La pasión paliativa durante el COVID-19
Candilejas [email protected] | Viernes 08 mayo, 2020
Este virus ha transformado la cultura médica en el mundo, destacando como indispensable una de sus ramas: los cuidados paliativos.
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La red de control del dolor y cuidados paliativos en Costa Rica es un modelo imitado por otras naciones al considerarlo una estrategia que eleva la calidad de vida en la población.
Candilejas conversó con varios paliativistas sobre su importancia y cómo los pacientes y sus familiares deben asumir los nuevos restos que el COVID-19 trae para las personas en fase terminal.
Sus historias se encarnan en la entrega y la piedad, dejando ver un sistema de salud, a través de la CCSS, paradigmático.
El Dr. José Ernesto Picado Ovares, Presidente de la “Fundación Partir con Dignidad”, define a los cuidados paliativos como “la especialidad médica que atiende pacientes -y a sus familiares- con un pronóstico de vida limitado, que se asocia con el dolor físico, social y emocional”.
Es lo que la Dra. Ivannia Lépiz, también especialista en cuidado paliativo, llama el “dolor total”.
El COVID-19 hace de este grupo de pacientes uno de los más vulnerables. Sin embargo, en Costa Rica, este “dolor total” se ve aliviado por un “seguimiento continuo telefónico, se instruye a la familia en cómo atender al paciente, y se le da soporte a la persona cuidadora.
Por la pandemia actual, nos adelantamos a las situaciones que puedan angustiar a los familiares, para que cuando la persona enferma está lista a partir, lo haga con dignidad y sin dolor”, asegura Lépiz.
Con esto concuerda la Directora Ejecutiva del Centro de Cuidados Paliativos de la Universidad Estatal de California, Jennifer Moore, quien sostiene: “la comunicación, el plan avanzado de cuido y el manejo de síntomas, son características de esta medicina que se han visto fortalecidas con la epidemia”, y Costa Rica es un referente mundial.
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Los Cuidados Paliativos en nuestro país inician en 1987, con la Dra. Lisbeth Quesada Tristán, quien realiza estudios en el St Luke´s Roosevelt Hospital Center de Nueva York, para luego difundir sus conocimientos a través de cursos a profesionales en salud.
Ella, en 1990 junto con la Dra. Ivette García y otros profesionales del Hospital Nacional de Niños, crean la primera Unidad de Cuidados Paliativos que atiende a la niñez del país.
Hoy, La Dra. Quesada dice: “No importa si la seguridad social gasta millones de colones en intentar curar y salvar la vida de un paciente. Para eso fue creada.
Los seres humanos respondemos ante el dolor, la angustia, el miedo, como una unidad. No la parte física por un lado, lo sicológico, social y espiritual por otro.
Durante esta pandemia, en los hospitales, a estos pacientes contagiados, ya sea en recuperación, o en peligro de muerte, debería existir un profesional designado por el equipo tratante, que apoye directamente a la familia con información precisa, emanada del equipo médico”, asegura la Dra. Quesada.
En 1991, el Dr. Isaias Salas Herrera, inicia cursos en la Universidad de Londres, para tratar el dolor y preparar a pacientes a morir con dignidad, a pesar de la incredulidad, incluso “burlas” de médicos en aquel entonces, según afirmó a Candilejas.
Salas inició la aplicación de los cuidados paliativos y contra el dolor desde el Hospital Calderón Guardia. Hoy está retirado pero “deseoso de ayudar si me llaman”, dice.
La Dra. José María Morales, paliativista, desarrolló el programa de enfermedad crónica terminal en el hospital de Cartago. Para ella, la Dra. Quesada Tristán y el Dr. Salas Herrera son “héroes por la entrega que han tenido siempre por el dolor de la gente”.
Realizar la voluntad de la persona en fase terminal, como ver a sus familiares si lo piden, siguiendo los protocolos de las autoridades de salud, debería ser un deseo concedido, acuerdan los especialistas.
#EstoPasará
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos