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La ética desafía a los partidos

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 03 septiembre, 2015


Sobresale el electorado matriculado con el tema ético y no debe estar en la inteligencia partidista subestimarle su tabla de valores

De cal y de arena
La ética desafía a los partidos

El azaroso discurrir de las asambleas celebradas el domingo pasado por el Partido Liberación Nacional para elegir los candidatos a las alcaldías y concejalías municipales en los comicios de febrero próximo, evidencia la dimensión de los desafíos a que deben hacer frente los grandes actores formales de la política costarricense, dentro de las cuales este partido se ubica como el mejor posicionado aunque sin la prominencia del pasado.
La confrontación estuvo marcada por temas ideológicos y éticos, sin faltar la disputa por los cacicazgos territoriales y partidistas. Lo primero gravitó tras bambalinas, conforme a las vocaciones que empiezan a asomarse para devolver al partido su esencia social demócrata o para consolidar su deriva neoliberal.
Obviamente, figuras renombradas del PLN jugaron sus fichas, quizá hasta con las armas de la intriga, la zancadilla y la mano negra.
En la convención igual hubo reivindicaciones de los temas éticos a la hora de elegir a ciertos candidatos, entendiendo quienes salvaguardan esta exigencia que si no se impone un rumbo de alto contenido ético, muy distinto al que se abrazó en un pasado reciente con onerosos costos políticos, el partido no puede ir a las urnas con aires de triunfo.
Pero el domingo fue en más de un caso, sorprendentemente desdeñoso hacia tal planteamiento a pesar de la lección de las urnas en 2014, clara expresión del repudio a una forma de hacer política plagada de vicios y corruptelas en dos gobiernos a los que Liberación no pudo embridar.
Qué pasará con las candidaturas en ruta de procesos jurisdiccionales es cosa que marcará huella para cuando el PLN pida la confianza del elector en febrero de 2016 y en febrero de 2018.
Evidentemente Liberación está presente como agrupación dinámica y organizada en el ámbito nacional. Quizá, como dijo el presidente Daniel Oduber, con una definición más propia de una maquinaria electoral que de un partido político.
De ahí los riesgos de un tropezón (cuidado si no fatal) ante una realidad que ha cambiado mucho en lo social, económico y político, de la que deben tomar nota igual los demás partidos que deben percatarse de que 2018 está muy cerca y con una carpeta de expedientes desafiantes para todos.
Sobresale el electorado matriculado con el tema ético y no debe estar en la inteligencia partidista subestimarle su tabla de valores. Máxime cuando ninguna agrupación da muestras de una clara dominación, como lo expresan con elocuencia las encuestas. Unos y otros saben que los números, multiplicarlos en política no es empresa fácil y que es exigencia que brota en el comentario popular poseer autoridad moral y determinación para comprometerse con algo más que poses a la solución de los grandes desafíos: pobreza, desempleo, desigualdad, inseguridad ciudadana, el caos fiscal, servicios públicos al borde del colapso… todo en medio de una peligrosa crisis de liderazgos.

Álvaro Madrigal
 

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