Los hermanos queridos
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 28 junio, 2010
Los hermanos queridos
Durante mis años de colegio tuve un amigo inseparable. Pasábamos todos los días juntos en el aula, el recreo, su casa o la mía y al graduarnos nos matriculamos en el mismo curso de Estudios Generales. Después la vida nos llevó por otros rumbos y en los suyos conoció cierta fama como músico. Muchos podrán recordar a Rafa Chinchilla tocando el acordeón en el famoso vídeo del chiqui chiqui, “Julieta ta”.
Durante muchos años para mí y el resto de los compañeros de Rafa, Eugenio y Adrián en el Liceo Franco Costarricense, Laura Chinchilla era solo la hermana de estos.
Sin embargo, desde hace tiempo, para mí y para todos los que la conocimos en aquellos años, doña Laura dejó de ser la “hermanilla de Rafa” y se convirtió en la señora Presidenta de la República.
Y a propósito de hermanos, al de don Oscar Arias no le tembló la voz por el contrario cuando manifestó que veía a la señora Chinchilla como una ex compañera de gabinete, no como la Presidenta. Lamentables declaraciones que tuvo que corregir al día siguiente.
No era la primera vez que irrespetaba a este gobierno: ya había tratado con insolencia a don Marco Vargas, actual ministro de la Presidencia.
Aunque no trascendió lo que se discutió en Zapote entre el hermano de don Oscar y doña Laura, podemos suponer que el ex ministro llegó a dar directrices.
Luego de perder a su delfín Casas en el mar del escándalo del memorándum y conscientes de que su primillo aún no estaba listo para una campaña presidencial, los hermanos Arias sacaron del ruedo y con premura a don Fernando Zumbado y arremetieron con todo en las elecciones del Partido Liberación Nacional anulando a don Johnny Araya, a quien piensan dejar en la alcaldía hasta 2016; recién entonces tal vez le den el chance de aspirar al Primer Poder de la República.
Por lo tanto el hermano de don Oscar debe estar convencido de que fueron ellos quienes le dieron la oportunidad a una mujer de presidir el país y esta debe estar más que agradecida. Si hay algo de lo que no adolecen los señores Arias Sánchez es de prepotencia y machismo.
El muy madrugador aspirante presidencial quiere velar por que se mantenga lo que su hermano hizo bien, se termine lo que dejó a medio palo y se arregle lo que descuidó. Quiere asegurarse que le dejen la oficina de Zapote limpia y recién pintadita para 2014.
Hay que entenderlo: no debe ser fácil ser el “hermanillo menor”. Don Oscar siempre ha tenido los mejores cromos del álbum de la vida (doctorados, reconocimientos y hasta el Nobel) y ha estrenado más ropa (incluyendo dos bandas presidenciales).
Bien hizo en huir por la puerta de la cocina la señora Chinchilla cuando casi la embarca el coautor del memorándum con el cuestionadísimo e impresentable Steven Segal. El primo Sánchez se instalará en el Vaticano con bendición papal y todo y dejará de jalarse tortas por un tiempo.
Pero esta vez ante las acusaciones de “falta de olfato político”, el irrespeto a su primer Ministro y la premura en anunciar sus aspiraciones presidenciales por parte del hermano de don Oscar doña Laura no dudó en salir a la prensa a defender su investidura.
Porque doña Laura es la esposa de un experto en seguridad, la madre de un hijo adolescente, la hija del ex contralor y la hermana de Rafa; pero ante todo es la señora Presidenta de la República. Y muchos esperamos que no sea como se dijo durante la campaña presidencial un títere de los Arias.
Claudia Barrionuevo
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