La mina Crucitas: lo peor de ambos mundos
Redacción La República [email protected] | Viernes 14 agosto, 2020 01:40 p. m.
El daño causado por la minería de oro ilegal en Crucitas es peor que nunca, mientras Costa Rica en pocos meses podría enfrentar la factura multimillonaria por el cese del contrato de Infinito Gold para operar la mina.
La cantidad de coligalleros que extraen el oro es menor que hace tres años, pero el daño ambiental es mayor, ya que ellos están más especializados y mejor equipados que antes, según el Colegio de Geólogos.
“Ahora tienen maquinaria y dinamita, no es solo el cianuro que utilizan como método de extracción”, dijo Fernando Nietzen, fiscal del Colegio.
Se trata de la minería ilegal de un valor estimado en $550 millones al año, según el experto.
Mientras Costa Rica enfrentaría una factura cara, si se perdiera un juicio por el por el cese en 2013 de la concesión para explotar la mina, otorgada por la administración de Oscar Arias en 2008 como un proyecto de importancia nacional.
Se espera en breve tiempo el fallo del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, de una demanda de $321 millones, iniciada en 2014 de parte de Infinito Gold, por las pérdidas causadas por el cese del contrato por parte de Costa Rica, de forma alegadamente indebida.
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Demanda multimillonaria
Costa Rica enfrentaría una factura multimillonaria, si perdiera un juicio por el cese en
2013 de la concesión para explotar la mina de oro Crucitas, de acuerdo con dos expertos en derecho de
arbitraje internacional.
La factura del cierre de la mina de oro Crucitas se presentaría pronto.
Rolando Laclé Zúñiga
Abogado
Consortium Legal
Costa Rica podría en breve tiempo recibir una factura cara por rescindir el contrato de
Industrias Infinito S. A. para operar la mina de oro en Crucitas.
El tribunal arbitral internacional está en la última fase para determinar si Costa Rica debe o no indemnizar
a los inversionistas, y, de ser así, fijar el monto pagadero.
Infinito Gold Limited, la empresa matriz de Industrias Infinito, reclama pérdidas valoradas en $321
millones.
La posición de Costa Rica es que el contrato de concesión nunca estuvo vigente, ya que no cumplió con los
estándares ambientales, de conformidad con la resolución del 14 de diciembre del 2010 del Tribunal
Contencioso Administrativo.
La posición de Industrias Infinito es que la empresa actuó en todo momento de buena fe, apoyándose en un
decreto de 2008, que fue avalado por la Sala Constitucional y firmado por el entonces presidente Oscar
Arias, quien declaró el proyecto de interés nacional para Costa Rica.
Si se determina que se han terminado indebidamente los derechos contractuales de la empresa, la tarea de
Costa Rica será minimizar el monto que debe pagar.
Demostrar el alto costo de operar una mina en el país, incluida la infraestructura de transporte deficiente
y la mano de obra costosa, podría mostrar que las ganancias de la mina hubieran sido modestas.
Costa Rica iba a recibir una regalía equivalente al 30% de la utilidad de la mina, según los términos de la
concesión.
Infinito Gold, con sede en Canadá, y Costa Rica desde 2014 están disputando el caso en el Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, una dependencia del Banco Mundial.
Costa Rica se adhirió al tratado multilateral que reconoce la autoridad del Centro para resolver el caso del
inversionista que alega los daños y perjuicios causados por una acción indebida del Estado en el que se
realizó la inversión.
Ninguna de las partes podrá apelar la decisión del Centro, cuyo laudo es vinculante.
La Asamblea Legislativa en 2010 acordó en forma definitiva prohibir la minería a cielo abierto.
Importancia de brindar seguridad jurídica al inversionista será la lección cara del caso de Crucitas.
José A. Schroeder
Socio
Sfera Legal
La importancia de proporcionar la seguridad jurídica para cualquier inversionista
extranjero en el caso de un contrato con el Estado costarricense, sería la lección cara de un litigio sobre
la mina de oro de Crucitas, que está en su última fase.
La posición de Costa Rica en este arbitraje es que hubo un incumplimiento de las normas que regulan la
protección ambiental que resultaron en la anulación de la concesión de la mina a la empresa Industrias
Infinito S.A., y de esta manera pretende escapar de su responsabilidad.
Así falló la Sala I en 2010, afirmando la decisión del Tribunal Administrativo Contencioso del mismo
año.
El problema es que en el mismo año 2010, la Sala IV determinó que no hubo vicio constitucional en relación
con la concesión que había sido ratificada en 2008 por el Gobierno de Costa Rica, que declaró que el
proyecto era de interés nacional.
Tanto la Secretaría Técnica Nacional Ambiental como el Ministerio de Ambiente y Energía por su parte también
avalaron el proyecto.
Infinito Gold Limited, la matriz canadiense de Industrias Infinito, está reclamando pérdidas de $321
millones por el cese del contrato en 2013 por parte de la administración de Laura Chinchilla, argumentando
que en todo momento actuó de buena fe y obteniendo todos los permisos y cumpliendo todos los requisitos que
uno a uno le fue pidiendo la República de Costa Rica.
Es posible que aún en caso de que Infinito Gold Limited gane el juicio la condena no sea de tal monto, pero
puede ser una suma significativa, especialmente en momentos de una crisis fiscal casi sin precedente.
Costa Rica puede llegar a gastar hasta unos $10 millones en los costos legales del juicio, y aunque lo gane
y se condene a Infinito Gold a pagar esos gastos es poco posible que se recuperen esos fondos ya que
Infinito Gold no opera y no tendría activos para responder por esa deuda.
El fallo se espera en los próximos meses, de un litigio iniciado por Infinito Gold en 2014 en el Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, una dependencia del Banco Mundial.
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Colaboraron con esta información Jeffry Garza y Amanda Nuñez