Esfuerzos de países subdesarrollados en la producción de vacunas anticovid-19
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Martes 06 abril, 2021
Se nos ha dicho con insistencia que, ya desde finales del siglo XX hemos entrado en la era de la “globalización”. Hoy se nos pregona que todo es planetario, algunos hablan de “la aldea global”; la interrelación entre los países a primera vista parece rotunda, hasta el punto de que: “El vuelo de una mariposa en Oriente puede ocasionar una tormenta en Occidente”. Originalmente la frase está referida a la “Teoría del Caos”, pero se ha querido extrapolar al fenómeno de la “globalización”. Veremos que aplicada a la globalización la frase deviene, cuando menos, parcialmente falsa.
En la globalización, ciertamente los grandes negocios estarán mejor asegurados para las personas del mundo empresarial, gracias a las herramientas y plataformas tecnológicas, con mayor certeza y prontitud que nunca en la historia de la humanidad. En este caso, el vuelo de la mariposa surtió sus efectos haciendo que el movimiento de sus alas, efectivamente, reverberara en occidente, tan rápido como viajan las ondas sonoras.
Me temo que, la alegoría de la mariposa comienza a partir de este punto a resquebrajarse perdiendo su poder explicativo, debido a que hoy, el mundo se ve plagado de desigualdades nunca vistas entre países ricos y pobres en lo concerniente a la capacidad de innovación tecnológica, en lo tocante a los recursos financieros, o en punto al poderío militar, para citar solo estos tres ejemplos paradigmáticos.
En la distribución de las vacunas contra la COVID-19, insisto una vez más, solamente 10 países de los más ricos del mundo acaparan el 75% de la vacunación, en tanto que 130 naciones pobres no han recibido ni una dosis. Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, se lamentó durante la sesión del Consejo de Seguridad. Dijo: “…hasta este momento el progreso en la vacunación ha sido tremendamente desigual e injusto.” (21 de febrero del 2021). Después de conocer estos datos ¿podemos seguir hablando sin sonrojo, de la Aldea Global? En realidad, hay dos mundos (si no más), escindidos y contrapuestos.
Espero que coincidan conmigo en que, bajo estas condiciones, es digno de resaltar, que algunos países pobres estén logrando producir vacunas para combatir la cruel pandemia. Cuesta creerlo, dadas las dificultades científicas y tecnológicas que la producción de la vacuna entraña. Más difícil de asimilar aún es que, algunos de estos países que están produciendo “candidatas” (como se les denomina a las vacunas que aún están en fase de prueba), hayan mostrado disposición - una vez superados los umbrales exigidos para mostrar la eficacia e idoneidad de sus vacunas en poblaciones determinadas- a brindarlas a terceros países que no las poseen, cuando concluya la vacunación de su propia población.
Caso Cuba: Es el país pobre que va más adelante en su experimentación. Un papel clave lo han desempeñado el Instituto Finlay de la Habana y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnológica (CIGB).
El Instituto Finlay fue fundado en 1991; su fortaleza radica en la producción de vacunas de origen bacteriano. Ha sido muy exitoso en la producción de no menos de doce vacunas, comenzando por la vacuna antimeningocócida BC, la cual protege activamente contra la meningitis causada por los serogrupos B y C de Neisseria meningitidis en niños de tres años en adelante y adultos en riesgo de contraer la enfermedad. Cuba cuenta con al menos cinco posibles inmunógenos; digo “posibles”, pues sus vacunas todavía están en período de experimentación; una de ellas, la “Soberana 02” ya se encuentra en fase III; esto implica experimentos de vacunación con grandes poblaciones humanas. El 31 de marzo concluyó la aplicación de la primera dosis en La Habana a 44.010 personas voluntarias entre 19 y 80 años. Hace falta inyectar la segunda dosis a ese mismo grupo para que “Soberana 02” deje de ser “candidata” y se convierta en vacuna con “patente de corso” para ser usada en cualquier país, contando con los estándares de calidad y eficacia requeridos.
Por su parte el CIGB inscribió dos candidatas vacunales contra coronavirus: Mambisa y Abdala; este último principia la fase II de experimentación en Santiago de Cuba; mientras Mambisa comienza con la fase I. El 3 de noviembre del 2020, La Organización Mundial de la Salud (OMS), incluye a “Soberana 02” en el listado mundial de vacunas antiCovid-19, una proeza. Algo, de lo más sorprendente en este mundo a veces tan brutal, es que Cuba ya envió desde principios de marzo 100.000 dosis de vacunas “Soberana 02” a Irán, fruto de un convenio firmado en enero del 2021, con el objeto de que se realizara otra experimentación en fase III en esta nación. Además, se celebran conversaciones de colaboración con México y Viet-Nam. Las autoridades de salud creen que Cuba contará en el segundo semestre del 2021 con 100 millones de dosis de “Soberana 02”; suficientes para vacunar a toda su población y “suministrarlas a otros países amigos”, dijo el presidente del grupo estatal BioCubaFarma, Eduardo Martínez. (DW, TV en vivo, 17.03.2021).
Caso Brasil: El caso de Brasil es emblemático también, pero un poco diferente a Cuba, porque las autoridades de salud de Sao Paulo, donde se fabrica la primera vacuna del país, no cuentan con el respaldo del presidente de la nación, Jair Bolsonaro. La vacuna se llama Butanvac y la produce el Instituto estatal Butantán, bajo el auspicio del gobernador de Sao Paulo, Joao Doria. El Instituto Butantán tiene 120 años de existencia y se ha convertido en el mayor productor de vacunas del hemisferio sur, como lo planteó Doria. En clara muestra de capacidad productiva, “el Butantán”, además desarrolla y envasa la vacuna “Coronavac” proveniente del laboratorio de China Sinovac. En este caso, Brasil tiene que importar el “principio activo” de China. Actualmente, es esta vacuna la que se ha suministrado al 90% de las personas que han sido vacunadas. “El diez por ciento restante -nos informa Doria- es con el inmunizante de la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca y la universidad británica de Oxford.” (DW, TV en vivo, 26.03.2021).
En un artículo de AFP, publicado en Costa Rica el 27 de marzo en La Nación, leí consternado que: “La carrera por la primera vacuna 100% brasileña arrancó este viernes (26 de marzo) con fondo de rivalidad política entre el ejecutivo de Jair Bolsonaro y el gobernador de Sao Paulo, uno de los principales adversarios del mandatario de ultraderecha, que presentaron sendos proyectos de inmunizantes con pocas horas de diferencia.” En el caso del gobernador se trata de la Butanvac, cuyos resultados habían sido excelentes en las pruebas “preclínicas”. Los ensayos clínicos se realizarían en abril. Tienen la expectativa de producir 40 millones de dosis a partir de mayo y empezar a aplicarlas en julio. Sería un “record” virtuoso.
La ButanVac, ha dicho el gobernador Doria “es la respuesta a quienes niegan la ciencia y niegan la vida”, en clara alusión a Bolsonaro, puesto que este se había opuesto a medidas de carácter preventivo contra la pandemia, como el uso de mascarillas, y se pronunció contra las vacunas, en particular contra la Butantán, que en octubre del 2020 se negó a comprar (AFP para La Nación.27.03.2021).
Otros países de América Latina que tienen en perspectiva producir una vacuna contra el coronavirus son: México, según lo dicho por Jorge Alcocer Varela, tras expresar que antes de que termine este año “el país podría contar con una vacuna desarrollada por científicos mexicanos.” (Rodríguez, Margarita. BBC News Mundo.30.03.2021). Se pueden consultar los experimentos de la bioquímica e inmunóloga Edda Sciutto, y de Gladis Fragoso pertenecientes al Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En México, las pruebas están aún en fase preclínica, experimentando con animales.
Otro experimento, en fase preclínica se lleva a cabo en la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina. Hemos consultado declaraciones de Juliana Cassataro investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en cuyo seno se identificaron dos fórmulas de vacuna que inducen anticuerpos neutralizantes del virus y respuesta de las células “T”. Pueden consultarse también los investigadores de la región de la Plata, Guillermo Docena y Omar Azzaroni.
Otros casos un poco más rezagados pues están en fases preclínicas, son: el del Instituto Milenio de Inmunología, de la Pontificia Universidad Católica de Chile; en Ecuador, destaca la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL). En este caso, el investigador Washington Cárdenas analiza la secuencia genética del virus. Por último, la OMS contiene en su lista el trabajo de Farvet, que es una compañía farmacológica veterinaria en el Perú, quienes buscan desarrollar una aplicación para administrar la vacuna en las fosas nasales.
Frente a la enorme muestra de egoísmo por parte de los países desarrollados, que concentran para sí las vacunas, sin tomar en cuenta las necesidades de los más pobres de la tierra, ha comenzado a producirse la respuesta de los países pobres que, no obstante, prodigiosamente comienzan a producir la vacuna, en no pocos casos dando muestras de colaboración entre ellos. Es un imperativo ético de todos nosotros apoyar esos esfuerzos y presionar a los gobiernos de los países pobres a unirse frente al egoísmo y la voracidad.