Fumar en los tiempos de la influenza
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 27 julio, 2009
Fumar en los tiempos de la influenza
Escéptica como siempre, dudé de la información internacional que a inicios de este año nos aterrorizó con la pandemia del virus AH1N1. No es que creyera la cantidad de tonterías que circulaban en Internet, pero tampoco dimensioné la gravedad del asunto. Incluso —aunque lamenté que la mal llamada fiebre porcina cobrara una primera muerte en nuestro territorio— no me asusté. No pensé que fuera un virus mortal.
Así como —según una célebre Ministra— la percepción que tenemos de la inseguridad supera a la realidad, la percepción que yo tenía sobre la gravedad de la influenza era muy inferior a la realidad. Y esa realidad me ha obligado a rectificar mi percepción del virus y sus consecuencias.
Hemos tenido la suerte —en medio de la desgracia— de contar con una dedicada Ministra de Salud que es especialista en epidemiología. Doña María Luisa tomó medidas rápidas y eficientes desde el inicio de la enfermedad. No solo reforzó la educación para prevenir esta y muchas enfermedades, sino que ha informado a la población de manera rápida, clara, concisa y permanente sobre el desarrollo de la pandemia.
Acertó al suspender las clases y más aún al reiniciarlas hoy: los niños y adolescentes estarán menos expuestos al contagio en las aulas que en los cines —abarrotados por los estrenos de Harry Potter y Los Transformers-— y en el Parque de Diversiones tratando de descubrir la verdad en el templo.
No creí que la señora Avila se atreviera a cancelar la romería del 2 de agosto, aunque era evidente el gran peligro que correrían los feligreses. Afortunadamente contó con el apoyo de la Iglesia, de lo contrario —si tomaba la decisión sola— corría el riesgo de ser linchada.
Con casi una veintena de muertos y un poco menos de 600 casos confirmados, el virus se ha convertido en noticia diaria y conversación obligada.
Si el lunes 4 de mayo este periódico publicó una columna de mi autoría titulada “Precavidos, no en pánico”, en la cual pretendía tranquilizar a los lectores, en estos días he entrado en pánico. Los factores de riesgo que han provocado víctimas mortales son la obesidad, la diabetes, el asma, la drogadicción, la desnutrición y el fumado. Siendo fumadora empecé a leer los periódicos con miedo confirmando más de un fallecido que compartía mi vicio.
A pesar de estar preocupadas por el virus AH1N1, mis hijas le deben a la pandemia dos alegrías: una semana más de vacaciones y el efecto del pánico en mí. Durante meses Manu y Vale han intentado que deje de fumar; lo que no lograron con su insistencia lo consiguió el miedo.
Además de acatar todas las medidas de prevención que el Ministerio de Salud ha recomendado, todos deberíamos tratar de minimizar los riesgos.
Estoy convencida que la mejor razón para dejar el cigarrillo es un embarazo. La pandemia de la influenza también es un excelente motivo para hacerlo. ¡Fuerza a quienes lo intenten que no es fácil!
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