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La cultura del depósito

Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 25 mayo, 2009



La cultura del depósito


No conocí la antigua Biblioteca Nacional: cuando llegué a Costa Rica solo quedaba el muro de piedra que aún circunda el parqueo.
Mi amiga Marisol me describió el edificio con tanto detalle que pude imaginármelo. Me contó que cuando tiraron abajo la biblioteca —que ella consideraba suya— su indignación fue tanta que —aunque era una niña— escribió una carta de protesta y la envió a un periódico.
Conocí hasta los últimos recovecos la bellísima Casa de los Leones en el Paseo Colón: estudiaba en el Liceo Franco Costarricense. La pequeña mansión fue derruida en el anterior gobierno de Oscar Arias.
En Costa Rica se tiende a borrar el pasado a cuenta de nada: en los terrenos donde esos edificios brillaron durante años, hoy funcionan parqueos. De la cultura arquitectónica al depósito temporal de automóviles.
Seguramente porque allí vivió Rafael Angel Calderón Guardia, la casa que alberga el Museo homónimo no ha sido derrumbada. Detrás de la edificación, desde hace 30 años, está instalado el Moderno Teatro de Muñecos (MTM).
Para quienes no conozcan la historia de esta pequeña, pero histórica agrupación, el MTM nacional nació en 1968, año en que Juan Enrique Acuña llegó a nuestro país proveniente de Argentina. Ya para entonces acumulaba años de experiencia en muchas áreas. Fue periodista, poeta, teatrero y desde 1944 inició la larga carrera que lo hizo legendario: los muñecos.
Quique hizo escuela durante los casi 20 años que vivió en este país.
Muchos pasamos —aunque fuera brevemente— por el MTM manipulando los muñecos que él con tanto cariño construía en su vieja casa de Coronado.
Algunos participaron en espectáculos inolvidables como “Amonémonos amor”, “Pintatuto” o “El lagartito travieso”.
Otros dedicaron el resto de su vida a mantener la memoria del maestro titiritero.
En 1979 el recordado César Valverde —en ese momento Ministro de Cultura— reconociendo la gran labor artística que el fundador del MTM realizaba en Costa Rica, le cedió a Juan Enrique Acuña un espacio en ese complejo cultural que —antes de la existencia del actual Museo— albergó también al Taller Nacional de Teatro y al Taller Nacional de Danza.
Durante tres décadas, detrás de la legendaria casona, ha funcionado la Sala Enrique Acuña y el Taller del MTM. Sala para espectáculos infantiles, lugar de ensayos para otros grupos, el espacio también alberga —simbólica y literalmente— la historia del MTM. O sea: guarda un pedazo —tal vez pequeño pero no desdeñable— de la historia cultural de Costa Rica.
El Ministerio de Cultura acaba de requerir al MTM el “desalojo administrativo de las instalaciones del Museo Histórico Dr. Rafael Angel Calderón Guardia () a más tardar el viernes 28 de agosto…”.
Ante las cuatro razones que el Ministerio argumenta para justificar el desalojo, los actuales representantes del MTM han respondido de manera clara y específica.
Uno de los motivos que el Ministerio enarbola para proceder al desalojo es que el Museo necesita instalar en ese espacio su “Departamento de Mantenimiento”.
Es decir —lo de siempre—, convertir un espacio cultural en un depósito.

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