Más sombras que luces
Arnoldo Mora [email protected] | Martes 20 noviembre, 2007
Se acerca el más hermoso periodo del año: la temporada navideña y, con ello, calles, centros comerciales y hogares de Costa Rica se adornan con luces, como queriendo sustituir los ciclos de la Naturaleza. Por estos días, en efecto, en el hemisferio Norte las horas de oscuridad empiezan a prolongarse. Quizás por eso y recordando las luces que guiaron a pastores y reyes magos, nuestras tradiciones populares celebran la Navidad con guirnaldas de luces. Ni lerdo ni perezoso, el régimen que actualmente (des)gobierna Tiquicia ha querido adornar su gestión, que ya se acerca a su medio periodo, con las luces (¿fatuas?) de una pretendida bonanza económica y logros en el campo social. Como es habitual, estos supuestos avances en el campo económico y social se han convertido en el tema obligado de la propaganda oficial de las últimas semanas.
Sin embargo, como en las fiestas de Zapote, creo que aquí estamos ante unos fuegos de artificio, tras de los cuales se oculta una realidad no tan deslumbrante. Si leemos el último Informe de la Nación, nos damos cuenta de que ha aumentado, como nunca en la historia de este país que queremos, como dice el Himno Nacional, que sea un remanso donde “vivan siempre el trabajo y la paz”, la más brutal delincuencia.
El país vive bajo una doble zozobra: la del presente y la del futuro. La del presente es la que proviene de lo que eufemísticamente se llama “inseguridad ciudadana” y que no es más que una especie de guerra civil que ha convertido el territorio nacional en un campo de concentración, en donde nuestros hogares no son más que cárceles y las calles rezuman sangre y terror. La zozobra frente al futuro tiene que ver con la economía, como ya lo ha señalado el presidente del Banco Central. Don Francisco de Paula ha dicho que en el cielo se ciernen tenebrosos nubarrones provenientes del Norte. La economía norteamericana hace agua y las tímidas medidas de un mal disimulado neokeynesianismo, tanto de Greenspan ayer como de Bernanke hoy, no han podido disipar los temores ante la incómoda presencia de un fantasma que recorre la economía mundial: el fantasma de 1929. ¿Será Hillary la nueva Franklin D. Roosevelt que venga a poner punto final a los demenciales dogmas neoliberales, que han vuelto a socavar los cimientos mismos de la economía mundial y que hoy la crisis del petróleo no ha hecho sino acrecentar?
Todavía falta más de un año para que, con la bendición de un angustiado Wall Street, la ex primera dama demócrata comience a enderezar la nave de la economía mundial… si no es que ya es demasiado tarde y el decadente Tío Sam deba ceder su lugar a las pujantes potencias emergentes provenientes de Asia, por no hablar de otras menores pero más agresivas y que no hace mucho fueran definidas por Bush como los ejes del mal (Irán, Venezuela) ahítas actualmente de petro(euro)dólares.
En su año y medio de (des)gobierno, los hermanos Arias han construido, como en la profecía del bíblico Daniel, un gigante con pies de barro. Por eso, considero que no es iniciativa de mentes demoniacas, sino de hombres y mujeres lúcidos el que a partir de esta semana, se anuncie la intensificación de las luchas sociales en todo el país porque, a pesar de las luces navideñas, los nubarrones del descontento popular se ven aún más amenazantes.
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