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Lunes, 25 de noviembre de 2024



FORO DE LECTORES


♪ It’s a Small World, after all ♫- ¡Qué pequeño es nuestro mundo! ¿Qué vamos a sacar de ello?

Carlos Morales Navarro [email protected] | Martes 22 octubre, 2024


Carlos Morales Navarro


Un genio de nuestra época. Walt Disney y su equipo creativo, crearon tan pegajosa canción en el lejano 1964 como acompañamiento sonoro de la atracción del mismo nombre – aunque originalmente se llamaría “Los niños del mundo.”

El ride en el que destacan pequeñas figuras, tipo muñecas, con atuendos de todas partes del mundo se estrenó en la Feria Mundial de Nueva York de 1964 y desde entonces la canción escrita por los hermanos Sherman suena una y otra y otra vez, no solo en los diferentes parques de Disney donde la atracción sigue vigente, sino en prácticamente cada casa, cada escuela, librería o guardería.

Es un mundo pequeño, después de todo.

Un mundo de risas, un mundo de lágrimas. De esperanzas y de miedos. Un mundo lleno de cosas por compartir… Tanto que es momento de darnos cuenta de que, es un mundo pequeño, después de todo.

La letra de la canción, ese primer estribillo que recién traduje a la libre, ha sido compartida en decenas de idiomas. ¡Esa era la intención de Walt! Una melodía y letra pegajosa, fácil de traducir para demostrar por sí misma que estamos en un mundo pequeño.

Walt Disney era un visionario adelantado a su época que imaginaba nuestras comunidades perfectas del futuro.

Mientras que en su realidad inmediata vivió grandes conflictos armados (primera y segunda guerra mundial) y grandes hitos económicos (gran depresión del 29 y economía postguerra), en su imaginación soñaba con una mucho mejor civilización.

Salió de su mente el prototipo de EPCOT, uno de los parques temáticos de Disney en Florida, cuyo nombre es el vestigio del sueño de WALT: Experimental Prototype Community of Tomorrow (EPCOT – o Prototipo de comunidad experimental del mañana, por sus siglas en inglés). Una ciudad modelo para el desarrollo de la humanidad. Al final, con la muerte del visionario murió la idea de la ciudad utópica y dio paso a un parque temático que destaca la cultura de múltiples naciones y sueña con nuestro mundo futuro.

La comunidad soñada por Disney no existe, pero la premonición de que nuestro mundo es pequeño, pequeñísimo quizás hasta se quedó corta, respecto a lo que él imaginaba.

Desde épocas de pandemia participo al menos en dos ocasiones al año en eventos globales de HLB Internacional, la red global de firmas de consultoría e impuestos a la que Grupo Camacho Internacional pertenece y desde entonces, mi mayor conclusión de todas es esa:

El mundo es pequeño, pequeñísimo.

No importa si vivimos en Costa Rica, Inglaterra, Holanda o Georgia. Nuestras preocupaciones suelen ser las mismas y nuestras soluciones también.

No importa si somos costarricenses de metro setenta, asiáticos de menor tamaño o gigantes holandeses de casi dos metros; si somos morenos, de ojos rasgados, negros o azules… Vivimos en un mundo hiperconectado que se mueve con tendencias globales, con impactos en uno y otro territorio.

Aquellas reuniones virtuales de pandemia, con cada uno en su casa, tratando de sobrevivir a su manera dieron paso a reuniones presenciales, que permiten estrechar lazos y compartir cara a cara para descubrir que al final reímos por lo mismo y sufrimos por lo mismo.

Grandes temas globales han marcado nuestros encuentros de HLB durante estos años.

El asunto de salud mundial, con sus impactos en mayor o menor medida dio pie a movimientos globales como el quiet quitting o la renuncia silenciosa, el teletrabajo, los espacios híbridos y el regreso a las oficinas son situaciones con las que todos los empresarios y colaboradores hemos tenido que aprender a vivir.

Efectos económicos post pandémicos, crisis logísticas como la de los contenedores, cambios en liderazgos políticos y recesiones económicas que no se pueden llamar recesión. Los indicadores macroeconómicos demuestran crecimiento, las tasas de inflación confirman estabilidad, pero los individuos en la calle contemplan cómo su capacidad económica ha sido disminuida. Son situaciones comunes en Costa Rica, Singapur o Brasil.

Es un mundo pequeño, después de todo, en el que las tendencias globales también pasan por la tecnología. Hoy estamos soñando el cambio de nuestras vidas gracias a la inteligencia artificial, mientras que hace dos o tres años conversábamos del metaverso, las criptomonedas y los NFT.

Si tuviéramos que describir nuestro mundo pequeño tecnológico, seríamos un mar, que se mueve con la corriente, generando grandes olas, con inundaciones incluso, pero que tarde o temprano regresa a su nivel usual. Está en cada uno de nosotros aprender a surfearlo.

Es un mundo pequeño. ¡Pequeñísimo! ¿Cómo le podemos sacar provecho como empresarios?

Liderando y negociando con empatía, buscando ser asertivos más que agresivos. Aprovechando nuestro mundo pequeño para encontrar puntos en común, hacerlos notar y construir un entorno de cooperación conjunta.

Identificando dónde podemos aportar valor y atreviéndonos a innovar. Innovación, como lo he dicho antes, no es sinónimo de tecnología. Es ganas y empeños sistemáticos de cambio, de mejora continua. Es identificar cómo se pueden hacer las cosas distintas, dejar de lado nuestro miedo al fracaso y aventurarnos a ajustar.

Le sacamos provecho siendo precavidos. Entendiendo que con un mundo pequeño también surgen grandes responsabilidades. Nuestro impacto se amplifica de maneras inimaginables. También se amplifican nuestros riesgos y por ello, debemos responsabilizarnos y asegurarnos que, en términos tecnológicos, estamos protegiéndonos y protegiendo a nuestra organización de la mejor manera posible.

Buscando apoyo. Un mundo tan pequeño, tan lleno de similitudes sin importar la latitud o longitud es un mundo de oportunidades. Oportunidades de negocio, oportunidades de coaching o mentoría, de acercarnos a otras culturas y aprender de ellas.

Estas son algunas de las enseñanzas que me deja el HLB Global Summit, un evento en el que nos reunimos en Vancouver unos 100 socios de HLB de alrededor del mundo. Compartí en particular, en un panel sobre liderazgo con mis colegas Gema de Cataluña y Mark de Irlanda. Coincidimos los tres en que el verdadero cambio, al momento de liderar, pasa por tener paciencia y confiar en los pequeños pasos, en el sacar tiempo para reflexionar sobre uno, su empresa y su negocio y por estar listos para el fracaso… La innovación es un camino zig-zagueante en el que el cambio de ritmo y de rumbo constante es una necesidad.

¿Y ustedes cómo viven en nuestro mundo del 2024? ¿Cómo le sacan provecho? Después de todo, como dice Disney: ♪ It’s a Small World, after all ♫







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