¿Hacia dónde nos dirigimos como sociedad?
Emilio Bruce [email protected] | Viernes 12 julio, 2024
Los problemas vigentes pareciera que no se están enfrentando y menos resolviendo. Las dificultades sufridas se atribuyen al pasado, a gobiernos anteriores, pero en el presente nada se hace por resolverlas. Se critica desde las alturas al TSE, a la Asamblea Legislativa, al Poder Judicial, y a otras instituciones, pero no se ha definido dónde residen sus problemas. Tampoco se han presentado proyectos de ley para resolver las dificultades, omisiones o errores en esas leyes que se han denunciado. Se agita a los ciudadanos con las presuntas imperfecciones de las instituciones, pero ¿dónde se encuentran, en qué consisten? Sin definir estas no es fácil encontrar remedio a las mismas.
Se denuncian un día sí y otro también la corrupción y los delitos cometidos por la clase política, pero no he alcanzado a leer una sola denuncia contra expresidente, exministro, ex presidente ejecutivo o de exdiputado que deba ser encausada por los tribunales de justicia. Estas acusaciones y juicios mediáticos debilitan la confianza ciudadana en la organización del país. Lo cierto es que no hay denuncias judiciales, solo exabruptos que procuran debilitar el principio de la presunción de inocencia. En la Costa Rica de hoy cualquier denunciado en redes sociales, sin pruebas ni formalidades ante la fiscalía es apabullado por enjambres de troles y focas. El principio de la presunción de inocencia que forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos está siendo agredido diariamente y se busca su destrucción para poder acusar a las personas sin el estorbo de pruebas y juicios de estrados.
Casi como un mantra se repite sin más que “hemos sido engañados por 70 años por los corruptos” y claro sin nombres, sin pruebas, sin puntualización y generalizando. En ese mantra de “70 años y corruptos” todo cabe menos la justicia y la legalidad. Pareciera que en ese mantra se insulta a todos los costarricenses porque no vimos el engaño ni la sinvergüenzada por casi un siglo. Pareciera que cuanto se busca es la destrucción del estado de derecho y de los derechos humanos que se opongan a los designios de algunos. Pareciera que no se desea encauzar a nadie sino a todos, pero solamente a través de su desprestigio. No han acabado de entender los políticos que lo que hoy hacen unos podría ser hecho por otros después y ellos ser los blancos de similares agresiones. El poder es efímero y la reelección en Costa Rica no está permitida de manera continua. Así no se construye un país, así se destruye el mismo. ¿Si desordenan el país y caemos en un estado de anarquía quién pondrá luego orden racional y justo?
El estado de legalidad defiende principalmente a los débiles, no a los fuertes. Una vez destruido el estado de legalidad son los débiles los que sufrirán el desamparo, siempre los fuertes se han defendido solos. Aparentemente se busca destruir una clase política hasta sus cimientos y para ello se persigue destruir el estado de legalidad para agredirla sin límites ni consecuencias. En una democracia basta ganar unas elecciones para relegar a esa parte de la clase política sin más violencia.
“Hemos sido engañados por 70 años por los corruptos” …y nadie se dio cuenta, nadie lo denunció, no hay procesos abiertos. Una sociedad y sus líderes que durante 70 años no se dieron cuenta y fueron engañados suena a novela. Pero este tipo de justificaciones son las que les dan argumentos a quienes desean tener algún pretexto para desarrollar esta estrategia. Esto no es más que la exposición de una argumentación social o imaginario para convencer a los costarricenses de sus tesis. ¿Cuántos de esos corruptos altos y notorios están hoy encauzados judicialmente por las autoridades presentes?
¿Por qué no han sido acusados? ¿Porqué no se han presentado proyectos de reforma a las leyes que regulan a toda institución defectuosa? ¿Porque se desea acabar con ellas y no mejorarlas?
¿Para dónde marcha este país? ¿Marcha acaso hacia la destrucción integral de personas y del estado de legalidad? ¿Podremos como sociedad sobrevivir a la destrucción del estado de derecho sin personas que tengan capacidad de reconstruirlo? Saltarnos el ordenamiento jurídico y el estado legal existente no garantiza progreso ni superación de los problemas, garantiza caos y abusos.
Marchamos por sendas llenas de peligro y profundamente preocupantes. Todos esperamos que las instituciones y las leyes resistan este embate. Hay destrucciones que no tienen marcha atrás, que no tienen remedio, que no son susceptibles de devolverse después.
Paz, legalidad, respeto, orden y progreso.
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