Inversiones atípicas de la Fundación Gates muestran su rédito
Fabio Parreaguirre [email protected] | Jueves 19 mayo, 2016
La Fundación Bill & Melinda Gates recibió un inesperado aporte a sus arcas al venderse una participación en una pequeña firma de biotecnología, adquirida en 2013 para fomentar el trabajo sobre las enfermedades olvidadas, en $86,7 millones, unas 17 veces la inversión original del fondo.
La ganancia inesperada, a partir de la participación de $5 millones en Anacor Pharmaceuticals, que se hizo pública el miércoles en un comunicado, pone de relieve un enfoque de financiación atípica que la Fundación Gates, la más importante fundación filantrópica privada del mundo, a veces usa para activar investigaciones realizadas en forma privada sobre enfermedades que afligen a las personas y a los países pobres.
Las fundaciones sin fines de lucro utilizan principalmente subvenciones para llevar a cabo sus misiones. Aunque la Fundación Gates, con sede en Seattle, otorga cerca de $4 mil millones anuales, se reserva un pozo de alrededor de $1.500 millones para “inversiones relacionadas con los programas”, que comprende participaciones accionarias, préstamos y otros incentivos para las empresas.
Estas herramientas le permiten a la fundación asumir riesgos de los que normalmente rehuirían los capitalistas, dijo Andrew Farnum, que dirige el programa de inversión.
“Estamos luchando con una mano detrás de la espalda si solo tratamos de hacerlo mediante asociaciones tradicionales con el sector sin fines de lucro”, dijo por teléfono Farnum. “Algunas de las mejores tecnologías se encuentran en el sector privado”.
Anacor, con sede en Palo Alto, California, hace drogas en base a boro, un elemento con una variedad de usos que posee propiedades antimicrobianas.
A este laboratorio le han aprobado un fármaco para los hongos de las uñas de los pies, Kerydin, y está desarrollando un tratamiento para la dermatitis atópica, una enfermedad de la piel.
La gente que trabaja para la Fundación Gates, que se interesó por esta empresa hace unos pocos años, pensó que su experiencia podría aplicarse a las enfermedades infecciosas olvidadas.
Incluso después de que Anacor acordara quedar bajo el control del gigante farmacéutico Pfizer esta semana, el trabajo sobre esas enfermedades seguirá adelante.
El acuerdo de la Fundación Gates con Anacor tuvo lugar en abril de 2013 en dos partes: junto con la participación en el capital, equivalente al 2% de la empresa, la organización benéfica convino en pagar al laboratorio $17,7 millones.
Anacor se comprometió a ampliar su trabajo sobre tratamientos para la tuberculosis y dos enfermedades parasitarias, la ceguera de río y la elefantiasis, y crear una biblioteca de compuestos basados en boro orientados a las enfermedades olvidadas, a la cual tendrían acceso otros investigadores y agentes de la salud, a través de la fundación.
“A las empresas les gusta obtener la validación proveniente de la Fundación Bill & Melinda Gates”, dijo Farnum. “Es un sello de aprobación”.