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COLUMNISTAS


Justicia, libertad y bien general

Emilio Bruce [email protected] | Viernes 04 marzo, 2022


Sinceramente

Estamos a las puertas de la elección de segunda ronda que permitirá definir al próximo presidente y vicepresidentes de la república. Son tiempos de tremenda trascendencia histórica con grandes implicaciones económicas, sociales y políticas para todos. De esta elección saldrán designadas las autoridades de los próximos cuatro años. El país inmerso en una seria crisis requiere elegir a sus mejores hijos para lograr las soluciones más equitativas para todos los costarricenses y superar nuestro presente estado de dificultad. Debemos en consecuencia valorar destrezas y capacidades para vencer nuestras dificultades no sembrar odios.

Cuando se elige un gobierno se deja en el pasado a los que han sido electos años atrás, pero ciertamente el país conserva muchas de las características que aquellos le imprimieran en su momento. Es claro para todos que ese renovar, ese rompimiento parcial con el pasado debe preservar lo mejor de nuestro sistema, de nuestros valores y de nuestra tradición de convivencia pacífica y armónica. La convivencia en paz y armonía, en entendimiento y colaboración entre todos los costarricenses entre sí y con sus autoridades es fundamental para la construcción del futuro de todos, para erigir la patria que deseamos. No se construye en pleitos, no se edifica en disputa permanente, no se avanza en polarización y discrepancias que nos dividan definitivamente. La violencia es la peor consejera. La polarización es lógica cuando escogemos entre dos alternativas, pero una familia, una comunidad y un país no sobreviven a un clima de ira, de furia y de polarización permanentes. La polarización electoral debe de cesar pasada la elección. Estigmatizar a algunos grupos sindicales y otros empresariales no contribuye al clima deseable para Costa Rica. Se deben sanar heridas no generar más cicatrices. Hay que unir de nuevo al país.

El respeto dentro de las discrepancias, la paz en la escogencia, la seriedad en torno a las decisiones y la preservación de nuestros valores más preciados debe de ser un deber para todos nosotros. Luego de realizada la escogencia es menester la unidad y la concordia, el sentido de propósito nacional y la conformidad democrática de todos.

Luego de la elección, la prolongación de la polarización sería de lo más dañino y destructivo para el país. Luego de la escogencia, la violencia verbal o de nuestras actitudes no haría más que despeñarnos por el camino indeseable de la destrucción. Pasados los comicios el conservar un clima de irrespeto mutuo con las autoridades nos lanzaría al abismo del obstruccionismo y de la degradación de nuestra institucionalidad. Pasada la elección un clima de autoritarismo, de imposición, de irrespeto a la libertad de prensa, a las minorías y a la opinión de la sociedad civil nos llevaría a una verdadera tragedia nacional. Pasados los comicios habremos electo un gobierno democrático no un gobierno autoritario que destruya la fibra de la convivencia civil. Hay que corregir las falencias políticas e institucionales pero las virtudes siempre deben de ser preservadas en la sociedad.

Tres magnitudes deben de prevalecer en todo momento: la búsqueda de la justicia, la preservación de la libertad y el cultivo permanente e intenso del bien común. A lo largo de la historia estos principios o valores han sido los faros que nos han iluminado el camino. Los costarricenses debemos luchar para que ellos permanezcan vigentes. Libertad conlleva respeto, tolerancia y representación de las minorías.

En las crisis, en los peligros de naufragio, muchas veces nos vemos obligados para nuestra supervivencia a lanzar por la borda lo accesorio, nunca se descarta lo esencial. Muchas veces para preservar el bien general debemos deshacernos de alguna carga. Pero la justicia, la libertad y el bien general no son elementos prescindibles y debemos estar conscientes de ello.

Toda crisis nos conduce a cambios, todos los cambios tienen facetas que no son de general conformidad. Preservar justicia, libertad y bien general debe de ser un mandato de conciencia para todos nosotros los costarricenses.

Al hacer un llamado vehemente para ir a votar y evitar todo abstencionismo, les llamo también a conservar en el corazón nuestro y en las instituciones de Costa Rica los valores de justicia, libertad y búsqueda del bien general.

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