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La paradoja democrática

Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 24 junio, 2009



Hablando Claro
La paradoja democrática

Parece que los costarricenses vivimos con una especie de dilema existencial entre pecho y espalda: adherimos la democracia como la mejor forma de gobierno pero mostramos un acentuado nivel de escepticismo sobre el cumplimiento de las normas de convivencia social que nos rigen. Seguramente por eso nos autoevaluamos con rigurosidad como personas proclives al incumplimiento de las leyes y más aún mostramos opiniones muy divididas cuando nos preguntan sobre si contamos con acuerdos básicos respecto a lo que está bien y lo que no en la sociedad.
Esas valoraciones acerca de lo que somos y cómo nos vemos, se confirmaron recientemente en un estudio de opinión que efectuaron conjuntamente la Universidad Nacional Autónoma de México en alianza con la organización no gubernamental IDEA y la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano.

La encuesta establece con claridad meridiana que mientras el 75% de los costarricenses está de acuerdo con la afirmación de que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, un 69% asegura que en el país solo se respetan algunas leyes y artículos de la Constitución, un 68% está convencido de que los ticos “son más bien desobedientes y transgresores” y un 61% aseguró que los costarricenses “no nos respetamos los unos a los otros”.

Por ello, los autores del estudio establecen que la democracia está firmemente asentada a pesar de la existencia de brechas entre las aspiraciones de la ciudadanía y la satisfacción con el desempeño de las instituciones democráticas. Pero también ellos aseguran que esa valoración positiva del sistema democrático y el apego a la regla de la mayoría, muestra una clara tendencia a perder adhesión. En esta línea, solo para citar dos datos reveladores, un 14% de los consultados aseguró que en algunas circunstancias un gobierno no democrático podría ser mejor que uno democrático y un 24% dijo que estaría dispuesto a desobedecer una decisión que no le gustara , aun cuando fuera adoptada por la mayoría de las personas; es decir, por el sistema democrático. Siguiendo con esta tendencia, aunque ciertamente un 82% se manifestó a favor de un líder respetuoso de la ley, un 17% dijo que “preferiría un líder fuerte, aun cuando no fuera muy respetuoso de las leyes”.

Ciertamente la consulta de este estudio de “Cultura de la Constitución en Costa Rica” es muy amplia y deja al descubierto muchos otros datos interesantes —por lo demás coincidentes con otros estudios e investigaciones sobre la temática— acerca de la percepción que tenemos de nosotros mismos y cualquiera podría objetar que los pocos datos que aquí se resaltan son más bien de aspectos negativos. Y es así. Porque para efectos de la reflexión lo que nos interesa destacar es cuánto estamos haciendo por la comprensión y el entendimiento de lo que es la democracia y cuál es el desafío que tenemos para poder fortalecerla. Por supuesto, es también un llamado de atención para que quienes tienen el poder de adoptar decisiones de política pública orienten esas decisiones a favor del empeño de una democracia que responda de manera más determinante a las aspiraciones de las y los costarricenses.

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