Jóvenes infieles definirán la elección
Luis Valverde [email protected] | Jueves 30 enero, 2014
Siguen a personas, más que a partidos
Jóvenes infieles definirán la elección
Búsqueda de cambio fortalecería a aspirantes de oposición
Son escurridizos... hoy confían en uno y cuatro años después tienen fe en otro. No creen en el pasado, por eso esperan cambios.
Tampoco son de tradiciones, por eso les importa poco la afiliación de sus padres.
Son los infieles de la política, los jóvenes entre 18 y 34 años, tendrán el poder de decisión el domingo.
En su mayoría, recuerdan gobiernos del PLN, por ser el recurrente en el poder durante la última década.
Por primera vez, ellos serán mayoría, según estudio reciente de la UCR.
Sus problemas motivarían la búsqueda de un cambio, y son más susceptibles a buscar respuestas entre los partidos de oposición, debido al ánimo de cambio.
Se trata de una generación que enfrenta pocas oportunidades laborales, tiene percepción de corrupción de la clase política, y reclama un costo de vida.
El desempleo afecta a unos 100 mil jóvenes —entre las edades citadas—, y un tanto más que trabaja, pero no en aquello que estudió, de acuerdo al Inec.
Ello motivaría frustración, consecuencia de la falta de oportunidades, y que podría pasar la factura al partido que ha manejado las políticas nacionales relacionadas al empleo.
Sobre la corrupción, la percepción es que el actuar del gobierno es irregular, destacan informes de CID Gallup.
De hecho, el año anterior, por primera vez esta variable destacó como la primera causa de preocupación entre la ciudadanía, por encima de la inseguridad.
Y el costo de vida resulta alto para los jóvenes, cuyos ingresos son insuficientes para vivir y sufragar la inversión de una carrera universitaria en un centro privado.
Por estas razones, un grupo importante de ellos, razonaría por un cambio en la manera de votar.
Este crecimiento en la población joven, deja cada vez menos espacio al elector tradicional, aquel que se dividía entre el PLN y el PUSC cada cuatro años.
La volatilidad conlleva un problema para los partidos, que procuran la fidelidad de electores que en realidad, son cambiantes.
Siete de cada diez han variado su voto en relación con la elección anterior durante las últimas tres contiendas electorales, muestra de su alta infidelidad.
Por el otro lado, el peso del voto tradicional, representó tan solo un 40% del obtenido por Liberación en 2010, cuando una década atrás su peso era del 70%.
Para esta contienda es de esperar que el reacomodo de fuerzas iniciado hace tres elecciones se acentúe, dejando prácticamente olvidada la idea del bipartidismo y consolidando el multipartidismo moderado.
Luis Valverde
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