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Las generaciones

Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Sábado 20 octubre, 2007


Ortega y Gasset afirmaba en “El tema de nuestro tiempo” que desde los griegos, la vida del hombre se desplazaba de treinta en treinta años, el periodo en el cual se entendía la vida intelectualmente creativa, la que se podía dividir en quince de ascensión y quince de consolidación; de algún modo nos presentaba una original dicotomía entre la idea revolucionaria y la conservadora: al hombre le cuesta cambiar las cosas y cuando es joven lucha por renovar el aire ideológico de su época durante la primera mitad, pero los próximos quince años los emplea en consolidar lo logrado, oponiéndose al cambio.

Es decir, el hombre es revolucionario y audaz en su juventud, cauto y conservador en la madurez; y si se observaba la historia, se podía comprobar esta aseveración, considerando los periodos de cambio que predominaban en uno y otro periodo, de tal modo que si vemos la gran diferencia de 1910 a 1940 con la Gran Guerra, del 1940 a 1970 con la Segunda y sus consecuencias, comprendemos mejor nuestro tiempo y su generación de 1970 a 2000.

La historia de cada país o región responde a criterios similares, y desde los años setenta en adelante pueden verse desde la óptica del embargo árabe de 1973 hasta la fecha; de igual modo las distintas disciplinas humanas.

Así entiendo el desarrollo industrial y el Marketing, y esto me ha ayudado a comprender rupturas y cambios, así como la normal evolución de la vida, en la medida que el apoyarse en el pasado nos permite comprender que el cambio está presente. Veamos: la industria se desarrolla de 1910 a 1940, etapa en la que aparece el incipiente consumo y la eclosión ideológica que concluyen con la Guerra (la Primera lo fue de imperialismos, la Segunda, de ideas) desde cuya perspectiva desaparecen las anexiones territoriales de otrora.

El Marketing evoluciona desde 1940 a 1970 con el desarrollo de la industria y del proteccionismo y el rescate del individuo en los sesenta; luego ingresamos en el auge de la Tecnología, se inicia la Globalización hacia finales del periodo 1970-2000 y mientras el consumo había sido selectivo entonces, se hace masivo en el nuevo siglo con la incorporación del commodity. Es decir, pasamos a extender el consumo a quienes no podían pagarlo, las marcas sufren el embate y se produce la explosión de las industrializaciones china e india, a lo que se suma la maquila que brinda trabajo a los países o regiones más pobres y el inmenso poder de las organizaciones globales que se extiende por todo el planeta.

Lo que está comenzando a suceder ahora es que retorna el sentimiento de consumo sofisticado no solo en los segmentos sociales altos, sino en los de menores ingresos: quienes vivían de saldos, gangas y liquidaciones y comienzan a exigir su lugar, un mejor servicio, calidad en ascenso y como si fuera poco, se sacuden de los políticos y sus promesas incumplidas y reclaman un espacio en la vida cívica, como lo hemos visto recientemente.

Cambia la vida, cambia la historia, pero el hombre se aferra a los paradigmas en medio de los cuales se inició su cultura. Se tiende a creer que las cosas son tal cual las aprendimos y nos costó tanto llegar a conocerlas, que mejor nos quedamos con las viejas ideas.

Algo está cambiando a pasos acelerados y pocos lo ven: la vida, la política, las profesiones, la familia, las religiones, el deporte, la educación y tantas cosas que tampoco pueden cambiar porque sí, porque les ha llegado el cambio como otros despistados creen.

Mientras tanto, y a riesgo de un desastre general, el gran coloso del Norte con Bush a la cabeza comienza a mostrar que tiene pies de barro.

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