Hagamos las cosas bien
Mary Munive Angermüller [email protected] | Lunes 07 agosto, 2023
Mary Munive Angermüller
Vicepresidenta de la República
Ministra de Salud
Costa Rica, un pueblo de gente trabajadora y buena. Y a pesar de todos los problemas y desafíos que enfrenta, también, afortunadamente, cuenta con un conjunto de leyes que nos permiten funcionar como la democracia ejemplar que somos.
A veces, es cierto, nos gustaría que las cosas avancen más de prisa. Nos gustaría que esos problemas y desafíos que enfrentamos puedan ser atendidos de manera oportuna. Quienes ocupamos puestos de liderazgo topamos, por un lado, con la urgencia de tomar acciones para mejorar la vida de la gente, y por el otro, con el mandato inquebrantable de respetar los procedimientos y plazos del Estado de Derecho.
No siempre se trata de una relación feliz. Como ya dije, no pocas veces nos invade la presión de las urgencias. Pero el buen gobernante es aquel que no cae nunca en la tentación de burlar las reglas de juego de la democracia, aun cuando sus intenciones sean las mejores.
Recientemente se ha suscitado una discusión respecto a la decisión del ministerio de Salud de eliminar los sellos de advertencia nutricional de algunos productos importados. Me refiero, a los sellos negros que traen leyendas como “Alto en sodio” o “Alto en azúcar”. Es importante tomar en cuenta que en los países de origen de esos productos se llevaron a cabo las discusiones y las acciones correspondientes para la aprobación del etiquetado de acuerdo con su legislación. Y, de acuerdo con sus criterios, se definieron los parámetros de lo que significa “alto” o “excesivo”.
Ese es un proceso que nosotros apenas estamos comenzando. Hemos abierto unas mesas de trabajo para actualizar nuestra legislación de tal forma que podamos definir, de acuerdo con criterios técnicos y en un marco de respeto a la legislación, la definición de qué es “alto” y qué es “exceso”. Pero más importante: hemos abierto esas mesas de trabajo para que la población pueda contar con información accesible, sencilla, clara, veraz, acerca de lo que está consumiendo.
Alguien podría decirme que ya existe suficiente literatura que nos indica cuáles son los valores nutricionales aconsejados para una buena dieta y que no es necesario reinventar la rueda. Es cierto. Esa literatura y esos criterios existen. Y existen, también, parámetros internacionales que nos permiten conocer cuándo un alimento tiene exceso de azúcar o de sodio. Lo que no existe, al menos en nuestro país, es un instrumento legal que nos ampare y que nos permita solicitarle a las empresas importadoras y comercializadoras de alimentos que incluyan advertencias nutricionales más claras.
Esta circunstancia, además de la emisión de un criterio del Ministerio de Economía, Industria y Comercio donde advertía de roces con la legalidad, nos obligó a emitir la directriz que ordena tapar estos sellos. Aunado a lo anterior, cabe recordar que este tipo de etiquetado incumple con la normativa vigente del reglamento centroamericano de etiquetado de productos preenvasados, bajo el cual se cobija Costa Rica. Y acá quiero ser muy enfática en algo: la decisión obedece estrictamente a la necesidad de respetar la legalidad. No se trata, en rigor, una decisión de política de salud pública. Nos corresponde tomarla porque, como ente rector, nos compete toda la normativa relativa al etiquetado de productos alimenticios. Pero, como ministra de Salud y como médico quiero reiterar que estamos absolutamente comprometidos con la promoción del bienestar integral de las personas y por eso vamos a hacer todo el esfuerzo para que, en el marco de la legalidad, los consumidores cuenten con información nutricional más clara que les permita tomar mejores decisiones.
Comprendo la preocupación de diferentes profesionales de la nutrición y la salud, de periodistas, ciudadanos responsables e, incluso, de algunos y algunas diputadas de la República que se han referido a la decisión del ministerio de Salud. Yo, personalmente, agradezco cuando esa preocupación, evita propagar información tendenciosa, y, en su lugar, plantea una discusión constructiva.
El miércoles 2 de agosto el diputado José Dengo del Partido Liberal Progresista, por ejemplo, publicó en sus redes sociales un interesante comentario en el que comparte algunos datos muy reveladores acerca de la limitada eficacia de las advertencias nutricionales. Según el diputado Dengo, su despacho está trabajando una propuesta centrada en la educación para mejorar nuestros hábitos alimenticios y, al igual que nosotros en el ministerio de Salud, él insiste en la necesidad de promover estilos de vida saludables. Quiero aprovechar para decirle públicamente al diputado Dengo que nos encantaría conocer más acerca de esa propuesta que están trabajando.
Asimismo, quisiera agradecer a la diputada Álvarez Marín del Partido Liberación Nacional por sus vehementes intervenciones a propósito de este tema. Me parece, sin embargo, que a doña Andrea le falta información, ya que, por citar solo un caso, a diferencia de lo que ella afirma, la decisión que tomó el ministerio de Salud no implica que los consumidores costarricenses ya no podrán conocer los valores nutricionales de alimentos (La República, 03 de agosto). Es importante recordar que una cosa es etiquetado nutricional y otra, muy diferente, el etiquetado de advertencia como los sellos negros que serán eliminados de algunos productos importados, en el caso que contengan expresiones como “alto” o “exceso”.
Un filósofo alemán dijo alguna vez que la igualdad jurídica consiste, básicamente, en que los ciudadanos puedan relacionarse de tal forma que nadie pueda imponer a otro una obligación jurídica sin someterse él mismo a esa ley. Esto, en otras palabras, significa que no se vale cambiar las reglas del juego para algunas cosas y para otras no.
Creemos en la necesidad urgente de hacer más esfuerzos para mejorar la vida a las personas. Y estamos trabajando para conseguirlo. Pero si vamos a hacer las cosas, hagámoslas bien.