La oligarquía costarricense
Ricardo Trujillo [email protected] | Martes 03 enero, 2023
Ricardo Trujillo Molina
MscEE
El término oligarquía se le aplica según la real academia, a los gobiernos en los cuales varios grupos minoritarios tienen gran influencia ó a los que tienen el verdadero poder en lo social, económico y político. Durante muchas décadas la izquierda salvadoreña se lo aplicó a los gobiernos cívico- militares desde 1932 hasta el 15 de octubre de 1979. A partir de entonces se fracturó ese poder oligárquico compartido entre grandes terratenientes, la alta cúpula militar y la del clero. Sobrevino la guerra entre los sectores radicales que deseaban mantener u obtener el poder por la fuerza de las armas, pero también se abrió simultáneamente un espacio político sostenido financiera y militarmente por la intervención norteamericana, para que las demás fuerzas políticas no beligerantes, se disputaran ese poder por la vía electoral.
En el caso de la política costarricense no se ha aplicado el termino de oligarquia, posiblemente por su gran vocación electoral democrática y por la alternabilidad al poder ejecutivo que se han ganado diversos partidos políticos como resultado de justas electorales completamente libres.
Sin embargo, si estudiamos con detenimiento la influencia política de muchos de los sectores económicamente dominantes, encontraremos que podríamos definir la existencia de una oligarquía de poder real político que trasciende las barreras de acción de los partidos políticos tradicionales. Intentaremos explicarlo analizando detalladamente en que gastamos nuestro dinero a diario comenzando por el desayuno.
Nuestra dieta matutina consiste en lácteos, plátanos, gallo pinto, café, pan y huevos. Y allí precisamente aparecen como productores de los alimentos de nuestra dieta varios consorcios que son política y económicamente intocables, como la cooperativa Dos Pinos, el sector arrocero nacional, industrial e importador del grano, y las cooperativas de café y sus procesadores.
Al finalizar el desayuno, la inmensa mayoría de la población se dirige a sus empleos utilizando el transporte público, el cual está en manos de también un poderoso gremio de autobuseros que incluso son defendidos por la autoridad reguladora, el CTP , el MOPT, ante las casi inexistentes demandas tarifarias de sus usuarios. El resto de la población aborda sus vehículos propios y llena sus tanques de gasolina con energéticos que le suplen en monopolio la refinadora de petróleo fuera de nuestras fronteras, la empresa estatal RECOPE y el gremio de los propietarios de gasolineras. Este rubro de gasto diario poblacional se divide casi en un 50% para la importación del energético, y el otro 50% en pago de impuestos para el erario nacional. No vemos real interés alguno por el gobierno para disminuir ese inmenso gasto diario que realiza tanto la población como la producción nacional, existiendo la alternativa de migrar aceleradamente hacia la energía eléctrica de bajísimo costo si se generase de manera distribuida con el recurso solar amparado bajo el mandato de la ley 10,086, aprobada desde hace casi un año, pero sin entrar en vigencia plena por falta de un reglamento de control que tiene que ser elaborado por el MINAE. El impacto fiscal negativo que tendría la menor recaudación de impuestos por la venta de combustibles de RECOPE ha tenido la prioridad para los anteriores e incluso el actual gobierno.
Una vez en las horas laborales, el consumo de energía combustible, eléctrica, de servicios de comunicación, de uso de materias primas y de planilla es el gasto dominante tanto para el empleado como para el empleador. En los primeros servicios existen tarifas e impuestos que se pagan primero al ICE, RECOPE e INS, pero que terminan en arcas del fisco y en la banca internacional. En la importación de materias primas el estado se lleva buena parte de su costo vía impuestos, y en el pago de planillas, gran porcentaje de ese dinero termina en arcas de la CCSS para atención medica básica y hospitalaria y en los fondos de las operadoras de pensión. El ciclo de gastos se repite al final de la jornada diaria de trabajo, con especial énfasis en los gastos de internet y televisión por cable. Afortunadamente todavía no gastamos nada en las horas de descanso y de sueño, aunque muchos destinamos algo de nuestro dinero a la seguridad nocturna privada y la inmensa mayoría vía impuestos a la seguridad publica que es mas requerida en las horas nocturnas.
En todas las actividades del dia, pagamos por servicios y productos que a su vez han pagado o pagaran impuestos. Este dinero en impuestos de diferente índole representa casi un 15% de toda la producción nacional o PIB. El gasto en energía otro 15% del PIB, la seguridad médica y social otro 25% del PIB.
Conclusión.
El estado costarricense es el receptor directo e indirecto de gran parte de nuestros salarios e ingresos, de manera que podríamos concluir que el estado es en sí oligárquico. Pero cometeríamos un craso error ya que ese estado no capitaliza ni invierte ese dinero recibido, sino que se lo gasta todo en su planilla, en su personal. Y cuando no le ha alcanzado todo el ingreso para ese fin, ha recurrido a prestamos con alta tasa de interés, lo que se denomina déficit fiscal. Esos recurrentes déficit fiscales del 4, 5, 6 o 7% con respecto al PIB, se han acumulado durante casi 30 años para llegar al actual 80% del PIB, constituyendo lo que se llama la deuda pública. De manera que ahora en dia, el presupuesto nacional se destina en un 55% para pago de planilla y un 45% al pago de la deuda pública. En otras palabras, la verdadera oligarquía costarricense la constituyen los entes públicos de servicio monopólico y sus empleados, los empleados estatales y los prestamistas al estado. Y da la mera casualidad que muchos de los fondos de pensión de los empleados estatales también son parte del sector prestamista de fondos al estado. Solamente así podemos comprender porque Albino Vargas y sus sindicalistas protestan en voz alta cuando el estado busca financiamiento barato en el FMI, pero no protestan cuando el estado busca el financiamiento en los fondos de pensión a un mucho mayor costo o en los eurobonos que al final de cuentas, son la misma cosa cuando los colones de los fondos de pensión se convierten en dólares para su inversión en el extranjero.
Gobiernos del gasto y del repago
La explicación anterior nos facilitará comprender porque hemos tenido gobiernos que han expandido el gasto público como fueron los del PAC y porque tenemos ahora un gobierno que enfatiza el comenzar a pagar lo adeudado como el de Chávez. Pero ninguno de ellos ha enfatizado la transformación del estado, la expansión del sector productivo, la reducción de los monopolios estatales, ni la atracción de inversiones en grande. Todos los gobiernos que hemos tenido por el último medio siglo han priorizado sus intereses e ingresos ante los de la población en general. Todos han enfatizado el gasto público y recientemente el pago a la deuda publica en respuesta a las presiones económicas y políticas de la verdadera oligarquía costarricense, la dueña de la deuda pública que por 30 billones de colones asfixia al país hasta lo indecible.