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Globalizando la paz

Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 16 abril, 2010



Globalizando la paz

La globalización no se inició con el comercio y los mercados sino con la muerte y el terror. No me cabe la menor duda de que el siglo que acaba de pasar será caracterizado en la crónica histórica como el de las dos grandes guerras calificadas como MUNDIALES; la primera no lo fue tanto, pero la segunda sí lo fue y se convirtió en el acontecimiento más sangriento de la historia de la humanidad. El siglo XX tiene el triste privilegio de haber globalizado el terror y la muerte. Dichosamente, quizás por esta razón el siglo que acabamos de comenzar ha reaccionado y podría convertirse en el de la globalización de la vida.
La batalla por la vida tiene dos aspectos: el del combate a la muerte y el de la promoción de la vida en todas sus manifestaciones. El combate a la muerte comienza por la lucha contra la muerte provocada por el ser humano y su poder destructor, hoy más grande que nunca debido a los avances gigantescos de la ciencia y la tecnología. La forma mas brutal y generalizada de la muerte causada por los hombres es la guerra, sea aquella que se da entre estados y ejércitos regulares, sea aquella que ahora alcanza ribetes espeluznantes y que se desata en la sociedad civil debido a grupos de delincuentes.
La lucha por la vida se da hoy sobre todo cuando la ciencia se pone al servicio de causas humanitarias, o al servicio de la preservación de los recursos naturales y de la conservación de las especies vivientes.
Todas estas formas de lucha contra la muerte y en pro de la vida las denominamos con una sola palabra, que tiene connotaciones de utopía bíblica: PAZ (shalom, eirene). Paz entre los humanos, paz con la Naturaleza. Más aun, la paz constituye actualmente la agenda principal de la política internacional porque se ha convertido en el mayor de los desafíos, tanto para dirigentes políticos y comunidades científicas, como para líderes espirituales y creadores del arte y la cultura.
La lucha globalizada por la paz con la Naturaleza tuvo un mal momento en la Cumbre de Copenhague en razón de sus magros resultados inmediatos, aunque tuvo de positivo el hecho de que suscitara una movilización masiva y ocupara todos los medios de comunicación mundiales; por lo que es de esperar mejores resultados en la próxima cumbre a realizarse en México.
En cuanto a la lucha contra la guerra, actualmente ha comenzado con el intento de las grandes potencias, encabezadas por el presidente Obama, que busca controlar la proliferación de armas nucleares. La firma de acuerdos para el control y disminución de los arsenales nucleares entre los dos países que más de esas armas tienen, Estados Unidos y Rusia, ha sido el primer paso. Ahora el propio Obama convoca, tanto a los otros países que tienen esas armas, como a los que potencialmente podrían adquirirlas a no largo plazo, con el fin de establecer políticas tendientes a controlar los arsenales existentes y a desincentivar a quienes aun no los tienen pero podrían estar tentados en hacerlo.
Se trata de meritorios aunque incipientes pasos de un camino que no tiene retorno. La paz dejó de ser una utopía escatológica y se convirtió en el mayor imperativo de la política. De lo contrario, este siglo podría ser el último de nuestra especie.

Arnoldo Mora

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