Ingresos pueden aumentar en más de un 50%
Maestrías llevan su currículo a la excelencia y alta competencia
Hacer un posgrado ya no es una opción para un profesional con grandes expectativas
Esteban Arrieta [email protected] | Viernes 29 noviembre, 2019
En momentos en que la oferta laboral puede ser limitada en algunas áreas profesionales, optar por una maestría podría hacer la diferencia entre obtener un buen empleo y seguir enviando currículos; o bien, quedarse estancando.
Para nadie es un secreto que hay carreras que están altamente saturadas no solo con profesionales graduados, sino también con estudiantes que siguen aumentando la presión.
En ese sentido, a la hora de concursar por una plaza las reclutadoras y expertos en el área de recursos humanos dejan por fuera a quienes tienen las menores capacidades.
Por otra parte, para acceder a los mejores puestos en una empresa -en donde se pagan las mejores remuneraciones-, es fundamental que el candidato cuente con las capacidades profesionales y técnicas para justificar su salario.
Y es que una especialización no solo le abre las oportunidades laborales de par en par, sino que también le garantiza, por lo menos, un 50% más de ingresos, según un análisis que hizo LA REPÚBLICA para 2016, con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Para ese entonces, una persona con una maestría cobraba, en promedio, ¢1,8 millones cada mes.
El estudiar un posgrado es un diferenciador que eleva las opciones de ser contratado, ascender y obtener mayores ingresos.
La tasa de retorno de un bachiller en educación media que cursa un técnico es del 20%; mientras que si se cursa una carrera universitaria, aumenta a 25% y la cifra se duplica exponencialmente cuando termina una maestría.
Hacer un posgrado ya no es una opción, es una necesidad, sobre todo porque son altamente apetecidos por grandes empleadores. Los profesionales conscientes de esto son los deseosos de no caer en el estancamiento laboral y por ende, económico.
En el caso de que usted tenga pensado desarrollar un negocio propio, también es fundamental que cuente con el conocimiento necesario, ya que nueve de cada diez nuevas empresas fracasa en los primeros años de existencia, sin importar que en algunas ocasiones los emprendedores han invertido todo su capital, o peor aún, solicitado préstamos.