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Facebook

Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Domingo 13 diciembre, 2009



ELOGIOS
Facebook

Quien no ha oído hablar de Facebook vive en la galaxia más lejana y créame que son muchos pero no los jóvenes. Como otros tantos sitios de Internet es una red social gratuita (MySpace, Second Life, Asmallworld, Bebo o LinkedIn, entre otras) solo que Facebook es un sitio web gratuito de redes sociales creado por Mark Zuckerberg quien tiene asegurado el futuro para muchas vidas.
Originalmente era un sitio para estudiantes de la Universidad de Harvard, pero actualmente está abierto a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico y los usuarios ya llegan a 300 millones y siguen creciendo, mientras se extiende a 70 idiomas.
Los jóvenes son la inmensa mayoría y los viejos tienen dos caminos: rechazarlo de plano porque es una pendejada o pedirles a los adolescentes y jóvenes que los incluyan y sean sus amigos, es decir o se está en Facebook o bien se está fuera del mundo. Y no me refiero a la red en sí, aparecerán otras.
No se enfade, los cambios continúan y las ideologías se hacen pedazos contra el muro. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y rocos no dejan de ingresar y arman su perfil, colocan su fotografía y amplían sus grupos de amigos que en muchos casos no son tales pero como uno sabe, debe tener 500 conocidos en sus primeros 50 años de vida para que después le queden cinco para el resto.
Para las próximas elecciones ya aparecieron Rolando Araya y Fishman en Facebook, el resto brilla por su ausencia. Hasta ahora no ha sido sencillo publicitarse y pese a la inmensa segmentación que uno puede escoger y con muy bajos precios por millar, los resultados no se ven porque el medio es tan solo un recordatorio de existencia. En realidad, no vende.
Los políticos no logran aceptar que el marketing es de segmentaciones, de tal modo que Facebook sirve para decir “aún estoy vivo” y no para crear opinión, porque ya no se crea opinión: con dos promesas banales basta.
Mi hija Mariale, preocupada por mi imagen me incluyó hace menos de un mes, porque entiende que los que tenemos que ver con algo vamos perdiendo vigencia si no estamos en la Web y debo confesar que mis mejores clientes se encuentran en geriátricos o se han fugado del paisaje, muchas veces sin aviso: descansan en Jardines de la Rememoración.
Mientras tanto, el mundo sigue cambiando y crecen los chicos y chicas que desean darse a conocer, mostrar sus fotos, sus logros, sus fiestas, sus amigos, sus romances y sus mensajes esotéricos. Es también la autoestima que en este estúpido mundo de fama, dinero y banalidad nos empieza a definir a la búsqueda de la aceptación de los otros y la popularidad entre nuestros iguales.
Duele, pero es un camino de respeto mutuo y debo confesar que en un mes encontré tantos viejos amigos en diversidad de países que es como si uno volviera a vivir. También me han invadido contándome los graves peligros que origina para los secuestrables, como ya ha ocurrido, pero debo advertir que en 300 millones puede pasar cualquier cosa: desde el desborde de los que tienen mucho que mostrar y decir y no solo tonterías, de todos modos es un excepcional espejo donde se refleja la sociedad actual en su diversidad de edades.
Dígales a sus chicos que no cuenten cómo viven ni qué es lo que tienen y ni siquiera qué van a hacer porque siempre es un riesgo: que aprendan que un martillo sirve para construir, para fijar un clavo, para magullarse un dedo si uno es un chambón y también para matar. La culpa no es nunca del martillo sino del uso que le damos.

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