Espionaje: la ruta PAC para manipular y engañar

La Unidad Presidencial de Análisis de Datos que el presidente Alvarado y el PAC crearon y luego derogaron tras una intensa oposición de muchísimos sectores de la sociedad civil, no es más que una agencia de espionaje que no se corresponde con las tradiciones democráticas, pacifistas y de respeto a los derechos humanos que caracterizan al pueblo costarricense, que nos distinguen históricamente de otras naciones en el orbe.

Esta nefasta iniciativa solo logró aumentar la desconfianza en el gobierno –ya erosionada por su errática política económica y su persistente sesgo ideológico- y restó más credibilidad a Carlos Alvarado, quien por más de año y medio mantuvo en las sombras a un grupo investigativo que analizó los datos sensibles de todos los costarricenses.

El que será tristemente conocido como el “PACGate”, es solo otro instrumento para mentir, manipular y engañar. Es falso que la agencia sea una herramienta para tomar decisiones que corresponden al ámbito de políticas públicas, para eso ya existen instituciones que tienen esa responsabilidad, el personal y el presupuesto para analizar datos que radiografían al país y le ayudan al gobierno a orientar sus esfuerzos.

En segundo lugar, la creación de estas políticas no tiene que ver con a qué iglesia asistimos los costarricenses, cuáles son nuestras preferencias sexuales, dónde comemos o cuál carro tenemos, y menos si esta conducta ha tenido que ver con los resultados de las elecciones. No es cierto que un omnipresente Carlos Alvarado sea el que decida, con base en la información sensible del pueblo, dónde construir una escuela, dónde hace falta un acueducto o cuál calle reparar.

El presidente y sus ministros violaron la Constitución y nuestros derechos cuando decidieron hurgar en las vidas de todos los costarricenses y obtener datos personales de todos. Cuando ingresamos a las redes sociales aceptamos sus términos y sabemos a qué nos atenemos, pero Casa Presidencial nunca nos pidió autorización para recopilar, analizar y utilizar nuestra información privada.

El secretismo con que se manejó esta agencia es inconcebible y propio de regímenes totalitarios. El presidente y sus ministros dicen que en los siguientes días después de la publicación del decreto iban a dar a conocer la agencia y sus funciones -casi dos años después que empezó a funcionar- y que ahora, tras derogar el decreto, van a abrir un espacio al diálogo. Ese diálogo debió efectuarse antes, no ahora porque se descubrió su malvado plan.

Carlos Alvarado, sus ministros y el PAC tienen que explicarnos por qué se firmó el decreto que creó esta agencia en octubre, pero se publicó hasta hace unos días, cuando en otros casos ha sido tan expeditos. En esta ocasión, han sido los medios de comunicación quienes nos explicaron a los costarricenses sus alcances.

Sentarse a conversar sobre esta unidad de datos es muy difícil ahora, especialmente dada la falta de transparencia del presidente. ¿O acaso cree Alvarado que nos vamos a tragar el cuento de que la agencia opera solo con dos funcionarios? No ha explicado aun de dónde sacó la plata para las planillas y los equipos, quiénes más están involucrados y cuál es el papel de Diego Fernández.

Y peor aun, ¿la habrán cerrado o solo la mudaron?

Si el presidente cree que con derogar el decreto se acabó la discusión, está equivocado. La unidad de datos debe desaparecer para siempre, así como debe terminar la política PAC de empobrecer a la población, su plan de desmantelar al empresario e investigar a todo aquel que piense distinto.

El presidente y el PAC tienen que entender que deben cambiar de rumbo. Ya todos nos dimos dado cuenta que quieren llevar al país por los senderos chavistas que tanto daño le han hecho a Venezuela y a otras naciones; deben saber que los costarricenses no vamos a permitir que eso suceda y que nuestro amor por Costa Rica no se vende ni se negocia.

Sepa que no tenemos tolerancia al espionaje PAC.

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República