Las dos Costa Ricas energéticas (I)
Roberto Dobles [email protected] | Lunes 30 julio, 2018
Las dos Costa Ricas energéticas (I)
Existen dos Costa Ricas energéticas, la de las energías renovables nacionales (conformada por las fuentes de energía utilizadas para generar electricidad y por la biomasa) y la de las energías no renovables (conformada, básicamente, por los derivados de petróleo importados).
Las diversas fuentes de energía (renovables y no renovables) se producen, se importan y se comercializan bajo mecanismos de precios, marcos jurídicos y sistemas regulatorios y fiscales bastante diferentes entre sí.
Los estudios de la Dirección Sectorial de Energía (DSE) del MINAE muestran que la participación de las energías no renovables importadas ha venido aumentando a través del tiempo en detrimento de las energías renovables nacionales:
- En 1965 las energías renovables representaron el 61,2% del consumo nacional de energía (electricidad 9,0% y biomasa 52,2%) y las energías no renovables (derivados de petróleo) el 38,8%.
- En 1970 las energías renovables representaron el 55,1% del consumo nacional de energía (electricidad 10,6% y biomasa 44,5%) y las energías no renovables (derivados de petróleo) el 44,9%.
- En el 2000, las energías renovables representaron el 39,3% del consumo nacional de energía (electricidad 21,2% y biomasa 18,1%) y las energías no renovables (derivados de petróleo) el 60,7%.
- En el 2016 (año más reciente de los datos históricos sobre el consumo de energía en el país), las renovables representaron el 38,0% (electricidad 21,5% y biomasa 16,5%), y las no renovables el 62,0% (derivados de petróleo 61,85% y de carbón 0,15%).
Además del aumento continuo de la participación de la energía no renovable, en el suministro nacional de energía, la comparación de la participación del carbón en el suministro nacional de energía, con respecto a la participación de la energía solar, arroja también una realidad preocupante.
De acuerdo con el Informe Anual 2017 de la generación y la demanda de electricidad en el país elaborado por el Centro Nacional de Control de Energía (CENCE) del ICE, la participación de la energía solar en la generación eléctrica del país fue del 0,02% en el 2017. Esto representa una participación de la energía solar del 0,0044% en el suministro total de energía del país en este año.
En este año, la participación del carbón se mantiene igual a la del 2016 que fue del 0,15%, por lo que en el 2017, el carbón importado tuvo una participación mucho más elevada que la de la energía solar.
- En el 2030, las proyecciones indican que las energías renovables representarían 37,0% (electricidad 23,0% y biomasa 14,0%) y las no renovables el 63,0% (petróleo 62,85% y carbón 0,15%).
En este año, de acuerdo con el Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2016-2035, se estima que la participación de la energía solar en la generación eléctrica del país sería apenas del 0,05%, por lo que la participación de la energía solar prevista en el 2030 sería el 0,011% del suministro total de energía del país.
Además de la alta participación de los derivados de petróleo importados, que se mantendría todavía en el 2030, la participación prevista para este año del carbón importado, en el consumo energético total nacional, sería del 0,15%, por lo que la participación del carbón en el suministro total de energía del país sería 13 veces más grande que la participación de la energía solar.
Es importante señalar que la dependencia petrolera nacional no solamente es muy alta con respecto a las fuentes nacionales renovables de energía, sino que, también, es muy alta con respecto a la dependencia petrolera promedio mundial.
Los estudios internacionales muestran que en el 2017 la participación del petróleo en el consumo energético mundial estuvo entre el 31% y el 36% y que, en el 2030, esta participación bajaría ligeramente para ubicarse en un rango entre el 28% y el 32%. Aquí, la dependencia petrolera es actualmente del 62% y se estima que en el 2030 estaría en un 62,85%. En ambos casos, la dependencia petrolera nacional es el doble con respecto a la dependencia petrolera promedio mundial.
De acuerdo con los datos anteriores, de aquí al 2030 no se darían cambios relevantes en el país entre las energías renovables y las no renovables. Donde sí habría algunos cambios relevantes en el futuro en Costa Rica es entre las energías renovables. La DSE estima que la participación de las fuentes de energía renovables para la generación eléctrica aumentaría del 21,5% en el 2016 al 23,0% en el 2030, mientras que la biomasa bajaría del 16,5% en el 2016 al 14,0% en el 2030. La participación de la electricidad subiría así en este período en un 1,5% y la participación de la biomasa bajaría en un 2,5%. En este período, habría básicamente sustituciones entre las fuentes nacionales renovables de energía, pero no entre las energías renovables nacionales y las energías no renovables importadas.
Los estudios sobre el consumo nacional de energía muestran, también, que a través de los años la biomasa se ha venido convirtiendo en Costa Rica en una fuente de energía “perdedora”, ya que su participación en el suministro energético nacional ha estado reduciéndose continuamente en el tiempo: 52,2% en 1965, 44,5% en 1970, 18,1% en el 2000, 16,5% en el 2016 y 14,0% en el 2030 (según los estudios de la DSE).
Estos estudios muestran que no se está produciendo ninguna transición energética hacia las fuentes renovables de energía ni ninguna descarbonización del sector energético y que las emisiones al ambiente, más bien, han estado creciendo continuamente.
Contrario a la retórica y a los planes de escritorio de los gobiernos de turno, la realidad nacional muestra que la Costa Rica no renovable (petrolera en lo fundamental) está creciendo más rápidamente que la Costa Rica renovable (electricidad y biomasa).
Los estudios de RECOPE y del ICE sobre el consumo de energía en el país son consistentes con los estudios de la DSE:
- De acuerdo con RECOPE, en el 2015, el consumo nacional de derivados de petróleo importados fue de 19,02 millones de barriles y, en el 2017, fue de 20,87 millones de barriles, para un crecimiento de 9,74% en este período.
- De acuerdo con el ICE, el consumo de electricidad (generada en su mayor parte con fuentes renovables nacionales) fue de 10.607,31 GWh en el 2015 y de 11.019,32 GWh en el 2017, para un crecimiento de 3,88% en este período.
- El crecimiento de los derivados de petróleo, importados en este período, fue 2,51 veces mayor que el crecimiento de la electricidad producida con fuentes renovables nacionales.
También es importante señalar que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo entre el 2015 (95,00 millones de barriles) y el 2017 (98,52 millones de barriles) fue del 3,7%, por lo que el crecimiento de la demanda nacional de derivados de petróleo fue 2,63 veces superior al crecimiento promedio de la demanda petrolera mundial en este período.
En el largo plazo, los estudios oficiales muestran que el crecimiento del consumo petrolero nacional seguirá siendo alto y que este continuará siendo mucho más elevado que el crecimiento de consumo mundial de petróleo. Para el período 2016-2030, la DSE proyecta un crecimiento anual promedio del consumo petrolero nacional del 4,62%. Para el período 2016-2035, RECOPE proyecta (en el escenario medio) un crecimiento anual promedio de la demanda petrolera nacional del 2,6%.
El crecimiento futuro del consumo de petróleo en el largo plazo a nivel mundial es mucho más bajo que el crecimiento futuro estimado de Costa Rica. Por ejemplo, en el “BP Energy Outlook, 2018 Edition”, se estima que el crecimiento anual promedio de la demanda de petróleo en el mundo sería de un 0,5% para el período 2016-2040.
Como conclusión, contrario a la retórica y a las políticas y los planes que no han logrado cambiar la situación, la realidad muestra que el crecimiento pasado y previsto en el futuro de la Costa Rica de las energías no renovables (básicamente conformada por los caros derivados de petróleo importados) es muy alto y mucho más elevado que el crecimiento de la Costa Rica de las energías renovables nacionales (electricidad y biomasa) y que el crecimiento promedio del consumo petrolero mundial.
Esto se debe, en gran medida, a que el país no está realizando ninguna transición energética. Entre otras cosas, no está incorporando de manera relevante las principales fuentes de energía de menor costo y menores emisiones que están liderando e impulsando la transición y la competitividad en el mundo dentro de un contexto de diversificación energética como la energía solar (en el subsector eléctrico) y el gas natural (en el subsector combustibles).
Esta es una de las razones por las que el país se encuentra en una ruta de crecientes costos de la energía y de las emisiones, lo que conlleva a una creciente desventaja competitiva y a continuos obstáculos al desarrollo económico y social.
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