Las mismas piedras…
Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 26 febrero, 2014
El empréstito chino para la construcción de la ruta 32 es inconveniente. Es un crédito atado, no tiene planos, ni cuenta con estudios de precios, entre otros
Hablando Claro
Las mismas piedras…
Sobre la trascendencia nacional de ampliar la ruta 32 nadie tiene la menor duda. Es uno de los 19 proyectos que el Grupo Consenso por el Rescate de la Red Vial Nacional planteó como prioritarios desde el año pasado.
Consenso es un equipo técnico de incidencia política que lleva tres años articulando propuestas con el propósito de ayudar a revertir nuestro rezago en calles y carreteras y con ello, nuestras harto conocidas debilidades institucionales en planificación y ejecución.
Ciertamente no tienen capacidad de decisión. Pero al ser un grupo que reúne a empresarios, académicos y técnicos que se erigen en servidores ad honorem para el Poder Ejecutivo, pueden ayudar (si los dejan, claro) a delinear las políticas públicas de largo aliento que el país necesita para que empecemos a vislumbrar al fin la solución de nuestros añejos problemas viales.
Por ello, cuando el Consenso se para de frente y pide un alto a la aprobación del empréstito chino para la ampliación de la 32, hay que poner atención. En otras palabras: despacio, que hay prisa.
El grupo ha lanzado el grito al cielo advirtiendo lo que ya sabíamos pero necesitábamos escuchar una vez más: el empréstito chino es inconveniente para el país, pues se trata de un crédito atado, altamente riesgoso, cuyos costos son opacos porque el proyecto que financiará no tiene planos, no cuenta con estudios de precios, carece de los costos de los terrenos por expropiar, de los servicios públicos a reubicar y para colmo, ni siquiera contempla hacerlo mediante licitación pública internacional para que la obra fuera asumida por una empresa competente de gran calado y solvencia que nos garantice que nuestros dineros serán empleados en una inversión bien hecha y transparentemente ejecutada.
Hablamos, según los números gruesos que se han dado a conocer, de un sobreprecio de al menos el 25% del total de la obra (nada despreciables $100 millones) sin contar los costos adicionales que correrían todos a cargo del Estado costarricense. Un negocio redondo para la empresa estatal china Harbour Enginieering Company (CHEC) de reciente memoria para el país por su relación al proyecto de la por ahora frustrada refinería.
Tenemos poco espacio para tanto que queremos decir, pero baste con señalar que los señores diputados deberían tomarse en serio los señalamientos absolutamente desprovistos de politiquería que se han hecho respecto de los riesgos de asumir este crédito condicionado.
No es posible pensar que el empréstito ya se aprobó en su primer paso en comisión legislativa y que los diputados del PLN y el PUSC pretendan ostentar su mayoría simple para aprobarlo contra viento y marea en el plenario.
En el estado agónico de una gestión gubernamental que será tristemente recordada por sus tropiezos en obra pública, lo mejor que puede hacer la fracción oficialista es dejarle la cancha despejada a la nueva administración y rechazar la aprobación del empréstito hasta que se aclaren los intensos nublados que lo cubren. Así debería pedirlo con firmeza el mismo don Johnny Araya. No podemos creer que a estas alturas seamos tan ciegos como para tropezarnos una vez más en las mismas piedras…
Vilma Ibarra
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