Guardianes de la alimentación
Candilejas [email protected] | Viernes 23 junio, 2017
“Ensaladas, frutas, vegetales”, responden los estudiantes Kevin Hernández y Joel Rojas ante la pregunta que les hace “Candilejas” sobre qué es sano comer. “Hay que evitar la comida chatarra”, agrega Heidy Piedra, mientras un puñado de niños se une a la conversación. Quieren contar sus hábitos alimenticios y la importancia que éstos tienen en la salud.
Son estudiantes de segundo y tercer grado de la escuela Miguel de Cervantes Saavedra, ubicada en Hatillo # 3. Una escuela modelo en la educación alimentaria que reciben sus estudiantes.
“La mala nutrición constituye una de las primeras causas de muerte entre la población costarricense, y las mismas pueden prevenirse estableciendo hábitos alimenticios saludables desde edades tempranas y promoviendo un estilo de vida saludable”, dice el Decreto N. 36910-MEP-S, emitido en 2012.
Arriban los proveedores de alimentos mientras conversamos con los estudiantes. La Directora del centro, Patricia Delgado, y la tecnóloga en alimentación, Marielos Rodó, salen a inspeccionar los alimentos recién llegados. Se fijan en la forma, color, olor y tipos de alimentos. No dejan pasar por alto ningún aspecto que influya en la sana alimentación de los estudiantes, de acuerdo con los menús preparados por nutricionistas del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Es la hora del almuerzo. Los estudiantes inician una ordenada fila para lavarse sus manos, “sino podemos enfermarnos”, cuenta la estudiante de segundo grado Ana Salgado. “¿Por qué?”, le preguntamos -con una sonrisa que pareciera decir “te voy a educar”- responde: “diay porque podemos contaminar los alimentos con las bacterias que hay en nuestras manos”, estalla en risas, feliz de compartir su “cátedra”.
Los hábitos alimentarios saludables en las personas menores de edad es “responsabilidad conjunta de la familia y del Estado”, indica el Decreto mencionado.
Para la Directora Patricia Delgado, la cultura alimentaria está cambiando gracias a esta educación que se les da a los estudiantes. Por ejemplo, en algunas ocasiones, cuenta Delgado, ponen resistencia a comer lentejas o vainicas, entonces “durante el recreo colocamos un estand con información nutritiva y la importancia en la salud sobre esos productos, de esta forma al llegar el almuerzo se hace más fácil, una vez comprendido el valor nutricional, que aquella resistencia sea vencida”.
“La feria del frijol me gustó, comí muy rico”, cuenta la estudiante Olga Martínez. Ella se refiere a una feria que la Directora y las 34 maestras del centro hacen cada año sobre un alimento. Se trata de un día en el que se colocan mesas con platillos del producto elegido, todos elaborados voluntariamente por las docentes para educar a la población estudiantil.
Es por eso que la tecnóloga Marielos Rodó, trabaja en la creación del plan “la cucharita de plata”. Se trata de un proyecto que premiaría a los centros educativos públicos que cumplan con todos los requisitos de alimentación sana, adquirir un galardón por el trabajo realizado como reconocimiento a la salud y bienestar de los estudiantes.
“Físca, física, física”, se escuchan gritos al unísono de unos 15 niños. Están pidiendo iniciar la clase de física. “Nos encanta ejercitarnos, nos mantiene con buena salud”, dice Melvin de apenas 9 años. En efecto, la educación física, convergen Delgado y Rodó, es fundamental para la buena salud, acompañada de una alimentación sana.
Se observa a la población estudiantil educada y exigente en términos de una alimentación saludable. Este logro solo es posible con el involucramiento de las familias, “por eso la escuela da charlas gratuitas a los padres y madres”, declara Delgado.
Lo más destacable en este proceso educativo es que los estudiantes hablan y actúan por convicción y no por imposición. Ellos se muestran conscientes y defensores a su derecho por una buena alimentación, una buena salud, lo que sin duda llevará al país hacia una población más sana en esta y las siguientes generaciones.
Carmen Juncos y Ricardo Sossa
Editores jefes y Directores de proyectos
Fotos: Gerson Vargas / La República