La silenciosa guerra comercial por el uso de la energía solar
Ricardo Trujillo [email protected] | Martes 24 septiembre, 2024
Ricardo Trujillo Molina MSc EE
Hace pocos días fue entrevistado por don Esteban Arrieta de este rotativo, y ante la pregunta de por qué el ICE no ha estimulado el aprovechamiento de la energía solar, me limite a contestarle que la respuesta a esa pregunta la tienen las autoridades actuales y pasadas del ICE. Posteriormente meditando al respecto, recordé que hace 8 años LA NACION me publicó en su foro de opinión, un artículo bajo el título de LA SILENCIOSA BATALLA POR LA ENERGIA SOLAR.
Al volver a leer ese artículo, considero que allí se encuentra una posible pero válida respuesta a la pregunta del reportero entrevistador. Han transcurrido 8 años desde aquella fecha, y las premisas y datos proporcionados en el artículo siguen siendo válidos. Han transcurrido 8 años de una fiera guerra sin cuartel entre la tecnología para uso de la energía solar y de los abonados costarricense pretendiendo utilizarla inclusive con el respaldo de la ley 10,086 en contra del ICE y de las distribuidoras eléctricas maquinando, complotando y oponiéndose a dicho aprovechamiento. Por ello procedo a reproducirles el artículo escrito hace 8 años.
Silenciosa batalla por la energía solar LA NACION, 26-05-2016
Si la energía eléctrica anual que podríamos llegar a generar todos los abonados utilizando el recurso solar fuese de apenas un 10% de la energía total del país, el dinero que dejarán de percibir las operadoras eléctricas será de $275 millones anuales, $2.750 millones en los próximos 10 años y $6.875 millones en el próximo cuarto de siglo. Esa es la batalla económica que ya se está sórdida y calladamente librando todos los días, y que continuará por el próximo siglo entre los abonados eléctricos y las operadoras y generadoras eléctricas. Veamos por qué.
La energía que nos llega del sol es sumamente aprovechable. En un día soleado, sin nubes, la costa Pacífica de Costa Rica recibe un promedio diario de ocho kilovatios hora por metro cuadrado de energía en bruto. El equivalente a ocho gigavatios hora por kilómetro cuadrado, para un total anual aproximado de tres teravatios hora. Aproximadamente, un 27% del total de la energía eléctrica generada al año en todo el país.
Una sola planta solar. Con la tecnología actual, es posible convertirla a electricidad con un 17% de eficiencia, lo cual significa que una planta solar fotovoltaica de 22 kilómetros cuadrados de superficie generaría la energía eléctrica que el país necesita para el 2016.
Si en el plan nacional de energía nos propusiéramos para el 2025 alcanzar con generación solar una meta de apenas un 10% de la energía eléctrica anual que requiere el país, o sea 1,1 teravatios hora, eso significa que solamente se necesitaría una planta solar con 2,2 kilómetros cuadrados de superficie, el equivalente a un lote rectangular de 2,2 km de largo por 1 de ancho, el área de cualquier potrero abandonado por sequía en Nicoya.
El único requisito adicional deseable es que dicho potrero se encuentre muy cercano a alguna subestación de gran capacidad del ICE, con el fin de minimizar los costos de construcción de la línea de trasmisión obligatoria. La producción anual de energía de esa planta tendrá que ser de 1,1 teravatios hora y su potencia aproximada sería de 430 megavatios, la cual podría ser construida con $860 millones.
Ahorro. El valor de 1,1 teravatios hora (1.100 millones de kilovatios hora) de energía eléctrica entregada a los abonados al año por las diferentes empresas distribuidoras es de $275 millones y su costo de producción a tarifa de generación privada en vigor sería de aproximadamente $83 millones, de acuerdo con los resultados de la última licitación de compra de energía solar que está adquiriendo el ICE.
En suma, el costo de la inversión de una planta solar se paga en cuestión de diez a quince años, periodo sumamente reducido comparado con los 25 años o más necesarios para pagar una represa o planta hidroeléctrica.
Existe una tendencia mundial a generar la electricidad con el recurso solar, tanto en megaplantas como la descrita anteriormente, o por medio de microplantas construidas sobre los techos de los abonados. En este caso, el costo de la generación para el abonado es sumamente competitivo contra el costo de la energía transportada y distribuida a través de las redes nacionales y locales de cada distribuidor.
El costo de la energía eléctrica solar generada in situ por el abonado y prorrateando la inversión a 25 años plazo es de ¢30 por kilovatio hora. La tarifa nacional comercial promedio en vigor para la energía eléctrica distribuida por las redes en Costa Rica es de más de ¢120 por kilovatio hora. El ahorro es indiscutible y eso le permite a los abonados amortizar su inversión en una micro planta solar en apenas cuatro años.