La guerra Israel-Hamas
Óscar Álvarez Araya [email protected] | Jueves 14 diciembre, 2023
La guerra del momento internacional es la guerra entre Israel y Hamas. Hasta el punto de que ha opacado a la guerra entre Rusia y Ucrania. En medio siglo XXI las guerras siguen marcando la agenda de las relaciones internacionales.
Esta guerra que estalló el 7 de octubre pasado tiene antecedentes históricos muy complicados que sería imposible siquiera enumerar en una columna de prensa.
Percibo que detrás del estado de Israel se encuentran como aliados los Estados Unidos, el G7 y Europa, con matices y alguna excepción. Es decir el mundo de las principales democracias.
Mientras que detrás de Hamas se encuentran como aliados en primer lugar Irán, Turquía, la Liga Árabe y los BRICS, que incluyen a Brasil, Rusia, India, China y Sur África.
Es importante recordar que durante la reciente XV Cumbre 2023 de los BRICS que tuvo lugar del 22 al 24 de agosto en Johanesburgo, Sudáfrica, se anunció la admisión de 6 nuevos miembros: Irán, Etiopía, Saudi Arabia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Argentina. Entre ellos, la Argentina ya declinó la invitación, por lo menos durante el gobierno de Javier Milei. Pero Irán si aceptó la invitación y se mantiene firme como nuevo miembro BRIC a partir del 1 de enero de 2024. Es decir que Irán es BRIC.
Entre los BRICS China es el más diplomático y sofisticado en temas de política internacional, mientras que Irán es el más radical y fundamentalista.
Por su parte, en el terreno de América Latina, los principales aliados de Irán son los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Y el de Brasil como miembro de los BRICS. Contrapesado a partir de esta semana por el gobierno de Javier Milei en Argentina, que ha manifestado ser totalmente pro-Israel, hasta el punto de que anuncia el traslado de la embajada argentina en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Además de ser muy pro-Ucrania y amigo personal del presidente de Ucrania Volodimir Zelenski.
En cuanto a Qatar, algunos periodistas le han acusado de financiar a Hamas, lo cual no me consta, aunque también ha cumplido un rol de mediador en el actual conflicto de Israel con Hamás y en la liberación de rehenes. Tengo la impresión de que Qatar es el estado más diplomático del mundo árabe e islámico. Hay en su territorio una base militar estadounidense y a la vez mantienen comunicación con el gobierno de Irán.
Siempre están organizando en Doha foros internacionales con participación de muy variados actores. Son bastante pluralistas. Desde el Foro de Doha 2023, Majed Al Ansani, Ministro de Relaciones Exteriores de Qatar acaba de anunciar que están mediando para lograr otro cese del fuego entre las partes con nueva liberación de rehenes incluida.
Uno de los mayores errores de análisis de este conflicto es el de confundir a Hamas con el pueblo de Gaza, cuando en realidad éste último está sometido a la dictadura de Hamas. Mientras los manifestantes salen a desfilar por una Palestina libre en la práctica están sirviendo a la estrategia de Hamas. Se puede ser pro Gaza y pro Palestina, sin ser pro Hamas. Pero a veces es difícil encontrar la diferencia
La guerra de Israel y Hamas podría ser considerada también la guerra de Irán e Israel, puesto que Hamas es uno de los partidos-milicia financiados, entrenados y apoyados políticamente por el gobierno de Teherán. Igualmente Hezbolá en el Líbano y los Huties en Yemén son instrumentos políticos y militares al servicio de Irán. Como en los tiempos de la Guerra Fría, Teherán pelea sus guerras por medio de terceros, en este caso grupos insurreccionales.
Uno de los factores que desencadenó el conflicto fue el acercamiento entre los gobiernos de Israel y de Arabia Saudita con el fin de negociar un nuevo acuerdo de paz entre ambos inscrito en los llamados Acuerdos Abraham para la paz que ya suscribieron Israel y Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos.
La negociación desató los celos de Teherán y los inclinó a lanzar un ataque que polarizara de nuevo el ambiente político y militar del Oriente Medio. Así se evitaba el acercamiento de Riad con Jerusalén.
Aunque hay razones para suponer que el ataque del 7 de octubre en Israel había sido planeado con unos diez años de antelación.
Aún no termino de comprender cómo el Israel de la Mossad se permitió tal error de inteligencia y de seguridad como para ser víctimas del dantesco ataque de Hamas del 7 de octubre en suelo israelí. La historia y los analistas del futuro nos explicarán todos los entretelones de esa tragedia.
El conflicto ha confirmado que el gran aliado de Israel son los Estados Unidos de América. El presidente Joe Biden y el Secretario de Estado Antony Blinken se han portado como aliados y amigos sólidos en la coyuntura.
En general ellos han apoyado a la democracia israelí y al gobierno de Benjamín Netanyahu, aun cuando éste tiene una orientación ideológica diferente a la de Biden y Blinken. Puede más la geopolítica y la estrategia que la ideología. Más allá de los matices políticos e ideológicos el estado de Israel tiene el derecho a su legítima defensa.
Para los que seguimos creyendo en la paz y en una solución de dos estados es difícil entender que Hamas no cree definitivamente en la solución de dos estados y simple y llanamente tiene como objetivo la destrucción del Estado de Israel y la instauración en la zona de una República Islámica que aplique la Ley Sharia. Veo difícil una solución de dos estados mientras el interlocutor de Gaza sea Hamas. Es como pretender encontrar una solución diplomática a un conflicto negociando con ISIS o con el régimen nazi de Adolfo Hitler.
En cualquier guerra habrá víctimas civiles y violaciones al derecho internacional humanitario, lo cual merece ser condenado. Y es en las guerras cuando más se violentan los derechos humanos. Por eso siempre es mejor promover la cultura de paz y buscar las soluciones pacíficas a los diferentes conflictos políticos y militares.
Jamás pensé que me iba a tocar vivir un clima de antisemitismo y de islamofobia como el que se está viviendo en Europa y en el mundo actual. Yo pensé que la Shoa había sido superada pero ahora vuelve con nuevos actores y nuevas narrativas. Los que promovemos el diálogo interreligioso vemos con horror tanto el antisemitismo como la islamofobia y toda forma de intolerancia religiosa. Y entendemos que unas alimentan a las otras.
El futuro del Medio Oriente debería estar en la paz. En liderazgos que independientemente de su orientación política, étnica o religiosa apuesten a la paz, a nuevos acuerdos Abraham, a promover la prosperidad compartida y el bienestar de sus pueblos, en vez de hacer la guerra.
El futuro del Medio Oriente está en el libre intercambio pacífico de bienes y servicios, en las relaciones diplomáticas de amistad y cooperación, en la prosperidad compartida y en la convivencia pacífica entre los pueblos diferentes pero complementarios.
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