Ética en la empresa
Carlos Araya Guillén [email protected] | Jueves 23 marzo, 2023
Dr. Carlos Araya Guillén
Exdiputado
En la actualidad los filósofos definen a la disciplina ética como la ciencia normativa de la conducta humana según principios últimos y racionales. Una definición muy utilzada por el padre de la ética en Costa Rica el Dr. Víctor Brenes Jiménez (mi profesor de moral), fue Catedrático de la UCR y Exministro de Educación Pública.
Tal definición aclara conceptos (metaética), principios del deber ser (deotología) y valores morales (axiología) e introduce a la ética en el campo del quehacer científico. Asimismo, posibilita el diálogo y la discusión entre la teoría y la práctica, no solo para sustentar y promover el saber moral, sino también el mejoramiento de la sociedad civil en sus distintas organizaciones.
Como ciencia práctica de carácter filosófico, la ética, está inserta en la actividad empresarial para fortalecer las relaciones laborales, el respeto, la honradez en los negocios, la salud mental, y la nobleza comunitaria de los trabajadores, gerentes, supervisores y otras autoridades ejecutivas.
Además, su presencia es significativa en los negocios públicos y privados, en las responsabilidades industriales, agropecuarias, la comunicación colectiva, el desarrollo tecnológico, la educación y, de manera especial, en la vivencia familiar y personal.
Por su autonomía la ética, posee características específicas que se manifiestan como deberes de conciencia, el deber ser, en la tarea de enfrentar con rectitud los disvalores que dañan a una empresa, en procura, de la integridad de la organización.
La moral humaniza la empresa, desarrolla su sensibilidad social, favorece la interacción solidaria, promueve la sana competencia en sus acciones y la confianza de un buen trabajo en equipo y la cohesión grupal. La motivación moral de los trabajadores está directamente vinculada a la productividad y el buen funcionamiento cotidiano de la empresa.
La ética implica una justa valoración de cada uno de los empleados, de sus esfuerzos, de su lealtad, de su conducta, de su desempeño y de la toma de sus decisiones y de su compromiso con la maximización de la rentabilidad.
Bien dice la doctora Adela Cortina , reconocida filósofa española y de autoridad universal en el campo de la ética empresarial, a quien tuve la oportunidad de conocer, que “la virtud suprema de la ética es el respeto activo de la dignidad humana que asume una empresa en sus metas y objetivos”. Cierto. Conviene, entonces, convertir la ética empresarial en un camino de esperanza, gratitud, éxito y realización personal.