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La gasolina: Divino Tesoro Intocable

Daniel Suchar Zomer [email protected] | Miércoles 26 mayo, 2021

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Daniel Suchar Zomer, PhD

Analista Financiero. Profesor Universitario.

[email protected]

Los últimos días han estado plagados de una gran cantidad de explicaciones en torno al precio de la gasolina en Costa Rica y no se haya por dónde el cómo bajar el precio de esta.

Las explicaciones han ido desde el ente distribuidor de gasolina (RECOPE) como de distintos analistas financieros y económicos expertos en la materia petrolera, y aun así; sigue siendo un obstáculo para todos los costarricenses el nivel de gasto que incurren en el combustible, próximos a tener otro aumento a la vuelta de la esquina.

No es un secreto para nadie que el precio que se posee en el país, lo coloca en el pódium de las gasolinas más caras de Latinoamérica y con todo y eso, se sigue atacando a la distribuidora como único responsable cuando en realidad el disparador está ubicado en otro lado.

El cálculo del precio de las gasolinas más consumidas en Costa Rica posee un 42% sobre la base de comprar el producto internacional (precio que no se puede modificar desde territorio nacional) y un 40% en un Impuesto Único creado en la última década del siglo pasado y reforzado en junio del 2001. El resto de la ecuación está repartido en un 7% para el margen de operación de RECOPE, 7% para las estaciones de servicio y ya en menor porcentaje, los fletes y subsidios hacia búnker y otros productos derivados.

Este modelo tarifario el cual la ARESEP tiene (por ley) que aprobar o desaprobar prácticamente cada 15 días según los cálculos que realiza RECOPE, conlleva a una Costa Rica muy cara, pues el precio del combustible en cualquiera de sus presentaciones termina impactando el costo final de los bienes y servicios más que todo de la canasta básica. O sea, un país realmente caro para vivir.

Si se desagrega ese 40% del impuesto único de la gasolina y con lupa se observa hacia dónde se dirigen esos fondos; un 66% se va a la Caja Única del Estado, un 29% hacia al Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI) repartiéndolo entre municipalidades y otros entes más pequeños. Un 4% hacia el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO) para resembrar árboles y con un punto porcentual para el Ministerio de Agricultura y Cruz Roja.

Como se evidencia, este nivel de tributo a la gasolina es altamente cruel para todos los costarricenses. Si el mismo puede ser disminuido hacia 20%, este remanente puede llegarle a dar un oxígeno al bolsillo de cada uno de los ciudadanos, lo cual se inyectaría a la economía nacional, generando en efecto dominó, una reactivación económica en distintos rubros de la sociedad. Lo que sobra en pago de combustible, se destina a rubros como alimentos, bebidas, textiles o servicios en general, que a su vez estarían pagando IVA, Impuesto Sobre La Renta y generarían empleo en el país. Por eso es urgente que la discusión sobre las cifras del impuesto único a las gasolinas, sean determinadas rápidamente por el bien de toda la sociedad.

Por otro lado, las reformas que deben de suceder dentro de RECOPE (7% del precio) también deben ser consideradas como una mejoría, aunque muy conservadora en el precio final de la gasolina. No se puede engañar a la ciudadanía con cantos de sirena haciéndole creer que, cerrando la empresa, los precios van a disminuir considerablemente. Y con el tema de la apertura del monopolio de gasolina (que traería al igual que en el caso de Bancos, Seguros y Telecomunicaciones, muchos beneficios al país en inversiones y generación de empleos) tampoco estaría presente una baja considerable del precio del producto, pues aún sigue siendo sujeto a la metodología y aprobación de la ARESEP. Hay que recordar que ninguna empresa (RECOPE o la que venga) operará gratis y deben poseer un margen de operación para cubrir sus Gastos Administrativos, Financieros y Operativos. Se podría operar con un 6% o 5%, pero más debajo de eso, es imposible.

Otra alternativa para sanar el precio del combustible es mejorar la metodología del cálculo buscando un pequeño ahorro a ese valor final, pero al igual que en el párrafo anterior, no se debe ser iluso y esperar una bajada estrepitosa, porque no sucede así.

Si bien el foco está en la gasolina que consumen los carros, motos y autobuses, también se debe considerar los demás combustibles que se comercializan en el país: Gas Licuado de Petróleo (GLP), Bunker, Asfalto, Kerosene, sin olvidar el Jet Fuel que se llevan los aviones y el transporte marítimo (IFO-380); cerrando el portafolio de productos en Costa Rica y a los cuales también se les debe (URGENTE) bajarles el nivel de ese impuesto único a la gasolina.

Ya queda en las manos de los diputados (con un poquito más de asesoría económica sobre los impactos favorables que tendrá en la sociedad y en finanzas públicas del país) lograr bajar este precio que ayudará con creces a mejorar la competitividad del país que tanto lo necesita, para ser una nación más atractiva para invertir.

No se debe perder más tiempo si el diagnóstico ya está listo. Modificar de una vez el precio de la gasolina y no considerarla como un divino tesoro intocable.






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