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Lunes, 21 de abril de 2025



NOTA DE TANO


Frase cliché: bebo guaro, pero no soy alcohólico

Gaetano Pandolfo [email protected] | Lunes 21 abril, 2025


Diego Maradona: lo sepultaron las drogas el 25 de noviembre del 2020
Diego Maradona: lo sepultaron las drogas el 25 de noviembre del 2020


Por meterme en lo que no me importa, en la década de los años 90, me ofrecí públicamente y sin que nadie me lo pidiera, a tratar de ayudar con una conversación, a un talento futbolístico nacional, que supuestamente tenía problemas de alcoholismo.

Yo sumaba algunos años de sobriedad y supuse que podía ayudar, con algunos consejos al futbolista.

Obtuve doble respuesta: el agente del jugador me insultó y ofendió verbalmente vía telefónica y el propio futbolista amenazó con agredirme físicamente.

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¡Nadie me tenía de sapo!

Como soy alcohólico y defiendo mi sobriedad cada 24 horas bajo la tutela del programa de Alcohólicos Anónimos, a cuyas reuniones asisto con regularidad y me siento feliz y orgulloso de que gracias a Dios, el próximo 22 de julio cumplo 40 años de no tomar una gota de alcohol y algo conozco de la enfermedad, pocos días antes de la muerte de Diego Maradona, escribí una Nota de Tano, presagiando su lamentable final, por una cadena de errores que en procura de su recuperación cometieron algunas personas cercanas, incluyendo médicos y familiares.

Escribo este corto prólogo, porque recientemente, algunos dirigentes y futbolistas de nuestro entorno, han reconocido públicamente que tienen problemas de alcoholismo, sin manifestarse como alcohólicos.

¡Yo bebo guaro, pero no soy alcohólico!

Claro: millones de personas beben guaro y no son alcohólicas. Beben, sin problemas.

Gobiernan la bebida y no la bebida los gobierna a ellos, para explicarlo fácilmente.

Pero, cuando está comprobado hasta públicamente, qué por ingerir alcohol (sin importar la cantidad), estos deportistas han tenido serios problemas en sus carreras profesionales y familiares por ese consumo descontrolado, entonces califican como enfermos alcohólicos y no deberían sentirse estigmatizados o sentir vergüenza para manifestarlo.

¡Cómo cuesta en el mundo del deporte escuchar a un dirigente, técnico o jugador reconocer que es alcohólico, que tiene problemas con su manera de tomar y qué entró al programa de Alcohólicos Anónimos en procura de ayuda para buscar su recuperación!

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Hablan con mil rodeos, le dan vueltas al asunto, reconocen que beben guaro, que tienen problemas, invocan a Dios, pero les da vergüenza mencionar a los AA y menos decir que están asistiendo a reuniones del programa.

Como decimos jocosamente los “compas”, al rato prefieren seguir como borrachos públicos, en lugar de ser alcohólicos anónimos.

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