Los empleos del futuro: ¿Qué estudiar para destacar en la era tecnológica?
Redacción La República [email protected] | Lunes 29 mayo, 2023
Christopher Stephenson Peñaranda
Docente Universitario- Gestor de compras públicas
Según datos del Seminario Universidad, la cantidad de Graduados de las universidades públicas en Costa Rica experimentó un crecimiento del 28,59 % entre los años 2017 y 2021, esto traducido en números absolutos significa un aumento de 16 447 a 21 150 nuevos profesionales en diferentes áreas de especialización en ese periodo.
Al contrarrestar esas cifras con una tasa de desempleo del 11,8 %, la llegada de la inteligencia artificial, la automatización, la robótica y las tendencias FreeLancer & GIG; se estima una transformación y pérdida de puestos de trabajo no muy lejana. Está tasa de desempleo puede experimentar cambios al alza o a la baja, esto dependerá de la reacción de la sociedad ante el nuevo rumbo que toma el ámbito laboral.
Ante este panorama, una de las dubitativas que circula actualmente en la fuerza estudiantil y/o laboral es: ¿Qué carreras se deben estudiar para enfrentar los nuevos desafíos? ¿Qué conocimientos y/o especializaciones se recomiendan desarrollar? A ciencia cierta no se puede brindar una respuesta concreta a dichas interrogantes. Sin embargo, el comportamiento de los mercados nacionales y globales ayudan en demasía a vislumbrar el camino que se debe seguir.
Esta publicación no pretende sugerir cuáles carreras no se deben considerar, en su lugar pretende generar un mensaje a la conciencia, un llamado vehemente al autoanálisis, alineado con una revisión del entorno del micro y macroambiente; de esta manera es posible dar un punto de partida para aclarar el sendero que lleva al futuro en la formación de una carrera profesional.
Para mayo del 2023, se puede decir que las tecnologías exponenciales acompañadas de las inteligencias artificiales generativas no son estrategias innovadoras ni diferenciadoras, dado que por el crecimiento y fácil acceso de las mimas, convierte a la implementación de estas herramientas en una acción casi imperativa para no quedar fuera de la ecuación de la competitividad, dado que efectivamente las organizaciones han experimentado réditos en áreas como: la optimización de procesos, ahorros significativos en costos de producción, análisis de datos, logística, mercadeo e incluso en servicio al cliente.
Al analizar notas como la publicada en Crhoy. (2023, 10 de mayo). Titulada: “¿Está por escoger carrera universitaria? Siga estos consejos”. En la publicación se recomienda: “(…) que a la hora de elegir una carrera profesional se debe contar con orientación, dado que en Costa Rica hay más de 80 universidades tanto públicas como privadas, y solo ocho de estas cuentan con un departamento de orientación”.
Esto es un reflejo de la realidad que experimentan las nuevas generaciones con relación a sus decisiones vocacionales.
Es una decisión trascendental; elegir adecuadamente el rumbo profesional y/o vocacional para forjar un futuro. Como aporte personal, he de decir que, al observar el comportamiento actual de ciertos grupos de las generaciones Y & Z, el apagón educativo a raíz de la pandemia de COVID 19, las aspiraciones laborales y salariales ambiciosas de los jóvenes, la “inmadurez” social y una notable percepción de una mala administración del tiempo a causa de la gran cantidad de horas al día dedicadas a navegar en el mundo surrealista en las redes sociales. Estos y otros factores pueden estar ocasionando cierta disonancia cognitiva en ciertos individuos.
Aplicando un pensamiento disruptivo, será posible visualizar un escenario inverso al conocido de antaño; un camino de formación preestablecido que dicta: en primera instancia atravesar la primaria, secundaria y vocacional o universidad, suponiendo que un adolescente deseoso de experimentar y conocer la vida, con muchas dudas entendibles para su corta edad, deba decidir qué carrera va a estudiar para ejercer una profesión y cumplir un plan de vida; que muchas veces ni siquiera hay un plan de vida.(No precisamente por irresponsabilidad, sino por la naturaleza misma de la etapa de juventud, que por lo general motiva a vivir el día a día).
Bajo este contexto, sería interesante que los jóvenes tuviesen la oportunidad de relacionarse primeramente en el ámbito laboral, con el fin de identificar ¿cuál área laboral cautiva su interés?, conocerse como personas, tener una pincelada de lo que desean para su vida, descubriendo ¿qué los hace sentir realizados? Analizar varias posibilidades, entre ellas: la idea de ser asalariados, emprendedores, artistas, amantes de la naturaleza, amantes de dedicar tiempo de calidad a sus familias, con vidas minimalistas, tecnólogos, en fin; un gran abanico de opciones posibles. Posteriormente, con base en esa vivencia laboral, considerar en qué área desean especializarse. Esto es una teoría utópica y muy personal, dado que existe toda una estructura social, gubernamental, legislativa y cultural de por medio. Pero sirve como referencia para entender el punto medular de estas líneas.
Por lo tanto, retomando a los hechos reales y comprobables, se debe orientar a las nuevas generaciones en la toma de decisiones vocacionales, que sean acorde a sus necesidades y aspiraciones, y no basadas en el deseo de papá o mamá, seguir una costumbre familiar o por requisito momentáneo.
Se debe tomar con responsabilidad la tarea de brindar recomendaciones, evitando emitir juicios sesgados, asegurando o sugiriendo que carreras no se deben estudiar, pues cada individuo tiene perspectivas y oportunidades muy específicas, sin dejar de lado la tarea pendiente que tiene el sector de educación en fortalecer los programas de acompañamiento y asesoría vocacional.
Tomando como hechos irrefutables, los acontecimientos recientes con relación a los cambios abruptos en las tecnologías, se puede realizar algunas recomendaciones de carreras y/o conocimientos a considerar para evolucionar de manera sostenible con la mutación que experimentan los puestos de trabajo.
Con base en lo anterior, se puede enlistar algunas opciones s que encajarían muy bien en los nuevos perfiles laborales que está creando el mundo hoy día, por ejemplo:
• Ciberseguridad.
• Fundamentos y bases en programación multilenguaje (Cobol, Sacala, C++, Ensamblador, prolog).
• Neuro liderazgo.
• Matemáticas.
• “Promp Ingennier”.
• Analista de big & small data para inteligencia artificial.
• Ingeniería de software para inteligencia artificial.
• Psicología industrial y laboral.
• Educación (Actualizada, Guía, Motivadora, Inspiradora, Orientadora).
• Ingeniería robótica.
• Gestión y desarrollo del talento humano.
• Especialistas en servicio al cliente.
• Especialista en e-learning.
• Ingeniería ambiental.
• Salud mental.
• Ciencias de la salud.
• Derecho.
• Servicios sociales.
• Crear y construir.
Solo por mencionar algunas, recapitulando, dependerá mucho del plan de vida, contexto laboral, aspiraciones, habilidades personales y afinidades que ayudarán a cada persona a investigar cuál es su oportunidad de especialización.
Steve Jobs dijo: “que la magia de Apple recaía en la unión de la tecnología con las artes liberales. La tecnología, unida con las humanidades, la que produce los resultados que hacen cantar a nuestro corazón”. Es decir; es obligación de cada individuo velar por una preparación multi especialidad y olvidar los antiguos clichés, de ser profesionales única y exclusivamente en una rama. Que no se trata solamente de resolver un problema en términos matemáticos o estadísticos, sino entender que dicho problema está asociado a un contexto social, que la solución a ese problema desencadena soluciones para la sociedad en un momento determinado.
En conclusión, indiferentemente de la carrera o especialización que se elija, no se debe dejar de lado el desarrollo de las “Power Skills” anteriormente conocidas como “Soft Skills”. La toma de decisiones, el análisis crítico, tomar riesgos, la resiliencia y el liderazgo asertivo asociado con el conocimiento y entendimiento profundo de la base generada de ganancias del “Core Business”, en otras palabras; conocer aquellas actividades principales y de valor para toda la organización, que ofrecen una ventaja competitiva frente a otras del mismo nicho.