Olympique de Lyon, donde jugó una temporada.
Para rematarlo, su pareja no es otra que Sue Bird, un auténtico mito del baloncesto femenino y una figura de la WNBA, de la que ha sido cuatro veces campeona y ocho veces All-Star.
Rapinoe es todo un referente, y ha recibido el apoyo de compañeras de selección como Alex Morgan y Carli Lloyd.
Su lucha continúa dentro y fuera del terreno de juego por erradicar la discriminación y nada ni nadie le hará callar.