La necesidad de fortalecer el sistema educativo
La necesidad de fortalecer el sistema educativo
Parte 1
Luis Garita Bonilla *
Desde finales del siglo pasado, cuando se insistía en los procesos de apertura, los conocedores de la evolución de diversos países sabían, y lo reiteraban, que las sociedades de más progreso, con más avances tecnológicos y humanos eran aquellas que más habían invertido en sus sistemas educativos.
Los ejemplos de Corea del Sur o de Taiwán, ilustraban bien la alta correlación entre generar riqueza, avances económicos y esfuerzos sostenidos en educación. En Corea del Sur se invierte un alto porcentaje del PIB en educación. La evolución económica fue espectacular, recordemos que los costarricenses para mediados de los años 60 generaban riqueza como para tener un per cápita de aproximadamente el doble de coreanos y taiwaneses. Sin embargo, ya para finales del siglo XX, esos dos países tenían tres o cuatro veces más de ingreso per-capita que los costarricenses. Esa diferencia no dependía de una sola variable, pues el orden, el trabajo, la inversión, la capacidad para no posponer la construcción de infraestructura, y otros elementos más, contribuyeron, además de la educación a dar un salto espectacular. La combinación de esfuerzos públicos y privados se conjugó para tener políticas públicas efectivas. Una acción privada e individual productiva y laboriosa que condujo a esos saltos en crecimiento económico.
Cuando los países más avanzados como Estados Unidos de América y algunos de Europa están en una crisis que parece se generaliza en sus diferentes sectores, con repercusiones importantes en los sectores hipotecarios y financieros, afectando sus sistemas productivos, causando un desempleo creciente, se podría pensar que se va a abandonar la educación, por ejemplo, restringiendo transferencias a la educación pública, o limitando esfuerzos en capacitación en empresas, o en inversión en el sector.
En la realidad es todo lo contrario lo que ocurre, y en todos los planes de reactivación económica, se incluye la modernización de la infraestructura educativa, la modernización del equipamiento, la actualización y formación del profesorado, sistemas de becas para estudios en todos los niveles de los sistemas educativos. El nuevo Presidente de Estados Unidos dio una conferencia de prensa en días recientes, justamente en un centro de relaciones con la comunidad latina de ese país, con el propósito de exponer un nuevo programa nacional de transformación de la educación, fortaleciendo los sectores donde se tienen grandes avances, como en centros universitarios, invirtiendo sumas enormes en primaria y secundaria, y en infraestructura educativa, donde encuentran retrasos significativos con respecto a otros países más avanzados en educación, tales como Finlandia, o algunos asiáticos.
Ahora bien, se impulsan esos programas educativos porque sabemos que la educación es uno de los factores claves para la mejor distribución de la riqueza, y más importante aún, para el desarrollo integral del ser humano y por lo tanto de la integración pacífica y solidaria de la vida en sociedad. Todos los indicadores económicos y sociales confirman que la educación transforma la vida de las personas y de las comunidades permitiéndoles, además, conseguir mejores oportunidades de trabajo, comprender mejor el entorno y flexibilizar las relaciones familiares e interpersonales, la comprensión y tolerancia.
*Rector Universidad Fundepos-Alma Mater
Parte 1
Luis Garita Bonilla *
Desde finales del siglo pasado, cuando se insistía en los procesos de apertura, los conocedores de la evolución de diversos países sabían, y lo reiteraban, que las sociedades de más progreso, con más avances tecnológicos y humanos eran aquellas que más habían invertido en sus sistemas educativos.
Los ejemplos de Corea del Sur o de Taiwán, ilustraban bien la alta correlación entre generar riqueza, avances económicos y esfuerzos sostenidos en educación. En Corea del Sur se invierte un alto porcentaje del PIB en educación. La evolución económica fue espectacular, recordemos que los costarricenses para mediados de los años 60 generaban riqueza como para tener un per cápita de aproximadamente el doble de coreanos y taiwaneses. Sin embargo, ya para finales del siglo XX, esos dos países tenían tres o cuatro veces más de ingreso per-capita que los costarricenses. Esa diferencia no dependía de una sola variable, pues el orden, el trabajo, la inversión, la capacidad para no posponer la construcción de infraestructura, y otros elementos más, contribuyeron, además de la educación a dar un salto espectacular. La combinación de esfuerzos públicos y privados se conjugó para tener políticas públicas efectivas. Una acción privada e individual productiva y laboriosa que condujo a esos saltos en crecimiento económico.
Cuando los países más avanzados como Estados Unidos de América y algunos de Europa están en una crisis que parece se generaliza en sus diferentes sectores, con repercusiones importantes en los sectores hipotecarios y financieros, afectando sus sistemas productivos, causando un desempleo creciente, se podría pensar que se va a abandonar la educación, por ejemplo, restringiendo transferencias a la educación pública, o limitando esfuerzos en capacitación en empresas, o en inversión en el sector.
En la realidad es todo lo contrario lo que ocurre, y en todos los planes de reactivación económica, se incluye la modernización de la infraestructura educativa, la modernización del equipamiento, la actualización y formación del profesorado, sistemas de becas para estudios en todos los niveles de los sistemas educativos. El nuevo Presidente de Estados Unidos dio una conferencia de prensa en días recientes, justamente en un centro de relaciones con la comunidad latina de ese país, con el propósito de exponer un nuevo programa nacional de transformación de la educación, fortaleciendo los sectores donde se tienen grandes avances, como en centros universitarios, invirtiendo sumas enormes en primaria y secundaria, y en infraestructura educativa, donde encuentran retrasos significativos con respecto a otros países más avanzados en educación, tales como Finlandia, o algunos asiáticos.
Ahora bien, se impulsan esos programas educativos porque sabemos que la educación es uno de los factores claves para la mejor distribución de la riqueza, y más importante aún, para el desarrollo integral del ser humano y por lo tanto de la integración pacífica y solidaria de la vida en sociedad. Todos los indicadores económicos y sociales confirman que la educación transforma la vida de las personas y de las comunidades permitiéndoles, además, conseguir mejores oportunidades de trabajo, comprender mejor el entorno y flexibilizar las relaciones familiares e interpersonales, la comprensión y tolerancia.
*Rector Universidad Fundepos-Alma Mater
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