Las grandes instituciones autónomas: ICE, CCSS, INS, Banco Nacional y Banco de Costa Rica
Emilio Bruce [email protected] | Viernes 29 marzo, 2019
Sinceramente
Resulta de trascendental importancia para el país mantener actualizadas sus instituciones autónomas de gran tamaño. Aún sin tener una planeación estratégica nacional, es claro que las bases institucionales y las leyes, la estructura y funcionamiento de estas antiguas, grandes y trascendentales instituciones del país requieren de un análisis para determinar si algunas cosas deben actualizarse, si algunas otras pueden suprimirse y si otras más pueden construirse y adicionarse.
La dinámica de transformación de la economía y del entorno global de nuestro país ha sido profunda. La adaptación de estas instituciones a ese entorno transformado y a la presente globalidad económica pareciera que ha sido muy limitada. Unas instituciones de ese tamaño y de esa complejidad no pueden rezagarse ni caer en inadecuación u obsolescencia sin traer consecuencias muy negativas para el país.
Estas instituciones deberían ser analizadas en sus estructuras contables. Los activos que ostentan deberían valorarse escrupulosamente para determinar si algunos deberían ser pasados por pérdidas y ganancias o actualizarse en sus valuaciones. Sus proyectos presentes y futuros previsibles deberían someterse a un serio análisis crítico para evitar el daño que el proyecto Diquis le hiciera al ICE. La constitución de sus juntas directivas debería examinarse con todo detenimiento para decidir su idoneidad, así como si no conviene nombrar las mismas por períodos más prolongados a los cuatro años del nombramiento actual. En el sector privado los nombramientos son por largos períodos para aprovechar el aprendizaje del negocio por parte del director y que este desarrolle criterio respecto de la institución o empresa. El perfil de sus presidentes ejecutivos y de los gerentes generales en aquellas que carecen de presidencia ejecutiva también debe ser seriamente analizado en sus requerimientos, período de nombramiento y destrezas requeridas para el mejor desempeño. El aspecto crucial del gobierno corporativo y de la necesidad extrema de que no se den intereses en conflicto entre reguladores y antiguos directores o gerentes institucionales no debe demorar más. Las instituciones autónomas deberían fortalecer su autonomía y su nivel profesional. El país debe formar una nueva generación profesional de administradores públicos de altísimo nivel e integridad para dirigir estas instituciones. Integridad y decencia deben ir de la mano con capacidad y experiencia.
Muchas contabilidades parece que no han sido modernizadas y siguen siendo contabilidades presupuestarias. Muchas de sus contabilidades no arrojan un estado de pérdidas y ganancias ni un estado de situación confiable con valores actualizados. Tampoco está muy claro si los proyectos fracasados han sido descargados de libros de manera completa, si las cuentas por cobrar ya incobrables han sido pasadas por resultados o si sus cuentas por cobrar al estado son viables en su cobro. Algunas de estas instituciones han comprado enormes cantidades de bonos del Gobierno de Costa Rica en el mercado y una devaluación de la moneda o una depreciación de esos bonos en el mercado las podrían hacer perder millones de millones de colones. De particular preocupación resultan las reservas de las pensiones de invalidez, vejez y muerte y los activos sostenidos por los bancos del sistema nacionalizado.
Está claro para mí que la separación de la operación de distribución y generación eléctrica de las telecomunicaciones debería ser ejecutada pronto y que cada una de ellas debería tener una administración especializada. De igual manera, siento que es urgente separar en la Caja la administración de salud de la administración de pensiones. Son dos actividades diferentes que requieren de destrezas aparte. No es lo mismo administrar una cuenta para atender gastos de salud que un fondo para suministrar a futuro las pensiones de los contribuyentes a ese régimen. El porcentaje de gasto de administración de pensiones al total de rendimientos debería fijarse de manera específica y evitarse por esa vía que los gastos administrativos en pensiones se traguen el rendimiento de los fondos de retiro. Especialización y mejores destrezas podrían lograrse si dichas actividades en ambas organizaciones pudieran ser administradas institucionalmente de manera totalmente separada.
Hemos apreciado recientemente cómo un poder ejecutivo buscó influir en un banco del estado para financiar cemento y desarrollar una actividad que rompiera el duopolio existente a criterio de ellos. La influencia política no está ausente de los bancos del estado, está muy presente y activa. El nombramiento de personas sin las destrezas ni la experiencia en el manejo de gigantescas instituciones financieras se ha evidenciado también recientemente. Debemos formar una nueva generación de banqueros públicos íntegros y diestros. Los bancos del estado deberían pasar por un análisis intenso de su eficiencia, eficacia, cumplimiento de objetivos sociales, despolitización y reforma integral para lograr de ellos los mejores alcances en sus resultados, en sus objetivos sociales y empresariales. Capítulo primordial en estas instituciones debería ser la garantía de un gobierno corporativo transparente y seguro, librado de las interferencias políticas y de intereses de grupo. No es razonable que un director de un banco comercial del estado pase a ser regulador de bancos o que un director de uno de los bancos llegue a ser presidente ejecutivo del Banco Central para al término de su período regresar a ser director en otro banco. Este amasijo de intereses y red de influencias puede resultar en decisiones condicionadas y sesgadas al interés de quien ha hecho estos reiterados nombramientos. ¿Y los conflictos de interés dónde los dejamos? Los bancos del estado no pueden ser la caja de negocios de los políticos de turno, ni los orígenes de financiamientos dudosos para grupos de interés o de amigos. ¿Se han preguntado por qué en Costa Rica la diferencia entre los intereses cobrados en los préstamos y los intereses pagados a los ahorrantes es tan exageradamente grande? Ineficiencia en el manejo del gasto por parte de los bancos del estado. El país necesita formar una joven y talentosa generación de nuevos y sólidos valores, así como de banqueros públicos. La experiencia debe ir de la mano con la integridad y la honestidad en ellos.
Los seguros y reaseguros estatales han ido creciendo y conservando su altísima participación en el mercado costarricense. El objetivo de don Ricardo Jiménez Oreamuno de crear un monopolio de seguros que mantuviera a los bomberos y pagara los siniestros no culposos ya se logró. En estos momentos otro es el horizonte del Instituto Nacional de Seguros. Es el momento de ver a esta enorme empresa desarrollarse dentro de la globalidad y adquirir otras empresas de seguros y servir otros mercados.
Modernizarlas, actualizar sus sistemas contables y administrativos, sacar las pérdidas completas y limpiar sus estructuras financieras de todo lastre, permitirles salir del mercado nacional y posiblemente eliminar el respaldo del estado en todas ellas para no comprometer al mismo con sus pérdidas es lo que a mi juicio debe hacerse. Es primordial fortalecer el gobierno corporativo de cada una de ellas. El país no puede seguir actuando en una zona de confort y medianía con todas estas enormes instituciones.
Necesitamos pensar y hablar más de ellas y de sus giros. Requerimos modernizar nuestras autonomías cerrando muchas, fusionando otras y, como en el caso de estas grandes de las que hoy hablamos, dándoles brillo, que son nuestras tacitas de plata.
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