Inversión Extranjera Directa y Régimen de Zona Franca: Pilares del Desarrollo País y Oportunidades Futuras
José Ignacio González Montejo [email protected] | Martes 11 mayo, 2021
José Ignacio González Montejo
Director de Investigación de Mercados y Consultoría de Cushman & Wakefield.
Hace alrededor de cuatro décadas, Costa Rica adoptó una visión país enfocada en la atracción de inversiones para desarrollar un modelo sostenible y duradero que impulsara el crecimiento económico y social.
Desde los años 90, los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) reportan un sólido aumento: pasaron de 600 millones de dólares en 1997 a más de 2.500 millones en la actualidad.
En sus comienzos, gracias a la labor conjunta del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX), la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) y la Agencia de Promoción de Inversiones de Costa Rica (CINDE), el país atrajo empresas para operaciones básicas, de bajo valor agregado. Con un esfuerzo público-privado, apolítico y atemporal; la atracción de IED evolucionó hacia procesos más sofisticados y de mayor valor agregado, en múltiples cadenas globales de valor.
Ahora, más de 190.000 personas trabajan directa e indirectamente en empresas relacionadas con IED y su salario promedio supera los 1.600 dólares mensuales. El empleo en dichas empresas ha crecido en tasas de dos dígitos durante los últimos 5 años.
Inmuebles de clase mundial como requisito para el crecimiento
Los requerimientos internacionales inmobiliarios hacen que el mercado de oficinas, industrial y logístico de Costa Rica se sofistique, llevando a los desarrolladores a generar proyectos de clase mundial que puedan albergar operaciones de este perfil a largo plazo.
Actualmente, el total de la oferta inmobiliaria de oficinas supera los 1,9 millones de metros cuadrados, de los cuales más del 55% del inventario clase A+ y A corresponde al Régimen de Zona Franca.
Por su parte, el mercado logístico e industrial del país supera los 6,2 millones de metros cuadrados, donde más de un 30% del inventario clase A corresponde a operaciones bajo el Régimen de Zona Franca. Por su parte, del total de la oferta inmobiliaria industrial que se encuentra en construcción, un 55% corresponde a inventario de Zona Franca clase A.
Cabe destacar que el sector industrial se enfoca en la fabricación de elementos, productos y dispositivos de alto valor agregado, como microchips para computadoras y dispositivos médicos. Este último rubro es hoy el principal producto de exportación del país, con 13 de las 20 productoras de dispositivos médicos más grandes del mundo.
Nearshoring: un desempeño exitoso en pandemia
La pandemia agitó la economía de una forma sin precedentes. En Costa Rica, según el Banco Central, se reportó una caída en la producción de 4,5% en 2020, con una tasa de desempleo que pasó de 12,4% al cierre de 2019 a 21,3% en 2020.
A pesar de lo anterior, las empresas del Régimen de Zona Franca mantuvieron un dinamismo sobresaliente: crecieron un 8.0% en producción y generaron cerca de 20.000 empleos nuevos en 2020, 18,4% más que el 2019.
Este panorama refleja la resiliencia del país y su fuerza laboral, la cual genera oportunidades para atraer más empresas extranjeras con procesos de alto valor agregado, tanto nuevas operaciones como reinversiones.
En línea con esto, Costa Rica debe aprovechar la tendencia del nearshoring para captar operaciones que actualmente se encuentren lejanas, por ser un punto más estratégico y cercano a la casa matriz, proveedores, aliados estratégicos y clientes de dichas empresas. Particularmente, esta opción podría ser atractiva para empresas estadounidenses con procesos de servicio y producción en Asia, por ejemplo.
En el marco de la compleja situación económica nacional, es clave redoblar esfuerzos para incrementar la atracción de IED bajo esta novedosa modalidad, utilizando como fortaleza las características positivas del país. Esto, junto con el potenciamiento de Zona Franca, garantizarán el desarrollo futuro del mercado inmobiliario y de Costa Rica.