La crisis del desempleo femenino
Lilliana Carranza Rodríguez [email protected] | Miércoles 18 noviembre, 2020
El impacto de la pandemia en el empleo femenino ha sido brutal. Aunque las cifras son contundentes no parece ser tan clara la comprensión generalizada de las implicaciones sociales y económicas de este fenómeno; de lo contrario habría mayores esfuerzos con enfoque de precisión para abordar esta realidad.
Según el Observatorio laboral del BID, a la fecha se han perdido más de 25 millones de empleos en 11 países de Latinoamérica y los datos señalan que esa pérdida está afectando principalmente a las mujeres.
Las actividades económicas más impactadas son precisamente las principales generadoras de trabajo femenino. Según el reporte “EL Covid-19 en la vida de las mujeres” de la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA, en promedio un 21.9% de las latinoamericanas trabajaban en el sector comercio mientras que ellas representaban el 54% de la fuerza laboral del sector turístico antes de la pandemia.
El drama de no tener con qué llevar sustento a casa lo están viviendo hoy miles de compatriotas; muchas de ellas jefas de hogar a quienes además de todo el trabajo doméstico no remunerado, se les ha recargado el apoyo en la educación de los hijos desde casa (muchas veces sin estar preparadas) así como el cuido de adultos mayores y enfermos. Además, están quienes durante estos meses se han visto encerradas bajo el mismo techo con su agresor, exponiéndolas aún más a violencia intrafamiliar.
Los resultados de la encuesta continua de empleo del INEC para el tercer trimestre de este año son devastadores: con una tasa de desempleo abierto del 22%, la brecha de género se agudizó: 17,4% en hombres mientras que la tasa de desempleo femenino alcanzó el 29% y la tasa de ocupación en este segmento cayó en 9.5 puntos porcentuales con respecto al año pasado.
La Organización Internacional del Trabajo ha advertido que esta afectación desproporcionada pone en riesgo los modestos progresos que se habían alcanzado en las últimas décadas en materia de igualdad de género en el campo laboral exacerbando así la disparidad, la exclusión y la pobreza.
CEPAL insiste en la importancia no solo de destinar recursos para responder a las necesidades de mujeres y niñas (evitando reducir los fondos existentes), así como impulsar medidas que permitan reconocer y redistribuir la sobrecarga de trabajo no remunerado en los hogares. También ha sido clara en que se deben promover estrategias específicas de empoderamiento y recuperación económica de las mujeres tales como acceso al crédito, servicios financieros y tecnología.
Estudios del Fondo Monetario Internacional han señalado en el pasado que, en los países de bajo ingreso, al reducir la desigualdad de género en 10 puntos porcentuales se podría incrementar el crecimiento hasta en 2 puntos porcentuales en el lapso de 5 años. En el abordaje de la crisis económica actual que enfrenta nuestro país, la generación de política pública debe considerar este tema como un eje transversal. ¡Es urgente!