¿Espíritu emprendedor?
Oxana Mena [email protected] | Jueves 20 julio, 2017
¿Qué es un emprendedor? y ¿por qué se habla del espíritu emprendedor? Un emprendedor es aquella persona que no se queda quieta, que no se conforma con el común denominador que dicta que nacimos para ser un trabajador más (empleado), y que sabe de la existencia de riesgos y los asume.
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Sin embargo, el serlo no es sólo soñar y tener impulso, es llevar a cabo un sinfín de horas de trabajo en planeamiento, desarrollo de ideas y maximización de recursos.
Por otra parte el espíritu emprendedor es el motor para continuar con su idea o negocio, ya sea lucrativo, de aporte social, una “startup” tecnológica, una pyme tradicional, una microempresa artesanal, entre otros.
Podríamos decir que el impulso que mantiene al emprendedor en movimiento desde los preámbulos a emprender y el estado continuo que tiene el emprendedor pionero en innovación, es sin duda el espíritu emprendedor.
Ante ello surgen interrogantes como: ¿qué determina que yo sea un emprendedor?, y ¿cómo sé que tengo el espíritu emprendedor en mí? Para ser emprendedor no basta con decir “quisiera hacer algo”, no basta con tener la intención de generar trabajo a otros o crear un impacto positivo en mi entorno.
Definitivamente no es suficiente el pensarlo, sabremos si somos emprendedores si actuamos, pues para ser emprendedor se requiere emprender; y emprender es actuar. Si actuamos lo haremos con espíritu emprendedor cuando sea con determinación, creatividad, poniendo un sello propio de innovación y valor agregado con la generación y mejoramientos de ideas.
Pese a todo lo dicho, es preciso resaltar que tener “la espinita de querer hacer algo”, es el principio del espíritu emprendedor. Ahí comienza el encaminarse a la acción, a la creación de un producto mínimo viable, de la estructuración del modelo de negocios, la identificación de una propuesta de valor, el segmento de clientes, estructura de costos y flujo de ingresos, así como la solución a una necesidad del mercado.
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Ahora bien, será cierto aquello que dicen que “sólo uno de cada diez tiene espíritu emprendedor”; o que “todo se puede contagiar, pero ser emprendedor no funciona así”. Diríamos que no, el espíritu emprendedor puede fomentarse y de hecho la ausencia de la preparación en esta área es una falencia en el desarrollo de habilidades blandas, liderazgo y empoderamiento de los jóvenes.
Finalmente debemos reconocer que no es fácil dar inicio, ejecutar y desarrollar un proyecto que usualmente consta de riesgos ya sea económicos, de aceptación social, legal u otros.
Aun así el emprendedor afronta con valentía y confianza estos retos y contagia cada vez más la visión de una Costa Rica quijotesca que hace los sueños realidad. Sin duda no hay peor decisión que no haberlo intentado. Por esto la recomendación es que no dejen de cultivar el espíritu emprendedor, fomenten la presencia de este todo lo que puedan y dejen que florezca, ya que los llevará a la acción y a la superación de cualquier obstáculo y sea cual sea el resultado, será mucho mejor que no haber emprendido.
Oxana Mena Calderón
Coordinadora de Proyectos
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