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¿Estamos representados en esta democracia?

Carlos Denton [email protected] | Miércoles 15 agosto, 2018


¿Estamos representados en esta democracia?

En una democracia como la costarricense el gobierno pertenece al pueblo. Como somos muchos (casi 5 millones), elegimos otros ciudadanos para que nos representen en la toma de decisiones sobre temas importantes y especialmente en el manejo y control del gobierno.

Sim embargo poco a poco se ha “independizado” el gobierno y a la vez parece “servir menos” a los intereses de todos los habitantes. Por ejemplo, ya hay una institución que opera fuera del control de la Asamblea Legislativa; la Caja Costarricense de Seguro Social. Su nuevo presidente, Ramón Macaya, anunció antes de asumir el puesto que habrá que subir las cuotas para cubrir las necesidades del IVM y el seguro de salud. Este es un impuesto que puede aprobar la Caja sin necesidad de consultar a nadie. Tampoco se le puede obligar a prestar mejores servicios o a reducir sus gastos.

Las instituciones de la burocracia nacional tienen mucho poder y es difícil que un grupo de diputados las penetre. En la Asamblea Legislativa pasada un grupo de diputados trabajó incontables horas exhibiendo el “cementazo” que tocó varias instituciones estatales incluyendo un banco, varios ministerios, la presidencia y ciertos componentes del sistema judicial. Ahorita hay un par de presos, pero la gran mayoría de los que participaron en esa “danza de millones” siguen su vida sin ninguna preocupación. Este es un caso grande y muy sonado en los medios nacionales.

Imaginar el ciudadano que no logra que la Caja atiende su enfermedad de corazón, los papás que discrepan de la enseñanza sexual que ofrecen en los colegios públicos, la mujer que fue mal tratada o denigrada cuando hizo visita conyugal en una cárcel, o el pulpero que ha sido robado más de cinco veces por maleantes portando armas y amenazando su vida. ¿Quién los ayuda o representa?

La Constitución Política, que incluye el referendo como mecanismo de control ciudadano específicamente excluye temas de presupuesto y de impuestos como algo que se puede consultar. En países más democráticos se incluyen y los políticos tienen que ir a rogar al pueblo para cobrar más impuestos. ¡Aquí estamos en manos de los políticos y los burócratas!

En Costa Rica llega el gobierno de turno para decir que no puede reducir gastos (el gobierno de Luis Guillermo Solís aumentó lo que se gasta en un 30%) y que necesita más dinero.

Lo malo de la reforma fiscal que propone el gobierno actual es que no producirá más dinero para construir carreteras, dotar a Guanacaste con agua potable, reparar escuelas, comprar trenes, contratar más policías, construir una cárcel moderna que pudiera promover la rehabilitación de los privados de libertad, o limpiar los ríos (ahora cloacas) de la Meseta Central. Mucho del dinero irá a pagar gastos de gobiernos previos que tampoco tuvieron obras, pero sí crearon muchas “botellas.”

Cuando se habla con los ciudadanos están inquietos. Cuando le pregunté a un político sobre esto me contestó “los ticos siempre se quejan de todo; es su pasatiempo”.

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