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COLUMNISTAS


Los empleos que urge generar

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 09 enero, 2023


Los datos sobre empleo y las posibilidades del nearshoring nos deben hacer reflexionar sobre la combinación de políticas necesarias para atender las necesidades de la justicia social y de la eficiencia económica.

Como sabemos la solidaridad en favor de las personas con mayor necesidad de progreso se atienden tanto mediante la generación de oportunidades de trabajo y de empresa, como mediante servicios de tipo universal como educación, salud y sistemas previsionales, y como mediante ayudas focalizadas hacia las personas que por sus condiciones especiales las requieren.

De esos mecanismos el de mayor impacto es el que se genera mediante la generación de empleo. Y en este campo venimos en problemas que no se han resuelto.

Dada la forma más grave en que la falta de oportunidad de trabajar afecta a mujeres, jóvenes y personas con menor educación, ¿No será conveniente y necesario al igual que se hace con las políticas sociales, también focalizar las políticas de fomento al empleo para que beneficien en especial a estos compatriotas?

Ya desde antes de la pandemia la tasa de desempleo era muy alta, afectaba más a mujeres, jóvenes y personas con menos estudios, la tasa de informalidad era alta y venía creciendo aceleradamente desde que se inició la medición de la Encuesta Continua de Empleo en 2010 y la tasa de participación laboral de las mujeres era muy baja. Todas estas condiciones -salvo la tasa de informalidad- se agravaron con la pandemia, y no nos hemos acabado de recuperar ni siquiera a los malos niveles anteriores a la covid-19.

Los datos que el INEC nos brindó el pasado día 5 nos indican que aún no se ha logrado generar la cantidad de puestos que se tenían antes de que nos llegara ese virus.

Ciertamente la tasa de desempleo en el trimestre que terminó en noviembre de 2022 de 11,6% (que es similar a las de los meses del segundo semestre del año pasado) es inferior a la que se daba en febrero de 2020 antes de los efectos de la pandemia que fue de 12,2. Pero aún tenemos una cantidad de ocupados inferior a la anterior a la covid-19.

Esto se da porque la tasa de participación ha disminuido.

Esa tasa mide la proporción de la fuerza de trabajo (que es la suma de la gente que tiene empleo o lo busca) respecto a la población de 15 y más años. La disminución de esa tasa de participación es un fenómeno común que se da muy a menudo cuando aumenta el desempleo y se mantiene más elevado por un tiempo. La gente desempleada en esas condiciones recurre a alguna otra solución y abandona la búsqueda de trabajo, con lo que no se cuenta para la determinación del numero de desempleados. En consecuencia, se divide un número menor de personas entre la población de 15 años y más al que se habría dado si se hubiera mantenido la misma tasa de participación.

Como consecuencia en el trimestre que termina en noviembre del año pasado las personas con empleo son 43.172 menos que las que lo tenían antes de la pandemia, lo que significa un 1,94% menos. Si se analiza por componentes se determina que la disminución de empleos es mayor entre mujeres, entre jóvenes menores a 25 años y entre personas con educación secundaria incompleta o menor.

Podría pensarse que esta disminución es un fenómeno debido a la temporalidad por comparar noviembre del 2022 con febrero de 2020, y que se da por generarse más puestos de trabajo respecto a la población en febrero, por tareas de recolección agrícola o por otras razones.

Por eso vale la pena hacer la comparación con los datos del último mes de noviembre anterior a la pandemia, sea el de 2019.

En este caso hay un pequeño aumento de 0,89% en la cantidad de puestos de 2019 a 2022. Pero si se mantiene la tasa de ocupación de noviembre de 2019 y se aplica a la población de noviembre de 2022 se obtiene que siempre hay una cantidad de puestos menor en 67.133 que significa un 3,1% menos de puestos a los que debería haber para mantener las condiciones de 3 años antes respecto a una población mayor.

Ese menor número de plazas se reparte casi que en partes iguales entre hombres y mujeres, y como la tasa de ocupación de las mujeres es muy inferior a la de los hombres (42,1% frente a 67,2% en noviembre de 2019) la pérdida de ocupaciones es mucho mayor proporcionalmente en mujeres que es de 4% frente a 2,6% para hombres. En los jóvenes sin siquiera tomar en cuenta el aumento de la población se da una disminución en el numero de ocupados entre noviembre del 2019 y el mismo mes del año pasado. Para las personas con menor educación la caída en el número de ocupados sin tomar en cuenta la mayor población es mucho mayor, de 4,7%

Esta es una condición que es necesario tener presente y nos evidencia que no hemos recuperado la capacidad de emplear a la población que Costa Rica tenía antes de la pandemia (que ya era baja) y que la afectación es mayor para mujeres, para jóvenes y para personas con menor educación formal.

Estas cifras las relaciono con el artículo “OK, Mexico, Save Me’: After China, This Is Where Globalization May Lead” (Bueno México, sálveme: Después de China aquí es donde la globalización puede llevarnos) que publicó el New York Times el primer día de este año.

En este artículo se reporta sobre casos en que las dificultades de transporte desde China y las diferencias políticas con ese país están llevando a empresarios grandes, medianos y pequeños de EEUU a cambiar de China a México sus fuentes de suministros de manufacturas sencillas como vestimenta y bordados.

Con mucha razón los gobiernos, CINDE, y los analistas nos hemos empeñado en promover la inversión y las exportaciones de empresas productoras de bienes y servicios con niveles medios y altos de sofisticación. Sin duda esta es la ruta que ha sido exitosa y que a mediano y largo plazo puede generar buenos empleos con altos salarios.

Pero tenemos limitación en la cantidad de personas preparadas para esas posiciones, y en cierto momento el crecimiento de la oferta de trabajadores con niveles relativamente elevados de preparación puede limitar la llegada de inversión directa extranjera que los demande.

Aumentar la oferta de trabajadores preparados es necesario y su preparación no debe posponerse, pero lograrlo toma tiempo.

Entretanto la necesidad de generar puestos para mujeres y para personas jóvenes y personas con poca preparación es urgente. Es la manera más rápida de disminuir la pobreza, es darles ocasión para pescar en vez de regalar pescado, y además la situación fiscal limita mucho la capacidad de comprarles los pescados.

Por eso creo que el gobierno y los entes encargados de atraer inversión y de promover exportaciones deberían buscar empresas productoras de las maquilas con las que nos favorecimos en las décadas finales del siglo XX, y hacerlo a la par de sus tareas dirigidas a empresas productoras de bienes y servicios de alta tecnología. Es decir, atraer para zonas rurales y para personas con poca preparación, y para mujeres y jóvenes sin empleo, maquilas de vestimenta y otras empresas similares productoras de bienes industriales sencillos que puedan ser competitivas sustituyendo importaciones que EEUU ahora hace de China.

También se puede generar oportunidades laborales para las personas que mayormente sufren hoy falta de empleo estimulando la producción agrícola, el turismo rural y la construcción. En el primer caso eso se puede lograr promoviendo el aumento en productividad agrícola, en el segundo con programas de información y dirigiendo en ese sentido la publicidad del ICT, y en el tercero mediante mayor utilización de las concesiones. Es ejemplar lo que Irlanda ha logrado por ejemplo en turismo rural y su relación con el sector agrícola.

Para ello lo que es importante es que el MAG se vuelva a fortalecer en las tareas de extensión agrícola como lo hizo en los sesenta cuando se formaron los Centros Agrícolas Cantonales sacando a los funcionarios de ese Ministerio de sus oficinas en San José, y como se hizo con el apoyo de CINDE y AID en los ochenta promoviendo cultivos nuevos como helechos, plantas ornamentales, fresas y otros bienes.

Que se de apoyo a iniciativas como el Camino de Costa Rica para caminar por nuestras zonas rurales y las rutas ciclísticas que con esa misma finalidad se están construyendo con la iniciativa de Aventuras con Propósito.

Por otra parte, que bueno sería revivir las Juntas Rurales del Banco Nacional de Costa Rica que en el pasado tan buen resultado dieron. Habría que adaptarlas a las nuevas condiciones del sector financiero y convertirlas en un brazo de la Banca de Desarrollo.

Estas son acciones que pueden rendir muy buenos frutos sociales y económicos a corto plazo.

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