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Más impuestos… ¿Es en serio?

Rafael Luna [email protected] | Miércoles 06 mayo, 2020


Más allá del mero efecto recaudatorio de los impuestos, es bien conocido que al mismo tiempo juegan un papel como instrumentos de política económica, ya sea para estimularla o incentivar o desincentivar determinadas actividades o sectores dependiendo las circunstancias, a través de, por ejemplo, incrementos o disminuciones de tarifas, así como la exención o la creación de nuevos tributos en todas sus diversas modalidades. Más allá de las excepciones a la regla, se podría decir que los impuestos se pueden subir cuando las cosas van bien y se le devuelve mucho a cambio al contribuyente por su dinero y se bajan cuando se le devuelve poco a cambio y las cosas van muy mal, como ocurre en Costa Rica desde muchos años antes de que el Covid-19 viniera a empeorar las cosas.

Ciertamente el tema de cuánto se le devuelve al contribuyente es muy subjetivo, pero por dar ejemplo, no parece muy entendible que siendo uno de los países que más gastamos en el mundo en educación (8% del PIB) al mismo tiempo tengamos seis años de caídas en las pruebas PISA y otros indicadores, aunque ejemplos hay muchos otros.

En todo caso, lo que no suele ser recomendable es que las cosas vayan muy mal y aun así se quieran subir los impuestos. Pero ya suenan golpes de tambor de parte del Gobierno, lo cual seguramente se traducirá en tratar de incrementar el IVA y el impuesto de renta. Y si esto es así, el sistema tributario en vez de ser un aliado en la recuperación económica estará siendo utilizado como un serrucho que corta la rama que sostiene a quien la corta.

Incrementar impuestos solo provocará el aumento de la ya gigantesca informalidad que existe en nuestro pequeño país. En otras palabras, exactamente lo contrario de lo que necesitamos para iniciar un proceso de recuperación. Y las tímidas e insuficientes medidas de la Asamblea Legislativa en la ley de alivio fiscal se limitan mayoritariamente a meros diferimientos y una exención parcial, que para colmo, se trató de cercenar ilegalmente por Hacienda y que ahora mismo sigue haciéndolo por otras vías, como comunicaciones a contribuyentes limitando montos y exigiendo pruebas o requisitos que nunca fueron autorizados por el legislador.

Nuestra carga fiscal total entre impuesto sobre la renta e impuesto del valor agregado, sumada a los restantes 103 impuestos adicionales que existen en el país, más los aranceles de importación y los pagos a la CCSS (que la Sala IV ha reconocido también como tributos de forma reiterada) hacen que la ya insostenible situación tributaria de los contribuyentes costarricenses, deba evitar a toda costa considerar el aumento de impuestos y más bien otorgar verdaderos incentivos fiscales que fomenten la producción y el empleo, como ocurre en la mayoría de los países.

En las actuales circunstancias, proponer más impuestos sería utilizar al sector más sacrificado de la economía, donde se están produciendo todos los días despidos masivos, disminuciones de jornadas, cierres y quiebras de miles de empresas, para seguir pagando una excesiva burocracia prácticamente como si la crisis fuera de los habitantes de otro país.

Es curioso que lo que nos ha dicho la OCDE con relación al exceso de carga sociales que soportamos y a la necesidad de disminuir el gasto estatal no sea la forma en que el Gobierno quiere ganarse el derecho de entrada a esa organización. Yo le propondría al Gobierno el siguiente trato: le acepto cada colón de incremento de impuestos (contando lo ya pagado por la reforma fiscal del año pasado) por cada colón que se disminuya el gasto de la planilla estatal. ¿Parece justo no?



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