Los triunfadores mienten
Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Sábado 23 agosto, 2008
Los triunfadores mienten
Leopoldo Barrionuevo
Uno no puede esperar que los que han triunfado le den la receta, unos porque no lo saben y la mayoría porque nunca dirá la verdad acerca de cómo lo hizo ya que el mito del mérito acaba borrando las huellas digitales.
Estamos en la vida por un rato que no sabemos cuánto dura y para peor, nos toca averiguar el motivo de la visita. Unos quieren ser alguien, otros quieren hacer algo, hacer algo con su vida.
Por esa razón, al pasar por allí hay que hacerlo lo mejor posible: obtener reconocimiento, trascendencia, posición, felicidad, respeto, realización, lo que escojamos, pero hay que hacer uso de nuestra libertad para lograrlo, sin olvidar que lo que llamamos éxito depende en mucho de los demás.
Toda profesión es, a la vez, cooperación y competencia. Inclusive, no basta trabajar más que los demás, porque la vida se marchita mientras trabajamos muchas veces en cuestiones irrelevantes que se llevan horas de disfrute a cambio de tareas que serán improductivas en un alto porcentaje.
La conclusión es que en la vida hay que seleccionar cuidadosamente lo escaso que produce mucho, sea que se trate de felicidad, de trabajo, de amigos, de tiempo, de todo lo que existe, con el objeto de establecer prioridades. Cuando uno es joven tiene tiempo para todo, en la medida en que está aprendiendo y puede perderlo al no ser selectivo, mientras adquiere experiencia. Y aunque no es cierto, al menos es justificable.
Es decir, hay que aprender temprano a definir la calidad de los eventos para no tener que lamentarse por el tiempo que se pierde si no somos conscientes de que todo se paga con nuestra vida.
Por eso no hay posibilidad de hacer demasiadas cosas y apenas hay tiempo para hacer muy pocas cosas bien y alguna excepcional: requieren tiempo, por eso para ser bueno en algo hay que hacerlo mucho y bien.
El éxito produce confianza y está donde uno lo encuentra y comienza con la aceptación de lo que no podemos cambiar, pero nosotros podemos cambiar, de ahí que sea importante ser crítico con uno mismo siempre y cuando seamos justos con los demás y no solo críticos de los demás.
A veces nos corresponde enfrentar lo opuesto: perder nuestro trabajo tras una reestructuración y es cuando comprendemos que lo peor que puede ocurrir es no decidir nosotros nuestra salida, de manera tal de irnos a tiempo, calculando la partida y buscando un buen reemplazo de empleo; cuando usted está afuera y tiene que buscar trabajo, vale la mitad de lo real y entonces comprendemos que es mejor partir cuando todo funciona.
Si no le dan la oportunidad esperada de un ascenso cuando lo esperaba y merecía, inicie su salida: nunca tendrá el cargo si tiene que aguardar a que desaparezca el otro que han elegido. Y salga mientras el trabajo aún le resulte divertido, recuerde que cuando se está en un trabajo es el momento apropiado para mejorar, no cuando se lo pierde.
Es mejor irse a tiempo, por la puerta grande, que desesperado y con razones emocionales a cuesta.
Por más que estudiemos, siempre trabajaremos en algo para lo cual no hemos estudiado, al menos en forma directa. Sin embargo, estudiar es siempre la gran ventaja: para sistematizar, conceptualizar, manejar una metodología y realizarse. Si el dinero es lo más importante, el conocimiento es solo una excusa.
www.leopoldobarrionuevo.com
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