Los técnicos deben respetar su profesión
Gaetano Pandolfo [email protected] | Lunes 15 febrero, 2021
El 4 de agosto del año 2012, el Deportivo Saprissa recibió al Atlético de Madrid para jugar un partido amistoso en La Cueva, encuentro que finalizó 0-0.
Esa noche, el entonces director técnico del Saprissa, Daniel Casas, se presentó al compromiso internacional vistiendo un impecable y fino traje entero y corbata de marca.
Nueve años después, el mismo director técnico, ahora como entrenador de Limón, se presenta a un juego oficial de campeonato de su equipo frente a Pérez Zeledón, “uniformado” en pantaloneta y con una camiseta verde toda desteñida que identifica los colores de su club.
Pocas horas después, en la que llaman La Catedral de nuestro fútbol, en otro juego de campeonato entre Alajuelense y Grecia, Gilberto Martínez, técnico de los griegos, se presenta con unos jeans desteñidos y con huecos, como los usan los adolescentes de la época. El mal gusto, la falta de vanidad, la pereza, pero sobre todo el tercermundismo de la mayoría de nuestros “profes” tropicales, les impide presentarse a su trabajo de la manera correcta.
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Un director técnico profesional y respetuoso de su investidura, no debe de vestirse de acuerdo a la jerarquía, nombre o trayectoria de su rival de turno. Menos, uniformarse de acuerdo a la temperatura del día, no vaya a ser que llegue a trabajar en el Lito Pérez o en el Juan Gobán en traje de baño.
De manera que me presento con traje entero porque enfrento al Atlético de Madrid, pero me presento en pantaloneta y chancletas porque juego ante Pérez Zeledón. Esto es un irrespeto a su profesión.
Si bien es cierto, no pretendemos que nuestros técnicos se presenten a trabajar en Guápiles o en Nicoya con smoking, mínimo podrían uniformarse con buzos y remeras con el escudo de su club. Personalmente, confieso que me es desagradable observar a un técnico dirigir desde la raya en pantaloneta.
Técnicos como Paulo César Wanchope, Rónald González, Hernán Medford y el mismo Gilberto Martínez, que jugaron en Europa bajo las órdenes de varios entrenadores, deberían imitar no solo sus conocimientos futbolísticos, sino la forma tan elegante y sobria como se presentan la inmensa mayoría de ellos, impecablemente vestidos, a cumplir con sus trabajos en los coliseos deportivos.
Y no es cuestión de dinero; es cuestión de respeto, gusto y ejemplo hacia la profesión que representan.
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