Libertad, eficiencia económica y certeza jurídica; elementos del voto pragmático
Juan Diego Sánchez Sánchez [email protected] | Jueves 20 enero, 2022
Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D
Asesor financiero empresarial, abogado, profesor e investigador
Al hacer mención al concepto del voto informado suelen plantearse aspectos como la indagación de las propuestas de campaña de los candidatos, o bien, temas tales como los equipos de campaña conformantes de una determinada fórmula presidencial, lo cual denota ser correcto, en especial al enfrentarse el votante ante una oferta plural y multivariada de ideologías políticas y económicas en la papeleta electoral.
La recopilación y análisis de información que el votante debe realizar antes de precisar su decisión final, no solamente es una poderosa herramienta para la elección, sino que además, en medio de una sociedad cargada de datos falsos y noticias engañosas, se convierte casi en un deber moral, político y ciudadano. Ahora bien, al indagar en los contenidos de los programas políticos de los candidatos y en sus propuestas, surge la interrogante ¿Qué debería el elector buscar y analizar realmente?, pues más allá de la persona y de su discurso, es de relevancia el escudriñamiento en materia de aquellas políticas y propuestas que realmente resulten funcionales y pragmáticas, es decir, que hayan demostrado su eficiencia previa a nivel mundial.
En este punto surge la cuestión referente a los modelos económicos e ideológicos, los cuales pueden ser ubicados en un plano imaginario definido por dos ejes. El horizontal dado por las corrientes de la Izquierda y la Derecha, donde en su esencia técnica misma, la primera busca la propiedad común de los medios productivos, con aparatos estatales de gran magnitud para este menester, mientras que la segunda precisa la posibilidad de la apropiación de los factores económicos por manos privadas, con un enfoque a Estados más reducidos, pero no necesariamente a su desaparición, pues la regulación siempre debe existir.
Un segundo eje es dado por el vertical, definido por la imposición ideológica y la libertad de pensamiento. En la parte alta se precisa el sometimiento de las personas a una determinada creencia estatal o dogmática, mientras que en la parte baja se ubica el libre razonamiento y las ideas libres. De esta forma se crean cuatro cuadrantes bastante claros, el estatismo, ubicado a la izquierda y arriba, el socialismo, precisado a la izquierda y abajo, mientras que al margen derecho, ubicado en la parte superior se señala el conservadurismo, y en la parte inferior el liberalismo. Claramente, cada una estas ideologías presenta también puntos medios y extremos a su vez.
Paralelo a la interpretación del espectro político que el votante debiese realizar, esto en función de la ubicación de un determinado partido en los cuadrantes antes señalados, es preciso también la evaluación de tres pilares fundamentales que definen la vida en sociedad y la convivencia pacífica, siendo estos la libertad, la eficiencia económica y la certeza jurídica, elementos que han demostrado a lo largo de la historia ser temas conformantes en los contratos sociales y económicos que resultan ser efectivos para la mejora en la calidad de vida de los individuos.
El primer pilar, entiéndase la libertad, hace mención a la posibilidad de la expresión de ideas, las creencias libres y a la no imposición o adoctrinamiento de determinadas ideologías o tendencias valorativas de un Estado o la sociedad misma, incluyendo a la vez una posibilidad material para la generación de propiedad privada y riqueza por parte de los ciudadanos. El segundo pilar, es decir, le eficiencia económica, es quizás el más pragmático, pues hace referencia a la capacidad que un modelo económico tenga en términos reales de disminuir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los habitantes, resaltando temas como el incentivo al emprendimiento, el incremento en las oportunidades laborales y la eficiencia estatal en el cumplimiento de sus funciones.
El tercer pilar, definido por la certeza jurídica, usualmente poco ponderado al momento de decidir el voto, hace mención a la transparencia y la seguridad que la normativa del marco regulatorio de una determinada nación pueda brindar a la persona, precisando temas como la no ambivalencia de su interpretación, la certidumbre en materia procesal, la no existencia de arbitrariedades gubernamentales al momento de la interpretación de la norma, la regulación del poder estatal, entre otros. Es decir, se enfoca en la potencia regulatoria del marco de legalidad y en la confianza que el ciudadano tenga en las leyes positivas que un Estado pudiese tener.
Claramente los modelos políticos y estatales que tienen como su base fundamental el establecimiento de los tres pilares en cuestión, libertad, eficiencia económica y certeza jurídica, no solamente logran obtener mejores resultados en términos de sus indicadores microeconómicos y macroeconómicos, sino que a la vez señalan tener un claro enfoque hacia la protección de la integridad del individuo, ponderando su libertad, así como la esfera de la privacidad e intimidad inherente a la condición humana, ergo, generando una mejor calidad de vida en general.
Entendidos los temas anteriores, entiéndase la ubicación de una determinada ideología político-económica en función de los cuadrantes del espectro político, así como la comprensión de los tres pilares esenciales que aseguran una mayor eficiencia en los modelos estatales y en los contratos sociales en una determinada nación, parece ser un poco más fácil la escogencia de una determinada propuesta electoral para el ejercicio del voto informado, pero más allá que eso, el sufragio razonado y pragmático.
Resalta el análisis empírico de los modelos eficientes a nivel mundial que hayan demostrado ser menos lesivos para las personas en líneas generales. Debe primero hacerse mención a que las migraciones históricas siempre han sido generadas desde países ubicados en el eje de la Izquierda hacia naciones con enfoques un poco más a su margen contrario. De igual manera llama la atención que los modelos estatales que se ubican en la parte alta del eje vertical, es decir, enfocados en la imposición ideológica, suelen terminar en conflictos sociales o incluso bélicos.
En los casos anteriores el común denominador es la conculcación del derecho a la libertad, una ineficiencia estatal, o bien, un abuso de su poder, así como leyes que no generan la confianza a la ciudadanía, usualmente cambiadas de forma arbitraria para otorgar más poder a quienes ya ostentan una posición de autoridad en el Estado. ¿Cuáles modelos parecen respetar los tres pilares antes indicados entonces? Es aquí donde el análisis de los indicadores globales referentes a las eficiencias económicas y la calidad de vida, toma especial importancia.
Al analizar el espectro político mundial en países con un estándar de vida más alto, con aparatos estatales eficientes, con un respeto claramente definido hacia la libertad individual y la propiedad privada, resaltan ejemplos tales como los países nórdicos y ciertos casos de éxito asiáticos, a los cuales en ocasiones y de forma errónea pretenden ubicarse en el cuadrante del socialismo, tema que es ajeno a la realidad pragmática, pues estas naciones cuentan con aparatos estatales reducidos, así como normas jurídicas de gran enfoque hacia el respeto de la libertad, la libre expresión, la propiedad y la salud, con cargas impositivas importantes, pero servicios públicos eficientes.
Al analizar los cuadrantes y los pilares en conjunto con una revisión de los casos de éxito a nivel mundial, la primera conclusión que resalta refiere a la inaplicabilidad de extremos ideológicos como una ruta viable para la mejora en la calidad de vida, además de una falta de evidencia de eficiencia en modelos ubicados en el estatismo o el socialismo, llamando la atención que parecen ser los países ubicados en un punto medio, tanto en el eje vertical como en el horizontal los que presentan mejores resultados, entiéndase en un conservadurismo o un liberalismo moderado, sin extremos ideológicos y con un funcionamiento estatal eficiente. Sin duda un elemento a considerar al precisar la elección en el voto informado y pragmático,