Jugarretas para no frenar el gasto
Jonathan Prendas [email protected] | Lunes 26 octubre, 2020
La discusión en la Asamblea Legislativa del presupuesto del 2021, desnudó aún más las intenciones nefastas del PAC: su objetivo es continuar con la fiesta del gasto a pesar de la crítica situación de las finanzas de nuestro país.
Con medidas dilatorias, dimes, diretes, acuerdos fantasmas y ningún interés por Costa Rica, ese partido boicoteó la labor de la Comisión de Asuntos Hacendarios con el solo propósito de ejecutar alguna jugarreta y asegurar en el Plenario la aprobación de su presupuesto, sin recortes, el próximo mes.
Así ocurrió en el 2014, cuando el diputado PAC Henry Mora, entonces presidente del Congreso, aprobó en solitario el presupuesto ordinario del 2015 en el primer debate. Aunque pesaban tres informes negativos sobre ese plan de gastos, Mora se valió de una acción con vicios de inconstitucionalidad para admitir el proyecto sin quitarle un colón.
El despilfarro debía seguir. En el 2014, los gastos del gobierno de Luis Guillermo Solís crecieron en ¢415.000 millones, y con la movida de Mora y sus aliados, en el 2015 aumentó en ¢523.000 millones. En solo dos años, el creador del hueco fiscal hizo que los egresos saltaran de ¢4,9 billones a poco más de ¢5,8 billones.
Gastar sin control está en el ADN de los gobiernos totalitarios del PAC; la tasa de crecimiento del gasto, como porcentaje del PIB, viene en aumento desde esos años. Por eso los legisladores queríamos asegurar un recorte en el presupuesto del 2021, en la Comisión de Hacendarios, pues entendemos que la crítica situación fiscal del país no nos permitirá manejar el volumen de gastos que pretenden los creadores de la UPAD.
Es de todos sabido que el gasto público debe bajar porque presiona aún más el déficit fiscal, porque se paga con impuestos (cuya recaudación tiende a la baja por efectos de la pandemia) y con deuda, provocando ineficiencias económicas que nos impiden crecer. Si no controlamos los egresos en la coyuntura actual, mañana pagaremos ese desacierto con una tasa de crecimiento casi en cero.
Contrario a las mentiras y a la campaña que orquestó el gobierno sobre la afectación de servicios importantes, lo cierto es que los ajustes que estábamos planteando varios congresistas y partidos, incluyendo Nueva República, estaban relacionados con alquileres, viáticos, viajes, becas para los funcionarios o sustitución de flotillas.
Con eso no se paraliza al país, pero sí salimos del peligroso círculo vicioso en que Costa Rica ha caído: más gasto público implica más impuestos o más préstamos, y esto lleva a menos inversiones y, en consecuencia, menos empleo. Poco trabajo deriva en más pobreza y desigualdad, rezago en la educación, menos oportunidades para las generaciones futuras.
Tras el rechazo del presupuesto en la Comisión de Hacendarios, el ministro de Hacienda se comprometió a incluir un recorte de ¢150.000 millones. Tomo su palabra con recelo, pues su promesa revela entonces que sí hay colchones para disminuir el excesivo gasto público y que, incluso, es posible que el ajuste pueda ser todavía mucho mayor.
Nueva República insistirá en los recortes al gasto, en la eficiencia, en la reactivación económica y en favorecer la inversión, porque comprendemos que la solución a la crisis no está en los impuestos y en la fiesta en la que quiere seguir el PAC.
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República