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Fórmula presidencial de José María Figueres le cierra la puerta al aborto libre

Esteban Arrieta [email protected] | Jueves 23 septiembre, 2021 05:33 p. m.


Laura Arguedas, candidata a la segunda vicepresidencia, confirmó que no se impulsará el aborto libre. Cortesía/La República.
Laura Arguedas, candidata a la segunda vicepresidencia, confirmó que no se impulsará el aborto libre. Cortesía/La República.


De llegar a la presidencia de la República, José María Figueres no ampliaría el derecho al aborto libre.

Al presentar hoy a sus dos vicepresidencias, Laura Arguedas, candidata a la segunda vicepresidencia, manifestó que no habrá ningún cambio a la ley que ya faculta el aborto terapéutico.

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“El aborto ya tiene una legislación para aborto terapéutico, por lo que considero que se trata de una discusión cerrada, lo que existe en legislación es lo que hay”, dijo Arguedas.

Posteriormente, la experta en materia de derechos humanos y exfuncionaria de la Defensoría de los Habitantes, manifestó que no apoya el aborto libre, cuando los periodistas le repreguntaron.

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Una politóloga experta en materia de derechos humanos y un economista con amplia experiencia en materia laboral, fueron las fichas que escogió Figueres, aspirante de Liberación Nacional, para que le acompañen en su fórmula presidencial.

El otro aspirante a la vicepresidencia es Álvaro Ramírez, economista ligado a la OIT.

Garantizar un aborto legal, gratuito y seguro es lo que pretenden varios grupos femenistas como el Movimiento Aborto Legal Costa Rica, quien inició una campaña de recolección de firmas para impulsar esta idea.

Y es que el aborto terapéutico que hoy está despenalizado en Costa Rica, es insuficiente para garantizar los derechos de las mujeres.

Por un lado, ni la norma técnica, ni el reglamento incluyen lo referente a las violaciones o incestos, ni tampoco especifican qué pasaría en caso de afectación de salud mental.

Por otra parte, el procedimiento no está garantizado aún en casos de incompatibilidad de la vida del feto fuera del vientre, ya que la decisión final depende de la opinión de un panel de tres médicos y no de la madre, quien podría ser obligada a gestar un niño que morirá al nacer.

A ello, habría que sumar barreras sociales, culturales y hasta de acceso al sistema de salud.



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