“Labriegos sencillos”
Candilejas [email protected] | Viernes 18 septiembre, 2015
“Labriegos sencillos”
¿La Patria nos da?
Son las tres de la madrugada del año 1952. Descalzo va, acompañado por un latón en el que su madre introdujo un cabo de candela para que alumbre el camino. Abriéndose paso entre serpientes y perros lobo camuflados en la oscuridad que envuelve las faldas del volcán Turrialba, camina pisando el frío rocío de la noche congelado. Rápidamente, sus pies están hipotérmicos.
Se alivia con la orina de una vaca que encuentra en el camino. Es un tibio baño para sus congelados pies. La sal, presente en la urea del ganado, le produce un “degollamiento” en sus dedos. Para continuar hacia su destino laboral, cubre esas heridas con hilachos de guangoche.
Es un niño de solo 10 años dirigiéndose al campo de siembra, una costumbre campesina de la época en las comunidades rurales de Cartago.
Se llama Laercio Gamboa, hoy tiene 73 años y desde los 14 se mudó a Chiral de Birrisito de Paraíso de Cartago. “Tengo una pensión que no me alcanza, por eso sigo trabajando en lo que amo, la tierra, la respeto, porque nos da de comer”, dice.
Birrisito fue fundado por un cacique huetar del mismo nombre. “Chiral” se debe a la presencia de chiras, parásitos que sirven de reservorio de agua para la fauna del lugar, y fue bautizado así por Juan Gamboa a inicios del siglo XX. Los primero pobladores llegaron de los Bajos del Mojón en San Pedro de Montes de Oca.
Gamboa engendra su descendencia aquí, entre la que destaca el primero de los habitantes en graduarse de la Universidad de Costa Rica, el profesor – ya pensionado- de estudios sociales, Juan Fonseca Gamboa, un “educador de profesión, pero agricultor por vocación”, alardea orgulloso de sus raíces campesinas.
La etnología de la comunidad se caracteriza principalmente por la pasión de jugar futbol, el respeto al agricultor y la devoción de éste hacia sus padres y a las mujeres, sobretodo sus esposas.
Desde su infancia, cuenta Laercio, se armaban “mejengas”, pero no había canchas, ni bolas. Éstas últimas las construían con trapos y pellejos secos de “alguna tripa de animal”, y se jugaba en algún potrero.
Recolectando tomates “cereza”, está Luis Sojo, vaquero y agricultor de 50 años. La lechería compite aquí con la agricultura, aunque no se industrializa en la zona, solo se vende.
El comportamiento social de esta subcultura rural se caracteriza por tener al futbol como única recreación , las caminatas y el paseo a los miradores, son las principales distracciones de sus habitantes.
Luis comparte con Laercio otra costumbre de antaño: entregar todo el dinero ganado a sus padres, mientras fueron solteros. Laercio es viudo, y con sus manos oscurecidas por la tierra del campo, pagó los estudios de sus hijos.
“Ishtue mash quina”, nos interrumpe un indígena cabécar saludando en su lengua natal, el chibcha, cuyo saludo significa ¿cómo están? Es Enrique Brenes, sembrador de maíz en la propiedad del profesor Fonseca.
Para el educador, la agricultura local está amenazada. El pequeño agricultor se encuentra en “vías de extinción”, dice, ante la escasez de suelo fértil debido al avance de la urbanización, una violación a la virginidad rural.
Agrega el “profe”, como lo conocen, que además el intermediario les compra al mínimo costo y vende al consumidor con el precio máximo. Como si esto no bastase, el cambio climático los hace perder cosechas. Durante el pasado mes de agosto, no llovió en la zona.
El académico español, Francisco San Vicente, señala que “los modos de vida de las sociedades rurales tradicionales se encuentran en un franco proceso de desaparición”.
La especialista Gabriela Ávila, agrega que en la década de los 90 se inició una trasformación en el espacio rural costarricense.
Un país de tradición agrícola, elemento supremo y sagrado en la constitución de esta Patria, se defiende por lo que representa, significado que resume el profesor Fonseca magistralmente en tres palabras: la tierra es “el alma, la sangre, la madre”.
Fuentes: Ávila, G. “Desarrollo rural en Costa Rica: cuatro décadas después” (2013).
Pike, K. y Harris, M. “Emics and Etics:The Insider / Outsider Debat, Headland N.Thomased., Londres (1990) . San Vicente, F. “Cambios conceptuales y simbólicos de las sociedades rurales: carta etnográfica” (2011).
Fotos: Ricardo Sossa.
Editores jefes: Carmen Juncos y Ricardo Sossa / [email protected]