La polución silenciosa
Candilejas [email protected] | Viernes 07 agosto, 2020
Hay una contaminación que no tenemos en mente. La vida digital de las personas también deja una huella que afecta al planeta.
Debemos aprender a generar menos polución digital.
Hoy sabemos que todo contamina, en alguna medida, y depende de nosotros mantenernos en un punto de sostenibilidad.
Unos pocos datos nos permiten ubicarnos.
Si fuera un país, la industria digital sería el quinto más contaminante del planeta (Greenpeace, 2017).
Otros estudios sitúan la huella de carbono de esta industria en un 4%, superando el impacto ambiental generado por la aviación.
Las criptomonedas son otro ejemplo. La más popular es el “Bitcoin”. El proceso de extracción de estas consume más de 20 teravatios por hora (un teravatio es una cantidad de potencia equivalente a un billón de vatios). Un consumo comparable al de países como Irlanda.
El uso de los millones de dispositivos que hay en el mundo requiere una gran cantidad de energía y, por tanto, conlleva una emisión de dióxido de carbono.
Un informe de 2017 elaborado por Huawei Technologies afirma que incluso la previsión más optimista apunta a que en 2025 las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) consumirán unos 2.800 teravatios hora (TWh), lo que supone aproximadamente el 9% del consumo de energía en todo el mundo.
El costarricense Pablo Gámez-Cersósimo, periodista, investigador y escritor, fundó y es director general de la organización holandesa (país en donde reside desde hace 20 años) “The Orange Institute” (https://www.theorangeinstitute.com/the-orange-institute#aboutus).
La principal función de esta es servir como referencia mundial, especialmente para América Latina, en la transformación de energías para la industria de la Internet, desde Holanda, país líder en este proceso.
Shutterstock / La República
Esta entidad busca compartir el conocimiento holandés con América Latina a través de soluciones integrales a medida, consultorías, asesoramiento individual y empresarial, cursos de formación, seminarios web, cumbres y conferencias, entre otros.
“Buscamos promover la transformación digital de América Latina, de manera responsable y sostenible” dice Gámez.
Para funcionar, el mundo digital contamina en varias de sus etapas: la fase de producción de los dispositivos (extraer las materias primas como litio, cobre, manganeso, entre otras y transportarlas), los centros de datos (servidores y calculadoras utilizadas para almacenar y transmitir datos) y las infraestructuras de red (antenas 4G, fibra óptica, etc.).
Teléfonos celulares, tabletas, relojes digitales, y muchos otros, requieren nuestra constante atención, pero la construcción de estos aparatos tiene un impacto tremendo en el ambiente.
Además, están construidos para ser sustituidos en poco tiempo, ha explicado Gámez, quien tiene un libro listo para publicar sobre el tema, cuya salida “se ha retrasado por la pandemia del COVID-19”, según nos dice.
Para los usuarios, existen soluciones con el fin de minimizar el impacto sobre el medio ambiente, como reducir la resolución de los videos y desactivar la reproducción automática de los mismos o preferir el wi fi a las redes móviles.
Por otro lado, los expertos recuerdan que la solución pasa por alimentar los servidores con energías limpias.
Grandes empresas del mundo digital (y todos los demás recursos digitales que dependen de estas) ya alimentan más de la mitad de sus servidores con energías renovables. Pero otras en plena expansión, siguen produciendo una gran huella ecológica.
La responsabilidad es de todos: empresas y usuarios.
#QuedateEnCasa
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos
[email protected]
[email protected]
Fuentes: recogido de Contaminación ambiental: Hacer uso de la tecnología emite más CO2 del imaginado, Internet también contamina, pero la solución no es desconectarse, La contaminación digital, una plaga invisible y Candilejas (12-06-20).