La guerra se globaliza
Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 19 septiembre, 2014
Ucrania, los países musulmanes en el Medio Oriente y la dos Coreas en Asia, son la expresión más dramática de los reacomodos de la geopolítica mundial
La guerra se globaliza
El contraste no podía ser mayor. Los tambores de guerra aterrorizan hoy al mundo haciendo que el clamor de la gente sensata y la voz del Papa y de otras voces sensatas pidiendo una salida negociada a los conflictos en el Medio Oriente y en Ucrania, no hayan tenido como respuesta sino la intensificación de los operativos que podrían provocar una conflagración que amenazaría, no solo la paz mundial, sino la existencia misma de la humanidad si se atreven a recurrir al armamento nuclear.
Si las cosas siguen en este nivel de insensatez, el siglo XXI podría convertirse en la tumba de nuestra especie.
Actualmente las mayores amenazas a la paz mundial provienen de los conflictos del Medio Oriente y de Ucrania.
Su causa es, en ambos casos, la misma: el control de las vías marítimas de comercio por parte de las potencias occidentales, sumidas hoy en la peor crisis sistémica desde 1929 y carentes de materias primas estratégicas, como son las fuentes de energía para su industria (gas y petróleo).
A lo anterior se añade el factor geopolítico pues no por casualidad, ambos conflictos se dan en las fronteras mismas de las dos grandes potencias reemergentes: la Rusia de Putin y la Alemania de Merkel, que hegemoniza la Europa Occidental y hace temer a los yanquis que su dominio sobre Europa después de la II Guerra Mundial pueda entrar en crisis si la diplomacia de Putin logra convencer a Merkel de llegar a un acuerdo (cosa que el Kremlin no ha logrado hasta el presente ni mucho menos).
A esto hay que añadir la creciente presencia china en el océano Pacífico, que amenaza con acabar el mayor logro militar de Mac Arthur de convertir ese inmenso océano en un lago americano. Lo cual ha llevado a los norteamericanos a impulsar el rearmamentismo de Japón.
Todo esto explica por qué los líderes chino y ruso lo primero que hacen es multiplicar sus encuentros y firmar acuerdos, tanto en el campo militar como económico y tecnológico, siendo la construcción de un gigantesco gasoducto el resultado inmediato más espectacular, todo llevado a cabo en ceremonias donde brilla el fausto de una corte imperial, jurándose ante el mundo entero amor eterno.
Las grandes conflagraciones, que se constituyen en vuelta sin retorno de página en el libro de la historia universal, no se originan en última instancia en el afán de los imperios por explotar las materias primas (minerales o agrícolas) o humanas (mano de obra esclava) sino por el control de las vías (sobre todo marítimas) de comercio.
La explicación de tal hecho la encontramos en la economía política. La extracción de productos primarios mediante el trabajo humano responde al intento de las sociedades, organizadas en un sistema político, de satisfacer sus necesidades elementales como seres vivientes, lo que se califica como “valor de uso”.
Pero al ser transportados a los mercados externos, esos productos del trabajo humano se convierten en mercancías, esto es, en “valor de cambio”.
En conclusión, tanto Ucrania en el Este de Europa, como los países musulmanes en el Medio Oriente y la dos Coreas en Asia, no son más que la expresión más dramática de estos reacomodos de la geopolítica mundial.
Arnoldo Mora
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