La revolución pendiente de los sabios
Candilejas [email protected] | Viernes 10 enero, 2020
Muchas personas de la generación actual de adultos mayores lucharon en su juventud y madurez por causas dignas y justas. Lo hicieron por la paz y la democracia, por la igualdad de las mujeres, también para eliminar el racismo. Ahora, nuevamente, tienen una revolución pendiente.
Este desafío incluye luchar contra gigantes del pensamiento y de la economía. Por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Española incluye en el término de “vejez” la siguiente acepción: “Achaques, manías, actitudes propias de la edad de los viejos”.
Otra organización es el Fondo Monetario Internacional, al considerar que “las personas mayores somos un problema y una amenaza para la economía, que vivimos demasiado, y que hay que acabar con eso, y ya, porque es un riesgo”; transcribe el sitio de la Fundación costarricense Partir con Dignidad, presidida por el Dr. Ernesto Picado, en su sitio oficial de Facebook.
No se debe asociar a la vejez con carga social, inutilidad, dependencia, analfabetismo digital, bailes de salón.
Está en manos de la sociedad, de los hijos, nietos, sobrinos y las personas adultas mayores vencer el estereotipo y cánones de la vejez.
Volverse mayor es tan natural como nacer, entonces, sí a la vida, al transcurso de los años, pero entendidos como cuidarse, activarse, hasta enamorarse de nuevo es válido y, sobretodo, ser respetados por la sabiduría que solo los años da.
Sabiduría que otorga el derecho de que los adultos mayores se mantengan conscientes sociales, preocupados y activos en la política y defensores contra las injusticias de hoy.
Por eso, Candilejas rinde homenaje a Philtime, una iniciativa que reivindica el “alto” al “viejismo” descrito arriba, a través de una plataforma que fomenta la actividad, ocupación, participación y colaboración de las personas mayores (www.phyltime.com , www.phyltime.org).
Picasso decía: “Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. Él nunca dejó de crear.
El futuro político y social del siglo XX no hubiera sido el mismo sin Golda Meir y Margaret Thatcher. Las dos “damas de hierro” dirigieron sus países con tenacidad y firmeza pasados sus 60 años, independientemente de si se está de acuerdo o no con sus ideas y actuaciones.
Bernard Shaw, dramaturgo y Premio Nobel, dijo que “no dejamos de jugar porque nos hacemos viejos, envejecemos porque dejamos de jugar”.
Otro ejemplo destacable es el de Verdi, quien compuso la ópera “Otello” a sus 74 años, tras 17 de haberse retirado. Hoy, considerada una obra maestra en el mundo.
“Los pájaros” y “Psicosis”, obras del culto de cine suspense, no existirían si Alfred Hitchcock se hubiese retirado a los 60 años.
La vitalidad, la curiosidad, la pasión y la creatividad no tienen edad. Aunque seamos niños, adultos, mayores o mayorcísimos, no es la edad lo que define a una persona.
La “Carta de San José sobre los derechos de las personas adultas mayores” (2012), manifiesta la preocupación del estigmatismo hacia la vejez y las personas que llegan a esta etapa: “Conscientes de que la edad sigue siendo un motivo explícito y simbólico de discriminación que afecta el ejercicio de todos los derechos humanos en la vejez, y que las personas mayores requieren atención especial del Estado, expresando preocupación por la dispersión de las medidas de protección de los derechos de las personas mayores en el ámbito internacional, lo que dificulta su aplicación y genera desprotección en el ámbito nacional…”.
¿Y el atropello a las pensiones, generalizando al citarlas como “pensiones de lujo?”, sin excluir del calificativo y de los atropellos a todas aquellas pensiones que, independientemente de cuál es su monto, fueron honestamente ganadas a la edad de 65 años de trabajo y contribuciones. Mientras algunas personas las obtuvieron con unos poquitos años de trabajo en algún cargo privilegiado.
Costa Rica, y la sociedad mundial, deben fortalecer sociedades lúcidas y avanzadas, dando protagonismo a las personas con más experiencia y conocimientos, ofreciéndoles oportunidades reales para que continúen activas, respetadas y productivas.
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos